En este siglo, el Río de la Plata podría crecer más de 60 cm
Se deberá invertir entre 80 y 310 millones de dólares para reparar sus estragos
Debido al calentamiento terrestre, de aquí a un siglo el Río de la Plata estará entre 60 centímetros y un metro más alto, y se verá más expuesto a vientos provenientes del Este. Con peores y más frecuentes sudestadas (y sus secuelas de inundación tierra adentro y erosión de costas), las municipalidades y particulares del área metropolitana argentina deberán gastar entre 80 y 310 millones de dólares anuales para reparar estragos a la edificación e infraestructura al pie de sus barrancas costeras, y sobre los valles fluviales urbanos del Riachuelo, el Medrano, el White, el Maldonado, entre otros.
Estos costos -muy preliminares- los calculó el capítulo local del Assesment of Impact of Climate Change (Estimación de Impactos del Cambio Climático, AIACC), programa científico internacional financiado por el Banco Mundial.
En Montevideo, ciudad más alta, el impacto será más biológico que físico, medible en más cierres de playas por "mareas rojas" (floraciones de dinoflagelados que envenenan el agua con neurotoxinas), o "mareas azules" (cianobacterias que la pudren). Algo similar ocurrió ya en el verano de 2004.
Tales fueron algunas de las conclusiones del curso sobre cambio climático dictado por el AIACC en el Regente Palace Hotel de Buenos Aires, con expertos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad de la República Oriental del Uruguay (UR), así como del Instituto Nacional del Agua (INA) de la Argentina. Este evento interdisciplinario predijo muchos escenarios complejos.
Mayor caudal
Pero no siempre malos. Aventando pesadillas futurológicas, el biólogo Gustavo Nagy, de la UR, y los modelos matemáticos del ingeniero Angel Menéndez, del INA, coinciden en que Buenos Aires no corre peligro de que se le salinice el río. Hoy se teme una creciente penetración de agua marina en el estuario, pero al parecer, el actual "frente" salobre que separa las masas de agua francamente salada del Atlántico y las dulces del Paraná y el Uruguay no se moverá gran cosa. Según el climatólogo Vicente Barros, de la UBA, "se necesitaría un aumento mucho mayor del Plata para empujar ese frente hasta la zona metropolitana argentina". Y es que con el nuevo perfil de lluvias en sus cuencas altas y medias, los mencionados ríos gigantes hoy traen caudales hasta un 30% mayores que los anteriores a los años setenta y le equilibran la pulseada al mar.
El incremento de los ríos Uruguay y Paraná es una buena noticia también para los operadores de las centrales hidroeléctricas que se nutren de esos ríos, pero no necesariamente para los porteños. ¿Por qué? Según el doctor Jorge Codignotto, geomorfólogo de costas de la UBA, el predelta (enorme extensión de bancos subacuáticos de sedimento tendida frente a las islas más recientes) está creciendo tanto que complicará las bocatomas de la Planta Potabilizadora San Martín, ubicada frente al Aeroparque.
Es una paradoja típica del cambio climático: el Delta del Paraná debería entrar en regresión debido al aumento de nivel del Plata y la mayor energía de las sudestadas. Pero lo más probable -cree Codignotto- es que no lo haga porque el creciente predelta y la forma de embudo del estuario son rompeolas eficaces para el frente de islas, que viene avanzando desde el Oeste entre 60 y 70 metros por año.
Con las bocatomas que operan a una profundidad decreciente y la actual contaminación costera del río, es previsible que para 2030 las plantas potabilizadoras se pueden quedar sin materia prima aceptable para procesar. "Esto ya empezó -comenta Codignotto-. En la última gran bajante de 2003 hubo que interrumpir la distribución porque estaban ingresando contaminantes a la red. Las canillas de la ciudad se quedaron secas."
Todos los escenarios barajados en el curso fueron de ese orden: muestran fenómenos tan operantes a fecha de hoy, que, más que predicciones, son descripciones.
La provincia de Buenos Aires, por su parte, verá todo un surtido de problemas hídricos. El Plata -según el doctor Roberto Kokot, geomorfólogo de costas de la UBA- se habrá adueñado de la barrosa ría del Tuyú y sus mareas romperán algunas decenas de kilómetros en lo que hoy es tierra adentro.
El estuario acrecido y su oleaje recrudecido provocarán la pérdida de muchos otros terrenos costeros bajos entre Punta Piedras y la ciudad de La Plata, con buena parte de sus construcciones.
Qué amenaza la subida del río
- Que el Río de la Plata quede 60 centímetros más alto no sumirá ningún territorio metropolitano bajo agua... en forma permanente. Casi toda la "mancha urbana" está por encima de ese nivel. El asunto crítico es qué tan por encima, y a qué distancia de un arroyo -abierto o entubado- por donde pueda entrar el río durante una fuerte sudestada. Bastan tres inundaciones para que un inmueble común se deprecie en un ciento por ciento, y el estuario hoy sufre siete eventos anuales de magnitud suficiente como para provocar este tipo de inundaciones. En un futuro no muy lejano, el valor inmobiliario de cualquier finca metropolitana podría ser función directa de su altimetría.
- Mañana: ¿Adiós a las playas?