Completaron un mapa geológico inédito de los ríos Paraná y Uruguay
En los próximos meses se publicará un libro con los hallazgos
PARANA.- Dos geólogos, investigadores del Conicet, los doctores Daniela Kröhling y Martín Iriondo, concluyeron un estudio de 10 años sobre toda la cuenca del río Uruguay, que abarca áreas de Brasil, Uruguay y la Argentina, y publicarán un libro de 300 páginas con datos para el asombro.
Los científicos realizaron detallados estudios de campo en las diferentes formaciones geológicas cuaternarias desde la alta cuenca del Uruguay, pasando por la Mesopotamia y la República Oriental del Uruguay, hasta la desembocadura en el Río de la Plata.
El análisis de los sedimentos, el paisaje, el clima y los cambios ambientales operados durante los últimos dos millones de años, complementado con estudios especiales de rocas y sedimentos requeridos a laboratorios locales y de China, Alemania, Brasil e Inglaterra, más el análisis de fotos aéreas y satelitales permitieron completar un mapa inédito.
Conocer el comportamiento de este río y sus afluentes en un área de 365.000 kilómetros cuadrados (casi tan grande como los territorios de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos juntos) "tiene importancia como investigación básica, pero además puede aplicarse en otros ámbitos, porque ayuda a predecir cambios ambientales", dijo Daniela Kršhling, uno de los autores del trabajo.
El estudio servirá también para medir el valor del suelo y el agua dulce desde el punto de vista productivo, y para avanzar en la exploración de las conexiones entre los ríos subterráneos y superficiales para calibrar su potencial para riego.
Algunas de las conclusiones fueron presentadas en congresos geológicos internacionales, en especial los referidos al cuaternario, realizados en países de Europa, América del Norte y Africa.
Uno de los descubrimientos más inesperados del cordobés Martín Iriondo, radicado en Paraná desde hace décadas, y la santafecina Daniela Kršhling, ambos doctores en geología graduados en la Universidad de Córdoba, es la existencia de un gran cañón que surca el fondo del río Uruguay de punta a punta.
"Es una curiosidad científica", dijo Iriondo, porque a diferencia de los lechos de otros ríos, como el Paraná, el Uruguay "tiene en el fondo una gran zanja o cañón, unas diez veces más profundo que el río", que extrañamente no se rellena con la arena y los cantos rodados que transporta el curso de agua.
Un extraño cañón
En algunos tramos de la cuenca baja, esta brecha, que tiene de 10 a 15 metros de ancho, forma el canal navegable. Pero el fenómeno se nota particularmente en los Saltos de Moconá, en el centro este de Misiones, donde el agua se precipita desde el mismo lecho del río hacia el canal más profundo, el cañón, y lo hace en forma longitudinal, al atravesar un bloque tectónico elevado.
El estudio también permitió localizar antiguos cauces del río Paraná. "Entre 20.000 y 10.000 años antes del presente, el río Paraná se desviaba a la altura de Posadas, cruzaba por Corrientes y desembocaba en el río Uruguay cerca de Monte Caseros. Esos paleocauces del Paraná son los actuales ríos Miriñay y Aguapey", reveló Iriondo, y recordó que entonces no existían aún las barrancas del Paraná medio y el río no pasaba por los lugares en donde se erigen hoy las ciudades de Corrientes y Paraná. El dato es llamativo, porque se trata de épocas cercanas, si se comparan con la edad de los ríos Paraná y Uruguay: unos tres millones de años.
Sucede que estos cursos se originaron en el plioceno (última parte del terciario), pero tuvieron distintos cauces, y las barrancas -dicen los investigadores- son del holoceno: tienen menos de 10.000 años. (Los rastros humanos más antiguos hallados en Entre Ríos datan de 8000 años antes del presente, en la costa del río Uruguay, de la época en que se extinguió la megafauna con representantes insignes como el mastodonte.)
Entre las diferentes fajas que ocupó el Uruguay, otro hallazgo de la investigación es el viejo cauce que yace unos 50 metros bajo la superficie en la zona de San Salvador, Entre Ríos, convertido en un gran acuífero a unos 50 kilómetros del trazado actual del río Uruguay, que los agricultores de la zona aprovechan para el riego de las arroceras.
Los investigadores revisaron también hipótesis clásicas. Por ejemplo, siempre se dijo que los cantos rodados del Uruguay se formaron por el desgaste propio del transporte fluvial. En el libro se leerá, en cambio, que gran parte de esos fragmentos "nacieron redondos", porque ya se presentan esféricos en la roca madre.