Fósiles vivos: los increíbles seres prehistóricos que existen entre nosotros
Son animales o plantas que habitan en la Tierra hace millones de años y cuyos organismos no sufrieron grandes cambios en su trayectoria evolutiva
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Conviven con nosotros y pertenecen a eras antiquísimas. Son animales o plantas que llevan millones de años de vida en el planeta y que no han evolucionado como otras especies ni sufrido grandes cambios desde sus orígenes, por remotos que estos sean. Estas criaturas se conocen como “fósiles vivientes” y moran todavía hoy, como en tiempos prehistóricos, en distintos lugares de la Tierra.
El concepto “fósiles vivientes” se le atribuye al naturalista inglés Charles Darwin. No es un término científico en sí, ya que contradice la propia definición de fósil -una sustancia orgánica que se ha petrificado-, pero refiere básicamente a una especie antigua que tiene tres características: no se extinguió, no produjo muchas especies en su trayectoria evolutiva y se mantuvo prácticamente sin cambios a lo largo de milenios.
El último concepto no quiere decir que estas criaturas hayan dejado de evolucionar. Lo han hecho, como todas las demás, para adaptarse a los cambios en su ambiente. Lo que ocurre con estos fósiles es que se asentaron en nichos o hábitats en los que no se les requirió demasiados ajustes en sus organismos.
Existen, además, verdaderos registros fósiles de todas estas criaturas. De ahí a que, como continúan vivos en estos tiempos, se les otorgó la denominación de “fósiles vivos, o vivientes”.
Estos son algunos de los ejemplos más notables de estas criaturas:
Cyanobacterias
Las cianobacterias o cyanobacterias son organismos microscópicos procariotas, bacterias gramnegativas que contienen cloforila. Están presentes en aguas dulces, saladas, salobres y zonas de mezcla de estuarios. Son conocidas también como algas verde azuladas y existen en el planeta desde hace unos 3600 millones de años, el momento en el que se inició la vida en la tierra sobre la tierra.
Los registros de la antiquísima existencia de estos organismos, que, como otras cepas de bacterias, son los más exitosos en la conservación de la vida, se encuentran en los estromatolitos. Estos son una especie de arrecifes microbianos que se forman en aguas poco profundas por la captura, unión y cementación de diversos microorganismos, especialmente las cianobacterias.
Se considera que las cianobacterias cambiaron drásticamente la evolución de la vida en la Tierra al ser las primeras criaturas que pudieron realizar el proceso de fotosíntesis, lo que produjo que la atmósfera terrestre se enriqueciera de oxígeno. Este fenómeno, que fue la génesis de la respiración aeróbica y la vida multicelular más compleja, ocurrió hace 2300 millones de años.
Un poco más acá en el tiempo, estas algas verde azuladas fueron protagonistas de un fenómeno que llamó la atención de porteños y habitantes del norte del conurbano, cuando en noviembre del año pasado vieron cómo el río en Puerto Madero y las costas de Tigre se había teñido de verde. Ocurrió a causa de la “floración” de estas cianobacterias, producida por la bajante del río, el estancamiento de sus aguas y las altas temperaturas.
Celacantos
Se creía que esta especie de pez óseo se había extinguido al mismo tiempo que los dinosaurios, 65 millones de años atrás. Pero fueron “redescubiertos” en 1938 en las costas de Sudáfrica. El origen de los celacantos se remonta a unos 80 millones de años. Fueron en un momento un gran grupo que comprendía unas 90 especies diferentes.
Se descubrieron hasta ahora dos especies de celacantos en poblaciones que estuvieron separadas por, al menos, varios millones de años. Una de ellas, en la costa este de África, especialmente en las aguas de las islas Comores, que están entre el continente y Madagascar. La otra, hallada en el año 1997, habita en los mares de Indonesia.
Estos peces poseen características que no se ven en otros vertebrados, como un órgano rostral en el hocico que forma parte de su sistema electrosensorial y una articulación que funciona como una bisagra intracraneal, que permite que la parte anterior del cráneo se pueda mover hacia arriba, para que la boca se abra de manera descomunal.
Los cambios a través de los años de estos peces parecen haberse estancado en el tiempo. Es que, según los científicos, estos animales alcanzaron la más alta perfección evolutiva hace millones de años, y desde entonces sus características morfológicas permanecen iguales a lo que eran incluso mucho antes de la aparición de los primeros humanos en la tierra, hace “solo” 200.000 años.
En febrero de este año, científicos de Canadá pusieron en duda el carácter del celacanto como fósil viviente, ya que hallaron en el genoma del ejemplar africano 62 nuevos genes de encuentro con otras especies en un período más reciente, hace 10 millones de años.
