Insuficiencia cardíaca: la definen como la epidemia cardiovascular del siglo XXI
Cuando Josefa Demieri (83) decidió consultar hace dos años por pies y tobillos hinchados, su médico de cabecera lo atribuyó a retención de líquidos y le indicó un diurético. Sin embargo, el cuadro se agravó en los siguientes tres días. "Siempre había sido una mujer supervital y fue como si se hubiera apagado de golpe", recuerda su hija, Viviana. Tres días más tarde, la vecina de Castelar estaba internada en una unidad coronaria. El diagnóstico tomó de sorpresa a la familia: insuficiencia cardíaca.
Una patología con "perfil más bajo" que el infarto, pero que es la principal causa de hospitalizaciones en mayores de 65 años, mata a 30.000 personas por año en el país e impone una creciente carga económica al sistema de salud.
"La connotación social de los infartos está más presente en el inconsciente colectivo como causa de muerte", afirma Matías Manzotti, jefe de la sección Geriatría del servicio de clínica médica del Hospital Alemán. Pero si el infarto es como la erupción dramática de un volcán en un lapso breve, la insuficiencia cardíaca son los pueblos y caminos que quedan devastados por los ríos de lava: un efecto que se prolonga en el tiempo y que se agudiza con cada nueva "inclemencia". Y con el agravante de que tres de cada cuatro pacientes que se internan por una insuficiencia descompensada ni siquiera registran antecedentes de obstrucciones coronarias agudas, según reveló en 2014 el registro local Conarec XVIII.
Por estos días, la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG) lanzaron la campaña Corazón Valiente (www.InsuficienciaCardiaca.com.ar) para concientizar sobre la insuficiencia cardíaca y enfatizar que es una condición tratable y no una consecuencia ineluctable de la edad, aunque la prevalencia se duplique con cada década de vida y llegue al 10% en los mayores de 70 años.
"La patología es la vía final de muchas enfermedades del corazón", afirma Eduardo Perna, jefe de la División de Insuficiencia Cardíaca e Hipertensión Pulmonar del Instituto de Cardiología de Corrientes y vicepresidente segundo de la FAC. "Pero se puede prevenir si uno interviene precozmente en pacientes con factores de riesgo", agrega.
Las personas que fuman y/o tienen hipertensión arterial, diabetes, Chagas, afecciones valvulares, obesidad o antecedentes de infarto son más proclives a desarrollar el cuadro. También los sobrevivientes de cáncer que recibieron quimioterapia.
De Perón a Alfonsín
La insuficiencia cardíaca acompañó o llevó a la tumba a figuras de la talla de Juan Domingo Perón, el expresidente estadounidense Dwight Eisenhower, el exmandatario ruso Boris Yeltsin y el dictador español Francisco Franco. El cardiólogo y escritor Daniel López Rosetti deslizó en su libro Historia clínica que Raúl Alfonsín habría muerto por la misma causa si no hubiera sido por el tratamiento y la aparición de otra enfermedad (cáncer de pulmón). Se estima que uno de cada cuatro pacientes fallecen dentro del primer año del diagnóstico. Y casi la mitad no supera los cinco años.
Se la describe como una alteración en la estructura o en la función del corazón que impide que el órgano bombee suficiente sangre oxigenada al resto del organismo. Pero no es solamente algo mecánico, advierte Martín Cohen, jefe de Cardiología del Instituto Médico Agüero, de Morón. "Antes pensábamos que solo teníamos insuficiencia cardíaca cuando el corazón se quedaba sin fuerza, pero también puede ocurrir cuando la rigidez de las paredes evita que se llene", explica.
El cardiólogo Adrián Fernández, de los Centros de Diagnóstico DIM, sostiene que el síntoma más característico de la insuficiencia cardíaca es la disnea o falta de aire, ya sea ante un esfuerzo (como subir una escalera o caminar) o en reposo. "Hay pacientes que por esa razón se ven obligados a dormir con dos almohadas", señala. Otras manifestaciones habituales son levantarse de golpe por sensación de ahogo, sentirse cansado, necesitar más tiempo de recuperación después del ejercicio, y tener los pies y tobillos hinchados.
"El 80% del diagnóstico se hace con el examen físico y el interrogatorio del paciente", aporta Cohen, aunque luego se confirma mediante estudios adicionales, como la radiografía de tórax y el electrocardiograma. Los especialistas insisten en que no hay que demorar la consulta. "Muchas veces nos llegan pacientes ya en etapas avanzadas", lamenta Perna.
La detección de la enfermedad crónica ayuda a mantener al paciente estable o compensado, con más calidad de vida y menos riesgo de mortalidad. "Si uno hace el tratamiento adecuado, puede paliar los síntomas y disminuir o hasta revertir la progresión", sostiene Manzotti. Una base del tratamiento consiste en adoptar cambios en el estilo de vida, como seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicios aeróbicos, controlar el peso a diario y dejar de fumar. El otro pilar son los medicamentos, que a menudo son similares a los que se utilizan para controlar la presión arterial alta.
En su última novela, Ravelstein, el Nobel de Literatura Saul Bellow (1915-2005) describe a un alter ego hospitalizado por insuficiencia cardíaca. "El corazón es un misterio -reflexiona el narrador-. ¿Por qué este persistente músculo es tan fiel a su función desde el útero hasta el último aliento?". El de Josefa Demieri, por lo pronto, sigue teniendo latidos para dar. Después de haber estado muy grave, la jubilada de Castelar se recuperó, toma la medicación indicada, hace dieta y ejercicio, "y está muy estabilizada", cuenta su hija: "Volvió a tener su vida normal. Hace poco se fue 15 días al sur y, salvo trepar un cerro, hizo todas las excursiones".
Corazón "cansado"
Presidentes. Dolencias de celebridades
Según el médico y escritor Daniel López Rosetti, tanto a Perón como a Alfonsín la insuficiencia cardíaca los acompañó a la tumba.
Poderosos. También la padecen
Otros dos casos aquejados por este cuadro fueron los de Boris Yeltsin y Dwight Eisenhower, que condujeron las naciones más poderosas del globo.