Italia y la Argentina, socios en el espacio
Desarrollarán la primera constelación satelital para prevenir y monitorear catástrofes
Italia y la Argentina se han propuesto montar la primera constelación satelital del mundo diseñada para prevenir y/o monitorear catástrofes. El profesor Sergio De Julio, presidente de la Agencia Spaziale Italiana (ASI), y el doctor Conrado Varotto, presidente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) firmarán hoy una ampliación de sus acuerdos previos: desarrollarán software para observación terrestre, instalarán en Ushuaia una segunda estación terrena para recibir y controlar los satélites de la constelación, amén de lo cual Italia se sumará a dos emprendimientos argentinos: el futuro satélite SAC-D, y el Instituto Gulich, de Córdoba, dedicado a la ciencia y la industria espaciales. Se está gestando una sociedad que durará mucho tiempo.
-Italia es un país con mucho currículum aeroespacial. ¿Por qué eligió la Argentina?
Di Julio: -Hay motivos políticos, culturales y tecnológicos. Existe un innegable entendimiento político entre gobiernos, los argentinos e italianos comparten mucha cultura y se entienden inmediatamente, y además hemos trabajado con la Conae desde 1992 y tenemos un enorme respeto técnico por esta agencia. Ustedes son buenos socios espaciales. Nos quedó en claro con nuestra participación en sus satélites SAC-B y SAC-C. Ahora vamos por algo más ambicioso.
-¿Cuánto más?
Varotto: -Mucho. Una constelación de satélites formada por dos aparatos argentinos y siete italianos, que tendrá una capacidad de observación impresionante. ¿Por qué? Fundamentalmente por el radar, que permite monitorear el terreno o el mar aunque haya nubes, o falte luz solar. Y además por la tasa de revisita ; es decir, la frecuencia con que el sistema va a poder monitorear cualquier evento dado.
-¿Será muy alta?
Di Julio: -El Sistema Italo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (Siasge), tiene que poder seguir catástrofes en tiempo casi real. Vamos a estar cerca de eso: cada 12 horas algún satélite de la red podrá tomar imágenes de la erupción, derrumbe, incendio, inundación, o lo que sea que nos esté ocupando.
-¿Algún otro país tiene sistemas de este tipo?
Di Julio: -Ninguno. Vamos a tener la delantera. Y podemos hacer mucho bien, y hacernos mucho bien: además de salvar vidas previniendo catástrofes, cosa que no hay cómo medir en dinero, vamos a entrar juntos en un mercado que crece muy rápido, porque la economía pide cada vez más información espacial.
-¿En qué se diferencia esta constelación con Italia de la que ya integran la Argentina y los Estados Unidos?
Varotto: - La Constelación Matutina que integramos con la NASA se ocupa fundamentalmente de fenómenos más lentos del medio ambiente; por ejemplo, problemas de desertización, avance de plagas o estimación de rindes en agricultura, contaminación de aguas, etc. Eso implica ciertas definiciones técnicas: los sensores principales son las cámaras de distinto tipo, el horario más útil de los satélites es diurno, y la tasa de revisita, es decir la posibilidad de volver a tener imágenes de un evento en un sitio, es de varios días. Pero con el Siasge el objetivo es prevenir catástrofes antes de que sucedan, o mejorar las medidas paliativas si ya sucedieron, de modo que hay que tener información siempre fresca, y con el clima que sea.
-¿Por eso el radar?
Di Julio: - Sí. Y dicho sea de paso, es un tremendo desafío técnico. Incluso para Italia, que ya ha participado en muchísimas misiones satelitales europeas. Un aparato con radar es ingeniería mucho más difícil que uno óptico.
Varotto: -Esto se puede medir hasta en kilos. El SAC-C, que pusimos en órbita en noviembre del año último, andaba por los 580 kilos, y tenía un total de once sensores, entre ellos tres cámaras. Pero los satélites Saocom que vamos a poner en el Sisasge van a andar por la tonelada, y sólo la antena de radar se lleva el 40 por ciento de ese peso. Es tanta la energía que emite ese radar que puede funcionar 12 minutos en cada pasada del satélite: el resto del tiempo recarga baterías. Por eso el Saocom es un satélite orejudo , con paneles solares muy grandes. Todo en él tiene otras escalas.
-¿También la capacidad de generar información?
Varotto: -Por supuesto. Detecta cualquier objeto en tierra o mar, mayor de entre tres y 10 metros. Compare esta resolución con los 360, 175 y 35 metros, que son las resoluciones del SAC-C. El radar Saocom, que es de banda L, puede detectar incluso una inundación bajo el follaje, y penetrar hasta 2 metros en la tierra. Esto nos obliga a ponerle al satélite unos sistemas informáticos muy poderosos... cada imagen de radar de 100 x 100 kilómetros de terreno pesa 400 megabytes. Es una enormidad.
-¿Y por qué la ASI va a poner una antena en Ushuaia?
Di Julio: -Los motivos son muchos. Geográficamente, nos conviene tener una antena lo más austral que se pueda, pero cerca de alguna ciudad importante como para bajar costos de instalación y operación. En lo técnico, con eso casi duplicamos el tiempo de contacto con cada aparato Siasge sobre América del Sur: lo empezamos a captar sobre Brasil, desde la Estación Terrena Córdoba de la Conae, y seguimos hablando desde Ushuaia con el aparato hasta más allá de la Península Antártica.
-¿Y lo comercial?
Di Julio: -En este acuerdo todos ganan. La Argentina recibe una antena satelital, pero en contraparte debe desarrollar el software para operarla y transformar esas imágenes en información útil para usuarios dispuestos a pagar. Eso es lo que recibe Italia, y lo explotamos conjuntamente. Cada centavo invertido en el espacio tiene réditos enormes. Creo que el mensaje que la Argentina le está enviando al mundo, con esta alianza que estamos construyendo, es que no hace falta ser un país rico para ser un país espacial. Eso es importante porque siempre hay miopes que no ven la contraparte: que va a ser cada vez más difícil volverse un país rico si no se es un país espacial.