Ginkgo Biloba
El árbol de Ginkgo bilova es una especie originaria del sur de Japón y del este y sudeste de China y no tiene “parientes” vivos. Es el mejor ejemplo de una planta con semillas de fósil viviente. Se encontraron huellas de hojas de estos ejemplares fosilizadas que corresponden a los períodos Jurásico y Triásico, es decir, que tienen una antigüedad de entre 135 a 210 millones de años. En esa época, esta planta compartía el planeta con los dinosaurios.
Sus hojas únicas con forma de abanico y las semillas desnudas (gimnoesperma) cambiaron muy poco en sus más de 200 millones de años de existencia. Un poco más acá en el tiempo, hace unos 2000 años, la planta se comenzó a utilizar a los efectos medicinales, en principio en China, y hasta el día de hoy se sigue empleando en el terreno de la homeopatía y de la farmacología tradicional.
Cocodrilos
La estrategia evolutiva que les funcionó a estos grandes reptiles durante miles y miles de años fue la de esperar a sus presas sumergidos en algún cuerpo de agua. Como todos los animales tienen que beber obligatoriamente, siempre alguno de ellos se acerca al agua y se convierte en alimento.
Los cocodrilos descienden, a su vez, de superdepredadores marinos. Su aparición en este planeta data de hace unos 55 millones de años y aunque hoy existen varias especies relacionadas, las características generales de estas criaturas son muy similares a las de sus antepasados prehistóricos, aquellos primeros cocodrilos que quedaron eternizados en alguna pieza fósil.
Hoy en día, el cocodrilo de agua salada, que puede llegar a alcanzar los seis metros de longitud y a pesar unos 800 kilos, es considerado el reptil vivo más grande del planeta y también el predador de mayor tamaño que habita la Tierra.
Cangrejos herradura
Se consideran los fósiles vivientes por excelencia. Son criaturas que todavía pueden encontrarse hoy arrastrándose por el fondo de los mares, tal como lo hacen desde hace unos 450 millones de años cuando la Tierra atravesaba el período Ordovícico.
Estos seres, cuyo nombre científico es Limulus polyphemus se parecen a los crustáceos (como la langosta o el cangrejo de río), pero en realidad forman parte del subfilo Chelicerata, algo que los relaciona más con los arácnidos, como las arañas o los escorpiones. Son animales que sobrevivieron a extinciones masivas a través de los milenios, pero ahora su número está disminuyendo por la destrucción de su hábitat en Japón y por la sobreexplotación a lo largo de la costa este de América del Norte.
Es que. hasta hace pocos años, compañías farmacéuticas atrapaban a estos fósiles vivientes en importantes cantidades para extraerles una porción de su sangre, de color azul. La sustancia se utilizaba luego para elaborar medicamentos que protegen al ser humano de agentes patógenos como hongos, virus y bacterias.
A causa de esto, hasta el año 2019, en que se encontró un reemplazante sintético para la sangre de estos cangrejos, morían anualmente a merced de la industria farmacéutica unos 130.000 ejemplares, de acuerdo con un informe que registró BBC.
Cucarachas
Al igual que el resto de los insectos, las cucarachas son unas de las más antiguas pobladoras de este planeta. Existen hace por lo menos 300 millones de años. Su morfología, básicamente, no ha variado desde entonces, y se destaca -un poco para desgracia de la especie humana- por su asombrosa capacidad de supervivencia.
Además de atravesar todo tipo de cataclismos a lo largo de las diferentes eras geológicas, estas desagradables criaturas pudieron salir indemnes de la guerra que el hombre parece haberle declarado a la naturaleza.
Por si esto fuera poco, además, la cucaracha, científicamente designada como Blattodea, es una de las pocas especies capaces de resistir una explosión nuclear. De hecho, fue el primer animal que se localizó, vivo e indemne, luego de que se explotara una bomba nuclear en el atolón de Mururoa.
Nautilus
Son moluscos marinos que permanecieron intactos durante los últimos 500 millones de años. Aparecieron por primera vez en el período Cámbrico tardío y se convirtieron en un grupo significativo de depredadores marinos durante el período Ordovícico. Son los únicos cefalópodos -un grupo que incluye a los pulpos- que tiene una estructura corporal ósea exteriorizada a modo de concha.
Curiosamente, estos animales están más ligados a los primeros cefalópodos, los más antiguos, que a los primeros cefalópodos modernos, que aparecieron unos 100 millones de años después.
Habita en los océanos Indico y Pacífico y puede llegar a descender sin problemas hasta los 500 metros de profundidad, donde recoge su alimento y suele estar más cerca de las superficies por la noche. Su caparazón puede tener un ancho de hasta 30 centímetros, y tiene características bandas de color blancas alternadas con otras rojas, marrones o anaranjadas.