La tribu del Amazonas que esconde el secreto para retrasar el envejecimiento
Un grupo de investigadores descubrió que los indígenas tsimane envejecen de una manera muy particular
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Un equipo de investigadores descubrió que los indígenas tsimane, habitantes del Amazonas boliviano, experimentan menos atrofia cerebral que los ciudadanos norteamericanos y europeos. Sus volúmenes cerebrales disminuyen con la edad un 70% más lento que en las poblaciones occidentales.
En el estudio publicado en la revista científica Journal of Gerontology, los expertos hallaron que, a pesar de que los habitantes de las naciones industrializadas tienen un mejor acceso a la atención médica moderna, son más sedentarios y llevan una dieta más rica en grasas saturadas. En cambio, los tsimane, quienes carecen de llegada a los cuidados terapéuticos, son muy activos físicamente y consumen una dieta más rica en fibra que incluye verduras, pescado y carne magra.
“Los tsimane nos proporcionaron un experimento natural asombroso sobre los efectos perjudiciales en nuestra salud de los estilos de vida modernos”, aseguró Andrei Irimia, profesor en la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California y autor principal del estudio.
“Estos hallazgos sugieren que la atrofia cerebral puede reducirse de forma sustancial por los mismos factores de estilo de vida asociados con un riesgo muy bajo de enfermedad cardíaca”, indicó Irimia.
Los investigadores estudiaron los cerebros de 746 individuos adultos de la tribu tsimane, de entre 40 y 94 años, mediante tomografías computarizadas. Para ello, tuvieron que trasladar a los indígenas desde sus remotas aldeas hasta la ciudad más cercana, llamada Trinidad, en un viaje que duró hasta dos días completos a través de ríos y carreteras.
Los escaneos cerebrales ayudaron a los científicos a calcular los volúmenes de materia gris, que luego asociaron con cada una de las edades de los tsimane. Y a continuación, compararon estos resultados con los estudios de las poblaciones industrializadas de Estados Unidos y Europa.
De esta manera, los científicos encontraron que la diferencia en los volúmenes cerebrales entre la mediana edad y la vejez era un 70% menor en los tsimane que en las poblaciones occidentales. Esto sugiere que los cerebros de los indígenas experimentan mucha menos atrofia que los cerebros de los occidentales a medida que envejecen. Esta atrofia se relaciona con el riesgo de deterioro cognitivo y funcional, y también con la demencia.
En el estudio, los investigadores señalaron que estos indígenas poseen altos niveles de inflamación, que en los occidentales están asociados con la atrofia cerebral. Pero la investigación sugirió que esta alta inflamación no tiene un efecto pronunciado sobre los cerebros de tsimane.
Según los expertos, los bajos riesgos cardiovasculares de los tsimane pueden compensar su riesgo inflamatorio provocado por las infecciones, lo que genera nuevos interrogantes sobre las causas de la demencia. La razón más aceptable para los investigadores es que, en los cerebros de los occidentales, la inflamación está asociada con la obesidad y con causas metabólicas. Mientras que en los tsimane, está impulsada por infecciones respiratorias, gastrointestinales y parasitarias.
Las enfermedades infecciosas son la principal causa de muerte entre los indígenas. “Nuestro estilo de vida sedentario y una dieta más rica en azúcares y grasas pueden estar acelerando la pérdida del tejido cerebral con la edad y haciéndonos más vulnerables a enfermedades como el Alzheimer”, aseguró Hillard Kaplan, profesor de la Universidad de Chapman y coautor del estudio.
Los indígenas tsimane captaron la atención de los científicos y del mundo, cuando un estudio anterior descubrió que tenían corazones extraordinariamente sanos en la vejez. Ese estudio publicado en 2017, detalló cómo los tsimane tienen la prevalencia más baja de aterosclerosis coronaria de cualquier población conocida por la ciencia y que tienen pocos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. La prevalencia es la proporción de personas que sufren una enfermedad con respecto al total de la población en estudio.
Es muy probable que esta muy baja tasa de enfermedades cardíacas entre los alrededor de 16.000 tsimanes, esté relacionada con su estilo de vida de subsistencia preindustrial de caza, recolección, pesca y agricultura.
“Este estudio demuestra que los tsimane se destacan no solo en términos de salud cardíaca sino también en términos de salud mental. Los hallazgos sugieren que existen amplias oportunidades de intervención para mejorar la salud cerebral, incluso en poblaciones con altos niveles de inflamación”, concluyó Kaplan.