Importante distinción para dos científicas que investigan los engranajes del cáncer
Este año Vanesa Gottifredi, del Instituto Leloir, y María Florencia Cayrol, de la UCA, ganaron el L'Oréal-Unesco "Por Las Mujeres en la Ciencia"; cuatro menciones a jóvenes investigadoras
"En el sistema científico somos más las mujeres que los hombres. Solo el 11% de los rectores de universidades son mujeres, pero las secretarias académicas son el 50%. Necesitamos ser más visibles y asumir papeles de liderazgo".
Las palabras inspiradoras y cargadas de emoción de Vanesa Gottifredi, doctora en Biología Humana e investigadora del Conicet en el Instituto Leloir, conmovieron ayer al mediodía a un auditorio colmado de colegas, funcionarios y estudiantes secundarios. Fue en el Centro Cultural de la Ciencia, donde se entregaron los premios L'Oréal-Unesco "Por las mujeres en la ciencia", destinados a visibilizar y apoyar el talento de,las investigadoras, y que este año recibieron 200 postulaciones.
Gottifredi, destacada internacionalmente por su trabajo en los mecanismos de respuesta de las células tumorales a la quimioterapia, recibió el premio mayor: 650.000 pesos para solventar un proyecto que intentará aprovechar las pequeñas mutaciones genéticas que se producen en las células cuando se "copian", y que dan lugar a sus versiones malignas, para encontrar fármacos que puedan destruirlas sin dañar a las sanas.
También fue distinguida María Florencia Cayrol, investigadora asistente del Conicet en la UCA, que recibió una beca de 450.000 pesos para apoyar sus estudios en el efecto de las hormonas tiroideas y su potencial impacto en la terapia oncológica combinadas con un medicamento llamado bexaroteno.
Además, recibieron cuatro menciones Juliana Cassataro, de la Universidad de San Martín; María Fernanda Ledda y Marina Alejandra González, ambas del Instituto Leloir, y Micaela Godoy Herz, del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Conicet/UBA).
Gottifredi se graduó de química en la Universidad Nacional de Salta; se doctoró en la Universidad La Sapienza, de Roma, y realizó entrenamiento posdoctoral en biología celular y cáncer en la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Volvió al país en 2002, luego de 11 años en el extranjero.
Las dos caras de la evolución
"Nací en Lomas de Zamora, pero mi familia se fue a Salta cuando tenía dos años -cuenta-. Mi papá era químico. Se fue al norte con la idea de fundar un instituto de investigación y en esa época era el único investigador del Conicet de la provincia".
Integrante de una familia de académicos (su madre es doctora en Planeamiento de la Educación y su hermano, director de Títulos de la UBA), recuerda que siempre le gustó mucho estudiar. "Era 'recontranerd' -bromea-. Además, claro, empecé a visitar laboratorios desde muy chica y enseguida me interesó la ciencia".
Como jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica del instituto de Parque Centenario, Gottifredi estudia los mecanismos de defensa que utilizan tanto las células normales como las tumorales para hacer frente a eventos adversos, y cómo las células malignas evaden el ataque de la quimioterapia.
Sus experimentos se concentran en la replicación del ADN cuando las células se "copian". "Ahí está la base del cáncer, porque si bien esa copia tiene que ser fiel, algunas veces no lo es completamente -explica-. Estos pequeños errores [o mutaciones] son la base de la evolución. El cáncer es un efecto colateral de la evolución cuando da lugar a una célula que, al cambiar, aprende a dividirse sin 'control social', de manera constante y sin que distinga a qué tejido pertenece".
A corto plazo, esto significa una ventaja para esas células, por eso son tan difíciles de eliminar, detalla la científica. "Las células cancerosas cambian un montón, mucho más que las sanas -destaca-. El evento [molecular] que las hace malignas les da capacidad de cambio".
Pero también aparecen fallas que pueden resultar un "talón de Aquiles", como la pérdida de una función reparadora. Es lo que ocurre en algunos tumores de mama y de ovario. En el proyecto que mereció el premio, Gottifredi ahora se propone explorar si es posible encontrar drogas que ataquen precisamente las células que perdieron esa función y no las otras.
"Queremos ver si la debilidad está expuesta de otra manera, lo que nos llevaría a fármacos que se podrían administrar durante mucho más tiempo sin afectar a las células que carecen de ese talón de Aquiles".
Por su parte, Cayrol, nacida en Mar del Plata, se graduó en Biotecnología con Orientación en Genética en la Universidad Nacional de Quilmes. A cargo de un equipo de once personas, en su laboratorio analizan cuáles son los efectos de las hormonas tiroideas, especialmente sus efectos negativos sobre las células tumorales.
"Hasta ahora estudiamos un tipo de linfoma [cáncer del sistema linfático] cutáneo -explica-. Queremos ver en células de cultivo cuáles son esos efectos sobre otros tipos de tumores, incluyendo el cáncer de mama, para probar si podemos mejorar la terapia con bexaroteno".
En tiempos de crisis como el actual, coincidieron ambas investigadoras, el premio les dará cierta previsibilidad para conducir sus estudios durante los próximos meses. También destacaron la necesidad de que se dejen de lado los estereotipos de género e hicieron un reconocimiento público a las pioneras que abrieron el camino para el acceso de las mujeres a la ciencia. Ambas agradecieron a sus grupos, que estaban presentes en el auditorio y recibieron aplausos del público.
"Sin la lucha intensa que dieron muchas científicas, hubiese sido imposible desarrollarnos profesionalmente; en nombre de ellas recibo y agradezco este honor", dijo Cayrol. Y agregó Gottifredi: "Es una gran alegría recibir un reconocimiento como éste entre tantas mujeres talentosas. Es indispensable seguir reconociéndolas. Tenemos que dejar de ser la excepción para inspirar a las nuevas generaciones".
En la ceremonia se anunció que durante los próximos tres años L'Oréal y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) investigarán cuáles son las trabas que impiden el acceso, el avance profesional y la participación en puestos de liderazgo de las mujeres en áreas de la economía asociados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática.