Vacuna de Rusia contra el coronavirus: la historia del Sputnik, el satélite que mantiene vivo el orgullo ruso
En agosto, tras el anuncio del gobierno ruso sobre la creación de una vacuna contra el coronavirus, se supo que el nombre elegido para el descubrimiento científico, que podría servir para combatir la pandemia, es Sputnik V, y alude a la primera conquista espacial alcanzada por aquel país.
"Por primera vez en el mundo, se ha registrado la primera vacuna contra el coronavirus", anticipó en agosto el presidente ruso Vladimir Putin y aseguró que la eficacia del descubrimiento está garantizada, pese a no haber superado la cantidad de pruebas necesarias para considerarla como la solución definitiva a la pandemia.
El nombre con el que se registró al nuevo fármaco, Sputnik V, remonta a la época dorada de a las exploraciones espaciales soviéticas.
El 4 de octubre de 1957 se lanzó el Sputnik 1, el primer satélite artificial en la carrera espacial que ubicó a la Unión Soviética como pionera en ese rubro. Aquella construcción medía 58 centímetros de diámetro, pesaba 84 kilos, llevaba cuatro antenas y viajaba a 29.000 kilómetros por hora.
El nombre del dispositivo espacial no encerraba mayores secretos: Sputnik significa satélite, en ruso; y en estos días vuelve a mencionarse, aunque en un contexto muy diferente al de la conquista espacial.
A los tres meses de su lanzamiento el Sputnik 1 regresó a la Tierra y al ingresar a la atmósfera se desintegró, aunque su misión ya había sido cumplida con creces y la Unión Soviética escribió un episodio histórico en el que volvía a encumbrarse como una nación poderosa.
En aquellos años la competencia entre la Unión Soviética y los Estados Unidos para demostrar su supremacía en materia espacial era reñida y ambas naciones pujaban por demostrar su capacidad científica.
En esta pandemia, la competencia vuelve a emerger, pero esta vez enfocada en encontrar la cura a un virus inesperado, tremendamente contagioso y que tiene a todo el planeta condicionado por sus efectos.