La NASA detectó “extrañas ondas solares” en el borde del Sistema Solar
Se trata de un descubrimiento en el punto límite que alcanza el Sol mediante su viento solar y se fusiona con el espacio interestelar, la heliopausa
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La NASA informó que se detectaron extrañas ondas solares en el límite del Sistema Solar. Los datos fueron analizados por las sondas interestelares Voyager 1 y 2 y el satélite IBEX, las cuales revelaron estas estructuras onduladas en esa parte del espacio. Las mismas fueron localizadas entre el choque de terminación y la heliopausa, la zona que marca el fin del Sistema Solar y el comienzo del espacio interestelar.
Anteriormente los mapas reconstruidos de la estructura de la heliosfera se basan en medidas hechas a gran escala que tenían en cuenta la evolución de la presión del viento solar y las emisiones energéticas de átomos neutros. Sin embargo, en 2014, hubo un periodo de seis meses en el que la presión dinámica del viento solar aumentó aproximadamente un 50 por ciento y permitió realizar un mejor mapeo.
Fue así que un equipo de científicos dirigido por el astrofísico Eric Zirnstein de la Universidad de Princeton utilizó ese evento de menor escala para realizar una toma instantánea con más detalle de la forma en que se fusionan y colisionan la terminación con la heliopausa: allí encontraron enormes ondas, en la escala de decenas de unidades astronómicas (una unidad astronómica es la distancia media entre la Tierra y el Sol). La investigación se publicó en la revista Nature Astronomy.
Los resultados obtenidos por la investigación reflejaron que sí es posible obtener una imagen detallada de los límites del Sistema Solar y saber cómo es que cambia con el paso del tiempo.
¿Para qué sirve esta información?
Permite a los científicos comprender de una mejor forma una de las regiones del espacio conocida como heliopausa, que sale del Sol y protege a los planetas de nuestro Sistema Solar de la radiación cósmica. Se trata del límete al que llega el viento solar, un flujo supersónico constante de plasma ionizado, que es una de las formas en las que el Sol afecta a todo lo que lo rodea. Este explota más allá de los planetas y el Cinturón de Kuiper, y finalmente se desvanece en el gran vacío entre las estrellas.
En la heliopausa, una onda reflejada viaja de regreso, chocando con el flujo de plasma cargado que aún ingresa detrás del frente de presión, creando una tormenta de átomos neutrales energéticos que llena la heliovaina interna cuando la onda reflejada regresa al choque de terminación. Las mediciones del equipo también muestran un cambio bastante significativo en la distancia a la heliopausa. La Voyager 1 cruzó la heliopausa en 2012 a una distancia de 122 unidades astronómicas.
En 2016, el equipo midió que la distancia a la heliopausa en dirección a la Voyager 1 era de unas 131 unidades astronómicas; en ese momento, la sonda estaba a 136 unidades astronómicas del sol, todavía en el espacio interestelar, pero con una heliosfera hinchada detrás.
La medición del equipo a la heliopausa en la dirección de la Voyager 2 en 2015 es un poco más complicada: 103 unidades astronómicas, con un margen de error de 8 unidades astronómicas a cada lado. En ese momento, la Voyager 2 estaba a 109 unidades astronómicas del Sol, que todavía está dentro del margen de error. No cruzó la heliopausa hasta 2018, a una distancia de 119 unidades astronómicas.
Con información de EuropaPress