Desarrollan un modelo para regular las pesquerías artesanales
Permitirá elaborar estrategias que limiten la captura excesiva de especies en el sur del país
Sobrepesca, vedas y destrucciones sin ningún tipo de control afectan desde hace años, de manera acumulativa, la fauna de las pesquerías argentinas en las que el trabajo aún es artesanal.
Desde el Centro Nacional Patagónico de Puerto Madryn (Cenpat), en Chubut, una investigadora argentina propuso desarrollar un plan que una los conocimientos teóricos y la experiencia de los pescadores para prevenir la captura excesiva de recursos.
La innovación del proyecto de la doctora en pesquerías Ana Parma es el desarrollo de protocolos de análisis y diseño de problemas de manejo pesquero para los que aun los textos no dan soluciones.
"Como en muchas otras pesquerías del mundo, la Argentina necesita reducir su excesiva capacidad de pesca e implementar sistemas de manejo que aseguren el acceso a un número limitado de embarcaciones con reglas de uso claras", explica la investigadora del Cenpat.
Distinguido con el Premio Pew 2003 para la Conservación Marina, el más prestigioso en ese campo de la investigación otorgado por la fundación privada Pew Charitable Trusts, de Estados Unidos, el proyecto busca aliviar el deterioro de las pesquerías argentinas que comenzó a fines de los 90 con el aumento desmedido de la flota industrial y de la captura de merluza más allá de los límites establecidos por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero. En los últimos años, ese diagnóstico sólo mejoró en las pesquerías de langostinos.
"El objetivo es diseñar estrategias de monitoreo y regulación de las capturas para un tipo particular de pesquerías, que no está contemplado en la teoría clásica de evaluación de stocks y manejo pesquero", define Ana Parma, licenciada en biología de la Universidad de La Plata, que obtuvo su doctorado en la Universidad de Washington, en Seattle, Estados Unidos.
Con el respaldo económico del premio recibido -50.000 dólares anuales durante tres años-, Parma estudiará cuatro pesquerías "con distintos desafíos de conservación".
El proyecto incluye, además, cursos de capacitación y construcción de bases de datos para facilitar el acceso a la información obtenida, y talleres para pescadores, industriales y administradores.
El equipo de trabajo, que dirige la investigadora, está integrado por especialistas del Cenpat y de universidades e institutos de investigación de la Argentina, Chile y Estados Unidos. Participarán también estudiantes y personal técnico de las administraciones pesqueras de Chubut, Santa Cruz y Chile.
Argentinos y chilenos
Dos de los cuatro sitios por estudiar elegidos por Parma están ubicados en nuestro país y dos se hallan en Chile.
"Los casos en la Argentina corresponden al manejo de la pesquería artesanal de vieiras en península Valdés y al control de la captura incidental en la pesca del langostino patagónico en Chubut y Santa Cruz -detalla Parma en comunicación electrónica desde Puerto Madryn-. En Chile, analizaremos la pesquería del loco, un caracol de la zona centro-norte, y la del erizo de mar en la zona de fiordos al sur de la isla de Chiloé."
La característica de esas pesquerías "no convencionales" que atrapa la atención científica de la investigadora es que son "costeras basadas en especies asociadas al fondo con una fuerte estructura espacial, ya sea porque los animales son sedentarios, como las vieiras o los erizos de mar, o porque se desplazan desde sus áreas de cría a otras de alimentación y desove de manera más o menos predecible, como el langostino patagónico".
Como en otros países, allí donde los pescadores trabajan artesanalmente es una fuente de ingresos para gran cantidad de familias. Por eso, la pérdida de sus recursos también tiene consecuencias económicas.
Manejo complicado
El manejo de una pesquería no es una tarea simple e incluye un tema complejo: la regulación de los derechos de pesca.
"En muchas pesquerías artesanales en las que la captura se desembarca en muchos lugares dispersos a lo largo de la costa sin instalaciones portuarias de poco sirve recomendar tasas de captura adecuadas si no se pueden controlar -pone como ejemplo la entrevistada-. Hay que concebir sistemas de manejo que ofrezcan mejores perspectivas de éxito."
Para lograrlo, el equipo de trabajo realizará en las cuatro pesquerías del Sur ejercicios de simulación numérica : con distintos modelos de estudio se simula la dinámica de las especies explotadas, el trabajo de los pescadores y los procedimientos de control de los recursos.
Esto, señala Parma, permitirá modificar las regulaciones de la explotación y evitar superar la capacidad productiva de las especies.
¿Cuál es la diferencia entre los métodos clásicos de estudio y este proyecto? "Parten del supuesto de que las poblaciones explotadas son conjuntos de animales que se mueven y se mezclan en forma homogénea, lo que es especialmente problemático en las pesquerías costeras, donde las características del recurso varían de lugar en lugar", sostiene la doctora Parma.
Para ella, esos métodos complican los procedimientos de muestreo y evaluación.
"Las estrategias de manejo pueden incluir controles de tipo espacial como, por ejemplo, esquemas de rotación de áreas y clausuras temporales o permanentes, además de cuotas de captura y tallas mínimas de explotación", sugiere la entrevistada desde la experiencia que acumuló en la modelación de pesquerías de bacalao negro en Estados Unidos, de langostino en Chile, de hoki en Nueva Zelanda y de halibut en el Pacífico.
El beneficio de implementar esas estrategias es asegurar la sustentabilidad de la actividad pesquera. "Para esto deben darse una serie de condiciones: los niveles de explotación deben adecuarse a la capacidad productiva de los recursos, las regulaciones deben poder adaptarse y corregirse según las respuestas medibles del sistema y el control de las regulaciones debe ser efectivo", concluye con la convicción de poder lograr su objetivo para proteger especies de gran importancia económica para nuestro país.
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