Coronavirus en la Argentina: ante el aumento de casos, ¿sirve "aislar" la ciudad para controlar la epidemia?
Ante el rápido aumento de casos positivos de Covid-19, particularmente en algunos barrios de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), y la diferencia con los números que arrojan estudios en el conurbano bonaerense, surgió una polémica sobre la posibilidad o conveniencia de aislar la zona delimitada por el Rio de la Plata y la Avenida General Paz para evitar la propagación del virus.
Hoy a la mañana, versiones periodísticas indicaban que Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y miembro del comité asesor del Poder Ejecutivo, afirmó en una entrevista radial que, si los casos seguían creciendo, habría que pensar en "cerrar" la ciudad; muchos entendieron que se refería de algún modo a sitiarla. Sin embargo, consultado sobre el sentido de sus palabras, el infectólogo aclaró: "No quise referirme a impedir el paso hacia adentro o hacia afuera, sino a ‘apagar’ la actividad, a volver a limitar la circulación de la gente. Si el brote, que hoy está focalizado, sobrepasa los barrios vulnerables y empieza a haber un aumento dramático de casos en el resto del territorio, habrá que tomar medidas para intentar bloquear al máximo el movimiento de personas para que no se exponga más gente: suspender las salidas recreativas, restringir el movimiento del personal que no sea esencial, y cuidar especialmente que no salga la gente mayor. Eso, si fuera una situación epidémica que no es la que vemos hoy. En este momento, no hay un descontrol de la epidemia en el resto de la Ciudad, pero hay mucha gente que circula desde los lugares con brote a otros barrios a trabajar, entonces eso puede generar nuevos focos de transmisión".
Otros infectólogos tampoco respaldan la idea de impedir el tránsito interjurisdiccional en el Área Metropolitana de Buenos Aires. "Para mí es un error –opina Eduardo López, también miembro del comité asesor–. En primer lugar hay que tratar de no generar discriminación. Con todo respeto, el contagio de este virus no nació en los barrios populares, sino que vino en avión. A un individuo que vive en el Tigre y va a trabajar en Versalles, donde no hay casos, o viceversa, ¿por qué le vamos a impedir que entre? Hay que trabajar fuertemente para que la gente se proteja, buscar los contactos estrechos, que son los que más diseminan la enfermedad, y además estudiar mucho al oligosintomático (la persona que presenta pocos síntomas). Eso es lo que nos va a ayudar".
Para el especialista, la diferencia estadística que se advierte entre los barrios vulnerables de la Ciudad y el conurbano puede deberse, entre otras cosas, a determinantes ambientales. "La 1-11-14, la 31 y el barrio Zavaleta, los conozco bien a los tres, así que puedo hablar, tienen una casa pegada a la otra y en altura, separadas por pasillos, no calles –destaca–. Son ambientes semicerrados, con una densidad poblacional mucho mayor que los asentamientos de la provincia, que si bien son precarios, tienen más espacio, con lo cual la transmisibilidad del virus es menor. ¿Estamos aumentando el número de casos? Sí, pero fundamentalmente en esos lugares".
Circulación
Desde el punto de vista epidemiológico, el AMBA hay que mirarlo como un territorio articulado, ya que sus problemas son comunes. Encararlo de otra manera no llevará a tomar medidas efectivas, advierte Mirta Roses, ex directora de la OPS y actualmente embajadora de la OMS para Covid-19. "El aumento de circulación de personas es la contrapartida del concepto de distanciamiento social, que intenta reducir la posibilidad de que dos personas se encuentren demasiado cerca –explica–. Eso lleva a disponer la disminución de la circulación peatonal, en transporte público, a que se promueva el uso de autos particulares, se les solicita a las empresas que pongan transporte para su personal. Pero eso no quiere decir que sea necesario impedir el ingreso. Ayer hubo seis casos en Santiago del Estero que hicieron sonar las alarmas. Eran trabajadores migrantes que venían de trabajar en la cosecha en Rio Negro. Pero ellos no cerraron la frontera: los esperaron, los trajeron controlados, les hicieron la prueba y los aislaron".
