Encontró una extraña roca en la puerta de su casa y resultó ser más antigua que la Tierra
Un vecino de un pueblo inglés halló fragmentos de un meteorito en el exterior de su vivienda, con un componente que data de hace 4,6 mil millones de años
- 4 minutos de lectura'
El pasado 28 de febrero, una enorme bola de fuego iluminó el cielo de Reino Unido. Y hace unos días atrás, un habitante de un pueblo inglés encontró los restos del raro meteorito en la entrada de su casa.
Los fragmentos de la roca espacial, descubiertos en una propiedad ubicada en los montes Cotswolds de Inglaterra, podrían proporcionar una valiosa información acerca de la creación del sistema solar y de la vida en la Tierra.
Los científicos pudieron recolectar casi 300 gramos del meteorito que se estrelló en la pequeña ciudad de Winchcombe del condado de Gloucestershire. Habían pasado 30 años desde la última vez que se había recuperado material de una roca espacial en el Reino Unido.
Los investigadores afirmaron que el meteorito está formado por condrita carbonosa, uno de los materiales más primitivos y prístinos del sistema solar, que puede datar de hace 4,6 mil millones de años y que contiene material orgánico y aminoácidos, los ingredientes necesarios para la vida.
El Museo de Historia Natural de Londres manifestó que los restos recuperados del meteorito están en buenas condiciones y que, al ser hallados apenas unos días después de su caída, son comparables, tanto en calidad como en cantidad, a las muestras de rocas que traen las misiones internacionales desde el espacio.
“Estaba en estado de shock cuando lo vi e inmediatamente supe que era un meteorito raro y un evento totalmente único. Es emocionante ser el primero en confirmar a las personas que el ruido sordo que escucharon en la entrada de su casa aquella noche de febrero es algo muy importante para la ciencia y la humanidad”, manifestó Richard Greenwood, investigador en ciencias planetarias de la Open University y primer científico en identificar la roca espacial.
Según Greenwood, este hallazgo es extraordinario porque existen alrededor de 65.000 meteoritos conocidos en la Tierra y solo se ha visto caer a 1206. Y de estos, apenas 51 son condritas carbonáceas.
Miles de testigos vieron la bola de fuego que fue captada por cámaras de seguridad cuando cayó a la Tierra a las 21.54 del 28 de febrero. La roca espacial viajaba a casi 14 kilómetros por segundo antes de golpear contra la atmósfera terrestre para finalmente aterrizar en Winchcombe.
Las imágenes de la caída del meteorito también fueron tomadas por Fireball Alliance, una red de cámaras dirigidas por el personal del Museo de Historia Natural de Londres, que ayudaron a localizar los fragmentos de la roca al determinar de manera exacta por dónde ingresó a nuestro planeta y cuál fue su destino final.
A lo largo de estos últimos días, otros vecinos de la localidad recuperaron varias piezas del meteorito que fueron entregadas a los investigadores.
“Casi todos los meteoritos provienen de los asteroides, los componentes básicos sobrantes del sistema solar que pueden decirnos cómo se formaron planetas como la Tierra. La oportunidad de ser una de las primeras personas en ver y estudiar un meteorito que fue recuperado casi inmediatamente después de caer es un sueño hecho realidad”, dijo Ashley King, becaria de investigación e innovación del museo londinense.
Según los especialistas, los meteoritos son mucho más antiguos que cualquier otra roca de la Tierra. Por lo general, viajan durante muchos miles de años a través del espacio antes de ser capturados, generalmente por el sol, pero ocasionalmente por nuestro planeta. A medida que estos objetos cósmicos viajan a través de la atmósfera, a veces producen una bola de fuego brillante antes de chocar contra el suelo, como fue este caso.
La roca espacial es similar a la muestra que recuperó desde el espacio la misión japonesa Hayabusa2, que trajo unos 5,4 gramos de fragmentos del asteroide Ryugu, según el informe de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón.
Los científicos pidieron a los individuos de la comunidad local que permanecieran alertas porque creen que aún es posible que se descubran más fragmentos, que podrían encontrarse como piedras negras, montones de rocas diminutas e incluso polvo.