El fenómeno fue captado por el telescopio espacial James Webb; la columna de agua tiene una extensión equivalente a la distancia entre Reino Unido y Japón
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Los astrónomos captaron una enorme columna de vapor de agua que sale hacia el espacio desde Encélado, una luna helada de Saturno. Esta luna, de 504 km de ancho, es conocida por sus géiseres, es decir, por sus chorros de agua hirviendo que salen expulsados con fuerza en forma de columnas. Pero el último descubrimiento es importante por su dimensión: la columna de agua alcanza una extensión de 9600 km, equivalente a la distancia entre Reino Unido y Japón.
Los científicos están entusiasmados con el hallazgo también ya da cuenta de que el océano subterráneo de Encélado, el que genera las columnas de vapor, podría reunir las condiciones básicas para permitir la existencia de vida.
La misión Cassini de la NASA (2004-2017) reunió posibles evidencias químicas de vida sobre los géiseres aunque no detectó seres vivos de manera directa.
La nueva masa de vapor de agua fue registrada por el telescopio espacial James Webb. En observaciones anteriores, se habían detectado emisiones de vapor que se extendían cientos de kilómetros, pero este géiser es de una dimensión superior.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) calculó que el agua brota a unos 300 litros por segundo. Esto bastaría para llenar una piscina olímpica en pocas horas, según la ESA.
El telescopio Webb registró las propiedades de la columna de agua gracias al espectrógrafo infrarrojo cercano (NIRSpec). Este instrumento muestra cómo gran parte del vapor expulsado (alrededor del 30%) alimenta una superficie de agua con forma de neumático, llamada toroide, situada junto al anillo E de Saturno.
“La temperatura en la superficie de Encélado es de 200ºC bajo cero”, le dice a BBC la profesora de astrofísica Catherine Heymans, Astrónoma Real para Escocia. “Pero creemos que en el núcleo de la luna hace suficiente calor como para calentar el agua, lo que genera esta masa de vapor”.
“Hemos comprobado que en lo profundo de nuestro propio océano, en el planeta Tierra, la vida puede existir en este tipo de condiciones. Por eso, nos entusiasma ver estas grandes masas de vapor en Encélado. Nos ayudan a entender un poco más qué es lo que pasa ahí, qué probabilidades hay de que exista vida”, señala Heymans, si bien aclara que no se refieren a seres humanos sino bacterias como las que existen en las profundidades marinas.
Los científicos propusieron una misión de la NASA llamada Enceladus Orbilander que buscará resolver la pregunta abierta sobre la vida.
Una misión que orbitará esta luna para tomar muestras de los géiseres, como hizo la sonda Cassini pero ahora con tecnología más avanzada. Además de tomar muestras materiales de la superficie.
Si consigue aprobar la misión, el Orbilander no volará hasta dentro de varias décadas, debido a que existen otras prioridades. La NASA y la ESA enviaron sondas espaciales hacia las lunas de Júpiter cubiertas de hielo. Estos cuerpos también tienen océanos de agua de profundidad. De hecho, podrían ser mejores candidatos en la búsqueda de vida extraterrestre porque el tamaño es mucho mayor.
No se sabe, por ejemplo, cuánto tiempo mantuvo Encélado agua en estado líquido. Esa es la clave para que exista vida. Es posible que la luna haya estado congelada durante gran parte de la historia del Sistema Solar, lo que podría bajar las posibilidades de vida.
En cambio, las lunas más voluminosas de Júpiter, como Europa (3.121 km de diámetro) y Ganímedes (5.268 km), probablemente hayan tenido la energía térmica necesaria para mantener el agua en estado líquido durante mucho más tiempo.
La revista Nature Astronomy publicará un informe detallado sobre las observaciones de Encélado realizadas por el Webb.
Por Jonathan Amos
BBC News Mundo
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