Hierro y algas contra el dióxido de carbono
Fue probado en el Pacífico Sur
Científicos neozelandeses del Instituto Nacional de Investigaciones Atmosféricas realizaron un curioso experimento: diseminaron casi nueve toneladas de un compuesto con hierro sobre una superficie de 50 kilómetros cuadrados en el Pacífico Sur, que luego se extendieron a lo largo y ancho de un espacio mucho mayor, entre la zona antártica y Tasmania.
Poco después comprobaron que la población de algas de la zona se había triplicado. Pero también hallaron que estas algas habían incorporado entre 600 y 3000 toneladas de dióxido de carbono, uno de los gases de invernadero, producto de la quema de combustibles fósiles (como por ejemplo el petróleo), que tanto impacto negativo producen sobre la atmósfera.
El proceso, que fue previamente demostrado también en el Pacífico tropical, es llamado efecto Geritol por algunos investigadores. "Todavía hay preguntas científicas fundamentales que responder antes de proponer responsablemente la fertilización con hierro con una táctica de control climático", dijo el doctor Kenneth H. Coale, un oceanógrafo que estudió los efectos del hierro durante las experiencias realizadas en la zona más cálida del Pacífico.
Concretamente, se desconocen las consecuencias a largo plazo del proceso ensayado.Los expertos discuten acerca de si el dióxido de carbono incorporado por las algas es almacenado en forma permanente en el lecho marino como material biológico muerto o si podría ser devuelto con relativa rapidez a la atmósfera. Tampoco se sabe si podría liberar el peligroso gas metano.