El "banco de suplentes" del Nobel: quiénes podrían ser los próximos ganadores del galardón de Física
La vida es injusta y arbitraria, casi como los premios Nobel. Cada año, la Academia sueca debe elegir dentro de las tres categorías científicas (medicina, química y física) a tan sólo una investigación, o serie de investigaciones, y hasta tres investigadores por rubro. De modo que muchos más quedan en gateras, quizás masticando probetas o los bordillos del guardapolvos, a la espera de que el próximo octubre transforme una carrera brillante en la de una superestrella científica.
En una reunión organizada por el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, ocho profesores y expertos del área contaron cuáles iban a ser, para ellos, los próximos merecedores del Nobel de Física, quince días antes de la edición 2019. Aquí se repasarán siete de esos pronósticos y no el octavo, porque Rodrigo Díaz –investigador IAFE/Conicet- acertó: dijo que Michel Mayor iba a recibirlo, por el descubrimiento de planetas extrasolares y sus contribuciones a la comprensión de la formación y evolución de los sistemas planetarios y eso fue justamente lo que sucedió (junto a Mayor fueron premiados también Didier Queloz, por lo mismo, y Jim Peebles, por sus investigaciones acerca de la infancia del universo).
Vuelta por el universo
Eugene Parker es un pionero en la investigación del sol que lleva décadas de trabajo en aspectos y características de la estrella de nuestro sistema de planetas. A sus 92 años, es tan reconocido que la misma NASA a la hora de ponerle nombre a la misión que envió al Sol en agosto de 2018 decidió bautizarla "Parker Solar Probe". Por eso y por su predicción de la existencia del viento solar, sus papers sobre la forma del campo magnético que genera el Sol conocida como "espiral de Parker" y sobre el calentamiento de la corona solar, debería ganar el Nobel de Física, según explicó Pablo Mininni, también profesor del departamento de física de la UBA e investigador del Conicet.
Otra investigación estelar que generó ruido mediático y admiración –asuntos que no siempre van de la mano- fue la obtención de la primera fotografía de un agujero negro (otra entidad que primero se creyó meramente teórica o matemática y luego se la encontró como existente en el universo). Según Gastón Giribet, profesor de física teórica e investigador del Conicet, debería obtener el Nobel Sheperd Doeleman, director del Event Horizon Telescope. "Fue un prodigio logístico lo que hicieron allí", dijo Giribet que recordó que los agujeros negros son lo más extremo del universo y que tienen una "desconexión causal" con el resto del universo.
Para Nahuel Miron Granese, también investigador del departamento de física de la UBA y el Conicet, las mediciones sobre la radiación cósmica de fondo del Big Bang en los experimentos WMAP y Planck realizadas por Charles Bennet, Nazzareno Mandolesi y Jean-Loup Puget merecían el galardón. Especies de arqueólogos del cosmos, lo que hizo ese trío fue medir qué quedó de aquella explosión inicial con los satélites mencionados.
En tanto, para Gustavo Otero, físico experimental UBA/Conicet, los investigadores del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) Robert Aymar, Rolf Heuer y Fabiola Gianotti deberían ganar el Nobel por sus contribuciones, que buscan ir más allá del modelo estándar de la física de partículas. El actual modelo, si bien se ha mostrado eficaz, no predice la materia oscura ni la expansión acelerada del universo, explicó Otero. Y en una máquina enorme del CERN que simula las condiciones del Big Bang se han hecho experimentos que buscan una nueva física de partículas que pueda dar cuenta también de esos otros fenómenos.
Detrás de las partículas
También cuántico sería el Nobel que según Christian Schmiegelow, físico de la UBA/Conicet, debía otorgársele a John Clauser, Alain Aspect y a Anton Zeilinger (o a Robert Hanson) por investigaciones en lo que se conoce como "entrelazamiento cuántico", esa insólita cualidad de las partículas de estar unidas y actuar en consonancia con esa unión pese a la distancia, lo que tiene consecuencias en la forma en que se puede entender el universo.
Por último, dos posibles Nobeles para trabajos "prácticos" sobre materiales en la Tierra: para Andrea Bragas, del departamento de física UBA/Conicet, debería ir para John Pendry, Federico Capasso y Naomi Halas "por sus contribuciones en la óptica plana y los metamateriales"; y para Victoria Bekeris, también de la UBA/Conicet, para Pablo Jarillo Herero y Eva Andrei, "por sus contribuciones en el desarrollo del grafeno superconductivo".
Justamente fue un físico, el eminente Niels Bohr, quien dijo que hacer predicciones es difícil, "sobre todo respecto del futuro". Pero, por si alguien quiere apostar, en los próximos cinco años al menos tres de las investigaciones arriba mencionadas deberían coronarse un diciembre cualquiera en Estocolmo.