Si bien es cierto que la movilidad se asocia con un mayor riesgo de contagios e incremento de casos, y el porcentaje de gente que se moviliza es uno de los factores críticos que determinan las distintas fases de la epidemia, la relación entre una y otro no es lineal, y resulta difícil trazar un patrón estadísticamente válido. Aunque trataron de encontrar correlaciones, Daniel de Florian, físico de la Universidad Nacional de San Martín y equipo, no pudieron establecerlas. "Hubo un aumento claro de la movilidad –dice De Florian–. En CABA, pasó del 20 al 40% y en el país ahora está en alrededor del 57%. Pero es muy difícil determinar una relación uno a uno. Por ejemplo: si tenés dos personas en un colectivo, la chance de que se contagien es prácticamente cero, pero si hay 10, no se multiplica por cinco, sino por un número mucho más grande. Esa relación todavía es difícil de mostrar".
Según datos de una compañía telefónica analizados por De Florian y colegas, el 50% de las personas que ingresa a CABA viene de los distritos que están alrededor: Vicente López, Avellaneda, La Matanza. "La ciudad y el conurbano son un continuo (en la zona norte eso es bien claro, comparando Vicente López con Saavedra, por ejemplo). Y la mayoría de los casos nuevos no son por movilidad, sino que están muy focalizados". Y agrega: "Hay mucho ruido con las últimas medidas de CABA, pero el aumento de movilidad no fue tan grande (el domingo pasó del 25% usual al 29%)".
Regulación
Hernán Solari, epidemiólogo matemático de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, coincide en que es difícil encontrar correlaciones para poder anticipar dónde habrá nuevos brotes. "Hay un factor que cuesta mucho ver y es que hay azar –afirma–. Es cierto que si uno tiene un gran flujo de personas, tiene más riesgo de contagio. El transporte es un punto clave y tiene que ir a muy baja densidad. Pero eso no es cerrar la Capital, es regular el tránsito".
Que es, por otra parte, lo que se está intentando hacer ahora. "El número de casos está aumentando y es posible que haya que tomar algunas medidas adicionales –sugiere Pablo Bonvehí, jefe de Infectología de Cemic y también integrante del comité de expertos–. Tal vez la palabra ‘cierre’ suene como algo muy extremo, pero en la práctica la ciudad no está abierta: hay que entrar con un permiso. Y eso yo creo que va a tener que seguir siendo así. Tal vez habrá que ejercer un control más intensivo de lo que se está haciendo ahora".
Bonvehí también sostiene que, si la población cumple adecuadamente con las medidas de cuidado que se fueron incorporando en estos dos meses y medio, esa movilización tendrá mucho menor impacto. Con respecto al riesgo que plantea el transporte público, un lugar de alta densidad y poco espacio, subraya que no todos los medios son iguales y tampoco es lo mismo viajar 15 minutos que dos horas. "Aquel que tenga la posibilidad de ir caminando, en moto, en bicicleta, o que tenga un auto, debería tratar de hacerlo para dejar más espacio para aquellos que no tienen otra alternativa que viajar en colectivo, tren o subte –subraya–. Y los que tienen que hacerlo, no deben olvidar el cubreboca, el lavado de manos frecuente, no tocarse la cara y, cuando llegan al trabajo, lavarse las manos. En el ambiente médico aquellos que están en contacto con pacientes Covid, si toman las medidas de protección, no se contagian".
Enio García, jefe de asesores del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, sigue con atención el rumbo de la epidemia. "Estamos monitoreando el aumento de la movilidad y veremos los resultados en términos de contagio a fines de esta semana o la que viene –dice–. Pero más allá de los anuncios oficiales, la gente empezó a salir y están aumentando los casos. No creo que la idea sea cerrar, sino tener estrategias para disminuir la movilidad".
Por último, el infectólogo Pedro Cahn es terminante: "No escuché que se estuviera hablando de cerrar la Ciudad. Y además es impracticable".