Humanos y ratones somos parecidos
Ambas especies poseen 30.000 genes, el 80% es idéntico; el trabajo se anuncia hoy en Nature

Suele decirse que el perro es el mejor amigo del hombre... pero cuando el humano en cuestión pertenece a la especie del investigador biomédico, bien podría afirmarse que ese lugar lo ocupa el ratón de laboratorio: él acapara su atención día tras día, sobre él experimenta y de él obtiene muchos de sus conocimientos.
Por eso, el anuncio de que se acaba de secuenciar más del 95% del genoma de Mus musculus adquiere una trascendencia especial: dadas las similitudes que existen entre el genoma de estos roedores y el humano, los 25 mil millones de letras químicas del código genético del ratón se consideran algo así como una piedra Rosetta de la genética, un diccionario que permitirá traducir y entender el libro de la vida de los seres humanos.
"Es un avance importantísimo -afirma Alberto Kornbliht, investigador de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA-. No sólo es el segundo mamífero cuya secuencia se completa, sino también un modelo de genética, de fisiología, de comportamiento, en el que se pueden bloquear genes fácilmente, generar animales transgénicos... Se diría que es el tubo de ensayo que permite investigar sobre muchas condiciones humanas. Y si este avance adquiere importancia como punto de comparación, también la tiene para entender la relevancia de los experimentos que se venían haciendo hasta ahora."
Un ejército enjaulado
Cada día, alrededor de 25 millones de ratones ayudan a los investigadores de todo el mundo a diseñar tratamientos para dolencias humanas, incluyendo el cáncer, las cardiopatías, el HIV y la malaria. Una buena medida de la trascendencia de este avance la ofrece el interés de los propios investigadores: en los últimos seis meses, el buscador Ensembl del Instituto Europeo de Bioinformática recibió 2,6 millones de pedidos de información detallada acerca del genoma del ratón y 3,2 millones acerca de la secuencia humana.
La historia de esta hazaña comenzó entre 1998-99, cuando los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos publicaron un plan de acción para descifrar la genómica del ratón que llamaba a completar un boceto de la secuencia genética de los roedores para 2003. El consorcio científico internacional que se formó desde entonces acaba de llegar a la meta.
El producto de su trabajo conforma una enorme biblioteca de uso libre que contiene secuencias químicas.
El análisis de este texto arroja algunas conclusiones notables. Por ejemplo, que hay un equivalente ratonil de casi cada gen humano -el 99%-. Todo indica que, en el idioma de los genes, no hay mucha diferencia entre los ratones y los seres humanos. Ambos tenemos alrededor de 30.000, pero sólo 300 son propios de cada especie. Es más, los humanos hasta tenemos genes para construir una cola .
"El 80% de los genes del ratón es idéntico a los humanos", explicó Eric Lander, director del Whitehead Institute Center for Genomic Research, de Cambridge, Massachusetts. Precisamente, se reconocieron 1200 nuevos genes humanos a partir de la comparación con el genoma del ratón.
Pero hay diferencias. Se descubrió que los ratones tienen muchos más genes relacionados con el olfato y el apareamiento que las personas.
Además, el genoma del ratón es más corto que el nuestro: el primero posee dos mil quinientos millones de letras químicas, comparado con dos mil novecientos millones del último.
Según escribe en Nature Joseph Nadeau, de la Case Western Reserve University, en un artículo de análisis, los ratones vienen siguiendo al ser humano en un viaje de 10.000 años alrededor del mundo como Passepartout seguía a Phileas Fogg.
Pero estos animalitos se transformaron en algo más que compañeros de viaje cuando, en 1909, el genetista Clarence Cook Little comprendió que colecciones de roedores genéticamente homogéneos podrían transformarse en un poderoso recurso de la investigación biomédica.
Compañeros inseparables
En las dos últimas décadas, estos ratones se transformaron en una herramienta fundamental para los científicos. En primer lugar, porque son mamíferos, de modo que se pueden establecer con ellos innumerables paralelismos fisiológicos, anatómicos y metabólicos.
Según escribe Allan Bradley, del Wellcome Trust Sanger Institute, de Cambridge, "a pesar de que las diferencias anatómicas entre los humanos y los ratones parecen notables (...), el análisis detallado de tejidos, órganos y células revela muchas similitudes, que se extienden a los sistemas de órganos, reproducción, comportamiento y enfermedades".
Desde este punto de vista, el ratón es un espejo que refleja con precisión la biología y patología de las personas, el desarrollo embrionario, el metabolismo de las enfermedades y el comportamiento del cáncer.
Por otro lado, la manipulación genética en el ratón vivo es moneda corriente y los investigadores están en condiciones de realizarla con extraordinaria precisión, algo que sería impensable en humanos. Las lesiones genéticas infligidas a los ratones permiten explorar en detalle diversas patologías.
"En un nivel muy fundamental, ahora tenemos una lista de partes del ratón. Algunas, las unidades de transcripción, son los elementos que mejor entendemos -afirma Mark Boguski, del Fred Hutchinson Cancer Research-. Hasta ahora habíamos estado disparando en la oscuridad."
Si el ratón siempre había sido un buen maestro de los científicos, cabe esperar que esta nueva enciclopedia permitirá seguir avanzando, pero a pasos agigantados.