Descubrieron restos fósiles de un vampiro de gran tamaño
Sería de uno de los últimos representantes de una especie hoy extinta
A unos 40 kilómetros al sudoeste de Miramar, en la localidad de Centinela del Mar, se descubrieron por primera vez en la Argentina restos fósiles de un vampiro gigante. El anuncio de este descubrimiento se realizó en el último número de la revista especializada Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology .
Los investigadores que estudiaron la pieza son Ulises Pardiñas y Eduardo Tonni, paleontólogos de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
Aunque la pieza descubierta es tan sólo un canino superior izquierdo, el hallazgo permite inferir interesantes conclusiones científicas. Entre otras, que hace unos 350 años (entre los años 1500 y 1700 de nuestra era), las temperaturas del sur de la provincia de Buenos Aires eran significativamente superiores a las actuales.
Habitantes de la noche
Los paleontólogos determinaron que el vampiro de Centinela del Mar corresponde a una forma extinta gigante, probablemente a la denominada Desmodus draculae , y sería uno de los últimos representantes de esa especie, registrada con anterioridad en sedimentos más antiguos en Brasil y Venezuela.
Uno de los ejemplares provenientes de Brasil, que fue hallado en una caverna, tiene una antigüedad de 20.000 años. Su singular nombre hace referencia al conde Drácula, el vampiro de Transilvania de la novela del escritor irlandés Bram Stoker.
"Este diente es el único registro fósil bien documentado de un quiróptero en nuestro país", afirma Pardiñas. El investigador explica que el canino del vampiro de Centinela del Mar es un 25% más largo que el del vampiro de Azara actual, con el cual está emparentado.
Los dientes caninos son utilizados por los vampiros para producir cortes en la piel de los animales dormidos, y luego alimentarse de la sangre que fluye de esas heridas. Entre las posibles víctimas del vampiro fósil, según Tonni y Pardiñas, estaban la vizcacha, algunos ciervos y el guanaco.
El hallazgo fue realizado por Pardiñas mientras seleccionaba los restos fósiles, principalmente de roedores, que había extraído de una antigua cueva que se rellenó con sedimentos. Muchos de estos huesos correspondían al alimento de un ave del grupo de las lechuzas.
"Las lechuzas, los búhos y otras aves rapaces -explica Tonni- muchas veces devoran a sus presas enteras. Los pelos, plumas, huesos, dientes, cutículas de insectos y piel que no son digeridos se apelmazan, formando masas compactas esféricas u ovoidales conocidas como bolos de regurgitación , regurgitados o egagrópilas . Estos bolos son expelidos al exterior, por vía oral, en el nido o cerca de algún posadero." Los huesos de roedores hallados en Centinela del Mar junto con el diente del vampiro formaban parte de bolos de regurgitación de una lechuza, posiblemente de los campanarios.
Un planeta más cálido
"Estos roedores, como el ratón de hocico rosado - Bibimys torresi - y la rata acuática - Pseudoryzomys simplex -, son característicos de áreas subtropicales y templadas cálidas -comentan Pardiñas y Tonni-. Por eso creemos que, en el pasado, en esta zona de la provincia de Buenos Aires hubo condiciones climáticas más cálidas que las actuales. El registro más antiguo de estos dos mamíferos pertenece al sitio arqueológico Cueva Tixi, ubicado en la provincia de Buenos Aires, cuya datación dio una edad de 715 años radiocarbono antes del presente."
La distribución más austral del vampiro de Azara corresponde al nordeste de la provincia de Buenos Aires. Por eso, explica Tonni, la presencia de un vampiro del género Desmodus a centenares de kilómetros al sur de los límites actuales sugiere que, entre 500 y 300 años antes del presente, las temperaturas invernales del sudeste bonaerense eran al menos 2 grados más altas que las presentes.
Para determinar la antigüedad se empleó una técnica conocida como espectroscopia de masas con acelerador . El ensayo dio una edad algo inferior a los 300 años antes del presente. Dado que se toma como presente el año 1950, tanto los roedores como el vampiro vivieron hace 350 años radiocarbono, que corresponden aproximadamente al lapso entre los años 1500 y 1700 de nuestra era.
Tonni afirma que varios autores, basándose en el estudio de los sedimentos, los suelos y la vegetación pasados de la Argentina han reconocido un incremento de las temperaturas ocurrido hace varios siglos. En su trabajo, los científicos destacan: "Existen evidencias acerca de que alrededor del año 1600 hubo un máximo de actividad solar, que se tradujo en un aumento de las temperaturas. El hallazgo del vampiro y los roedores en Centinela del Mar, adaptados a condiciones más cálidas que las actuales, es compatible con este fenómeno".
Como consecuencia de estos cambios climáticos se produjeron alteraciones en la composición de las comunidades de mamíferos. Tonni y Pardiñas creen que las que hoy habitan en la llanura pampeana habrían surgido hace sólo algunos siglos.
Restos fósiles
Cómo los encontraron : el hallazgo se realizó mientras el investigador del Conicet Ulises Pardiñas se encontraba estudiando el interior de una cueva bonaerense.
Por qué es importante: estas piezas, las primeras en su tipo, ayudan a armar el rompecabezas de la historia natural de la zona.