Cuando el aire acondicionado enferma
Consejos para evitar que afecte la salud
La utilización incorrecta del aire acondicionado incrementa el riesgo de padecer infecciones y broncoespasmos, advirtió recientemente el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires a través de un comunicado en el que se difundieron algunas precauciones. En especial, para cuidar a lactantes, alérgicos, asmáticos y personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
El doctor Andrés Echazarreta, jefe de neumonología del hospital provincial San Juan de Dios de La Plata, explicó por su parte que la vía aérea superior, conformada por la garganta, la nariz y la laringe, posee una temperatura propia, proporcionada por los vasos sanguíneos que la envuelven, con lo cual, cuando la temperatura del ambiente difiere demasiado respecto de la temperatura propia de dicha vía, se generan condiciones favorables para el crecimiento bacteriano y el subsiguiente desarrollo de infecciones respiratorias.
Pero el aire acondicionado no sólo actúa enfriando el ambiente. También seca el aire que respiramos. Los típicos dolores de garganta, estornudos y congestión nasal que padecemos al permanecer mucho tiempo en espacios acondicionados en exceso son producto de la inflamación y la reducción de las secreciones mucosas de las vías aéreas superiores causadas justamente por el frío y la sequedad excesiva del aire, lo que puede derivar en cuadros como faringitis y rinosinusitis.
En este contexto, aquellas personas especialmente sensibles a los cambios bruscos de la temperatura y la resequedad del aire, como los enfermos de EPOC, los alérgicos y los asmáticos, deben seguir cuidadosamente las recomendaciones de los especialistas, ya que el mal uso del aire acondicionado puede exacerbar sus síntomas e incrementar el riesgo de sufrir crisis respiratorias de diversa gravedad.
Para proteger nuestra salud y bienestar debemos tomar conciencia de que la finalidad del aire acondicionado es, precisamente, "acondicionar" el ambiente, y no simplemente refrigerarlo. Lo que debemos evitar, fundamentalmente, es generar una amplitud térmica demasiado exagerada entre el interior y el exterior, sobre todo en el caso de ambientes con ingreso y egreso frecuente de personas.
Los especialistas recomiendan que la temperatura del ambiente oscile entre los 23 y los 25 grados, ya que por debajo de dicha temperatura el riesgo de exacerbación de los síntomas en personas con EPOC, alergias o asma resulta cada vez mayor.
En cuanto al uso del aire acondicionado durante el sueño, el Dr. Salvador Pace, director asociado del hospital provincial Cetrángolo, de Vicente López, especializado en enfermedades respiratorias, señaló que cuando dormimos nuestro cuerpo se enfría naturalmente, por lo que no hay que bajar demasiado la temperatura del ambiente, sino colocar el aparato en la modalidad ‘FAN’, o ventilador, que es la modalidad de menor salida de aire.
En cuanto a los bebés, Estela Grad, referente en infecciones respiratorias del ministerio de Salud provincial, resaltó el cuidado especial que los lactantes requieren por no haber desarrollado aún los mecanismos de regulación de su temperatura corporal. "A esto se suma que por las noches suelen moverse y destaparse completamente, por lo cual, si el aire está a menos de 24 grados, pasarán frío, lo que predispone a contraer virosis". Por esta razón, en los ambientes con aire acondicionado encendido, los bebés deben vestir siempre una remera, aún en verano, y utilizar una sábana liviana para dormir.
Por otra parte, en caso de concurrir a lugares habitualmente refrigerados en exceso, como centros comerciales y cines, o antes de realizar un viaje de larga distancia, en micro o en avión, debemos tener siempre a mano algún tipo de abrigo para prevenir las posibles molestias debidas al cambio brusco de temperatura.
Por Juan Manuel Ríos