Japón recuperó una cápsula con muestras del subsuelo de un asteroide
Este domingo una sonda japonesa regresó de madrugada a la Tierra con muestras de un lejano asteroide. Los científicos esperan que este material, apenas 0,1 gramos de "polvo estelar", pueda ayudar a desentrañar los misterios del origen de la vida y de la formación del universo.
La entrada en la atmósfera terrestre de la pequeña cápsula fue espectacular, trazando un limpio arco en la noche que pudo ser recogido por las cámaras en Australia, donde aterrizó en una zona aislada.
La sonda, que se soltó de la nave espacial japonesa Hayabusa-2, entró en la atmósfera hacia las 2.30 hora de Japón (17H30 GMT), como una bola de fuego. "Hemos encontrado la cápsula! ¡Con el paracaídas!", informó la misión en Twitter.
"Seis años después, por fin vuelve a la Tierra", narró antes un responsable del programa espacial japonés en directo, mientras otros saltaban y festejaban emocionados en la sala de control.
La gente reunida en un lugar de observación público cerca de la oficina de JAXA en los suburbios de Tokio también estalló en vítores. "Estoy muy feliz porque la cápsula regresó a casa sana y salva, Hayabusa-2 hizo un gran trabajo", dijo un niño emocionado.
Del tamaño de un refrigerador, la cápsula se separó del Hayabusa-2 a una distancia de 220.000 kilómetros del planeta. El aparato aterrizó en Woomera, en el remoto desierto del sur de Australia, donde fue recuperado gracias a indicadores que permitieron su rápida localización.
Capsule collection! The helicopter team immediately flew to the location identified by the DFS team. They searched for the fallen capsule by using radio waves and maps. Thank you very much!(Collection Team M)#Hayabusa2#????2#AsteroidExplorerHayabusa2#HAYA2Reportpic.twitter.com/KSyEbnU3Yd&— HAYABUSA2@JAXA (@haya2e_jaxa) December 6, 2020
Las muestras del asteroide Ryugu (que evoluciona a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra) fueron atrapadas durante dos fases cruciales de la misión del Hayabusa-2, el año pasado.
Por un lado, la sonda pudo recoger polvo de la superficie, y posteriormente material del interior de Ryugu que fue capturado al dispararle un proyectil. Los científicos creen que este material no cambió desde la formación del universo.
En comparación, planetas como la Tierra y otros cuerpos celestes sufrieron cambios profundos a lo largo de la historia, tanto en su superficie como en el interior, básicamente a través de enormes procesos de calentamiento.
"Cuando se trata de planetas más pequeños o asteroides, estas sustancias no se fundieron, y por lo tanto creemos que ahí dentro había sustancias de hace 4.600 millones de años", explicó el director del proyecto, Makoto Yoshikawa, antes de la llegada del aparato.
Las muestras serán enviadas en avión a Japón, donde los científicos están especialmente interesados en descubrir si las muestras contienen materia orgánica, que podría haber ayudado a originar vida en la Tierra.
"Seguimos sin conocer el origen de la vida en la Tierra y a través de esta misión, si somos capaces de estudiar y comprender estos materiales orgánicos de Ryugu, podría ser que estos materiales orgánicos fuesen la fuente de la vida en la Tierra", indicó Yoshikawa.
"Nunca antes habíamos tenido materiales como este (...) el agua y las materias orgánicas serán objeto de investigación, por lo que esta es una oportunidad de gran valor", abundó Motoo Ito, investigador de la Agencia Japonesa para Ciencia y Tecnología Marítimo-Terrestres.
Protegidas de la luz del sol y de las radiaciones en el interior de la cápsula, las muestras serán tratadas en Australia y después enviadas en avión a Japón. La mitad de la materia será compartida entre la JAXA, la NASA y organizaciones internacionales, y el resto será conservado para futuros estudios a medida que avance la tecnología analítica.
Una misión que durará hasta 2031
Pero Hayabusa-2 aún no terminó con su misión, que se inició en diciembre de 2014. Tras haber enviado estas muestras, Hayabusa-2 efectuará una serie de órbitas alrededor del Sol durante unos seis años, antes de acercarse a su primer objetivo, el asteroide 2001 CC21, en julio de 2026. Los científicos esperan que pueda fotografiarlo "pasando a gran velocidad".
Hayabusa-2 se dirigirá luego hacia su blanco principal: 1998 KY26, un asteroide esférico de un diámetro de solo 30 metros. Cuando la sonda lo alcance en julio de 2031, se encontrará a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra.
Este objetivo plantea importantes desafíos, especialmente porque pivota rápidamente, girando sobre su eje cada diez minutos aproximadamente. Hayabusa-2 observará y fotografiará el asteroide, pero es poco probable que se pose sobre él y recoja otras muestras, ya que no dispondrá de bastante combustible para traerlas a la Tierra.
Sin embargo, el simple hecho de desplazarse hasta el asteroide será ya una proeza, según declaró Seiichiro Watanabe, un científico del proyecto de esta sonda.