Cuenta regresiva para el lanzamiento de un nuevo satélite argentino, el Saocom 1B
Tras una demora de varios meses impuesta por las restricciones de la pandemia, un equipo de 18 ingenieros aeroespaciales argentinos finalmente se encuentra por estas horas en Cabo Cañaveral en plena campaña de lanzamiento de la última perla satelital argentina: el Saocom 1B, hermano gemelo del lanzado en 2018 y que, como él, integrará la constelación Siasge con los cuatro Cosmo Skymed de la Agencia Espacial Italiana.
"Estamos ansiosos por ponerlo en órbita –confiesa Raúl Kulichevsky, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae)–. No sé si decir ‘contentos’, porque las condiciones no son las ideales: tuvimos que repensar muchos procesos no solo de cómo trabajaremos acá, sino también en la Argentina. Todo lo que teníamos planificado para el Saocom 1A, que creímos que seguiría vigente para este, hubo que revisarlo. Por ejemplo, hay un grupo importante que en el momento del lanzamiento están en el centro de control de misión y que ahora los vamos a tener distribuidos entre Córdoba, Buenos Aires y Bariloche. Por supuesto, esto impone ciertos obstáculos. No es lo mismo cuando uno se sienta a discutir alrededor de una mesa que cuando lo hace por videoconferencia".
El sexto satélite argentino viajó hacia Florida, actual epicentro de Covid-19 en los Estados Unidos, a fines de febrero en un Antonov AN124, uno de los cuatro aviones más grandes que existen. El aparato, embalado en su contenedor, es un prodigio de complejidad tecnológica que pesa 3 toneladas, pero fue acompañado por 90 cajas de equipos que sumaban 42 toneladas en total.
Se esperaba que al llegar a destino, se instalaría, se encendería y se harían todas las pruebas previas a la integración al lanzador, un Falcon 9 de la compañía Space X. Pero SARS-CoV-2 de por medio, la fecha de lanzamiento debió aplazarse para fines de este mes (debería ser entre el 25 y el 30, pero todavía no se fijó el día exacto). Ayer se ubicó dentro de la "cofia" que lo protege en la punta del lanzador y hoy esperan hacer un ensayo desde la Base Kennedy, en el que se simulan cada una de las operaciones necesarias el día del lanzamiento y también se prueban todos los sistemas de comunicación con la base terrena Teófilo Tabanera de la Conae, en Falda del Carmen. "Si bien cuando llegamos al hotel hicimos una simulación y nos conectamos con Bariloche, Buenos Aires y Córdoba para verificar que todo funcionara bien, esto ya nos dejaría preparados para el lanzamiento", subraya Kulichevsky.
El desarrollo
El segundo Satélite Argentino de Observación con Microondas fue desarrollado por la Conae y fabricado en su mayor parte en las instalaciones de Invap, pero también participaron empresas como VENG y otras compañías tecnológicas y organismos del sistema científico, como la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) y el Instituto Nacional del Agua (INA). Es resultado del trabajo de unas 80 empresas e instituciones, 900 personas y cuatro millones de horas/persona.
Su principal equipo activo es un radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés) que trabaja en la porción de las microondas del espectro electromagnético, particularmente en la banda L. Esta "joya" de la que disponen muy pocos países en el mundo, es una antena de 35 m2, compuesta por siete paneles formados cada uno por un conjunto de 20 miniantenas. Solo ese dispositivo tiene 140 computadoras y kilómetros de cables. Su despliegue, luego del lanzamiento, es una de las operaciones críticas que se realizan en las horas siguientes a la puesta en órbita. A diferencia de lo que ocurre con las misiones ópticas, este dispositivo le permite obtener mapas de la humedad y la topografía del suelo de noche o de día, esté despejado o nublado.
Con esa información se pueden elaborar índices de sequía, hacer monitoreo de bosques, mapas de pendientes, identificar puntos de acumulación de agua, de humedad en superficie, todos datos vitales para la producción rural.
Además, también detecta cambios en las estructuras urbanas; riesgo de inundación, de incendio, de invasión de insectos, plagas; alertas de enfermedades endémicas, de erupciones volcánicas; cuantificación de daños por desplazamientos de terreno, problemas de infraestructura y hundimientos. Su radar de banda L le permite "ver" hasta dos metros por debajo de la superficie y medir la profundidad de las napas para elaborar un mapa de la humedad del suelo en tiempo real.
En su posición final se encontrará a unos 600 km de altura y a 180 grados de distancia del Saocom 1A, lo que permitirá una mayor frecuencia de revisita. Recorrerá cada órbita en 88 minutos, tomará 225 imágenes diarias pasando sobre ambos polos terrestres.
Si una campaña de lanzamiento es siempre intelectual y emocionalmente demandante, esta vez las exigencias se multiplicaron, cuenta el gerente de Coordinación de la Conae, Leandro Groetzner, que organizó el estricto protocolo de higiene y seguridad que debe cumplir el equipo seleccionado para viajar a las instalaciones de Space X.
"Generamos un documento sobre las diferencias de concepto que existen entre lo que se entiende como ‘contacto estrecho’, distancia de seguridad y fiebre como síntoma de una infección en los Estados Unidos y en la Argentina –cuenta Groetzner–. Cinco días antes del viaje, todos tuvieron que hacerse un test de PCR y guardar cuarentena estricta durante cinco días. Al llegar al aeropuerto de Miami, se fueron directo al hotel en grupos de no más de dos personas por vehículo e iniciaron otra cuarentena preventiva de nueve días, cada uno en una habitación independiente con cocina. El séptimo día tuvieron que hacerse un nuevo test de PCR y otro al día siguiente. Una vez que tuvieron los dos negativos, el lunes 13 iniciaron la campaña de lanzamiento. Cargaron las baterías e hicieron pruebas de comunicación con Córdoba, Buenos Aires y Bariloche. Ahora el satélite ya está operativo. Con Invap designamos un responsable de seguridad e higiene que los acompaña durante toda la campaña y les requiere un chequeo de temperatura dos veces por día y un registro diario de contactos estrechos. No pueden ir a comer a un restaurant, frecuentar áreas comunes (como la pileta) ni participar de actividades grupales. Suben y bajan a sus piezas por la escalera (para evitar el ascensor) y la única distracción permitida es salir a caminar de a dos, respetando la distancia y con protección".
Próximo paso
Una vez que el Saocom 1B esté operativo, Kulichevsky y su equipo de la Conae podrán abocarse al próximo satélite que esperan poner en órbita: el SABIA-Mar, resultado de un programa de cooperación con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil. "Está muy avanzado el diseño de ingeniería y este año empezamos a construir los primeros modelos de ensayo –cuenta Kulichevsky–. Planeamos tenerlo terminado para 2023".
También esperan retomar el programa de acceso al espacio con el Tronador III. "Estos últimos dos o tres años fueron muy difíciles desde el punto de vista presupuestario y no pudimos avanzar como hubiéramos querido –destaca–. Este año también será complicado, pero tenemos el compromiso de las nuevas autoridades y esperamos poder empezar a trabajar al 100% de nuestra capacidad en poco tiempo". Si ese proyecto se concreta, la Argentina sería el único país de América Latina con un lanzador para sus propios satélites y también podría ofrecer servicios de lanzamiento a los países de la región. "Seguramente, a precios muy competitivos", se permite imaginar el director ejecutivo de la Conae.