Cómo preparar el regreso a la escuela
Es normal que los chicos estén un poco más ansiosos, pero hay que estar atentos si esto persiste Los más pequeños sufren más la ansiedad por la separación del hogar Los de primaria se preocupan por el desempeño escolar Los adolescentes son más vulnerables a la mirada ajena
El primer día de clases, que en la ciudad de Buenos Aires y doce provincias será dentro de nueve días y una semana más tarde para el resto del país, significa para los niños el encuentro con los compañeros y con los docentes, el fin de las vacaciones y, por sobre todas las cosas, ansiedad.
La escena se repite todos los años: chicos que lloran y patalean, que tironean de la ropa de sus madres y ruegan: "¡No me dejes!".
Más allá del drama, la psicología considera que la llamada "ansiedad de separación del primer día de clases" es una situación normal, y que sólo cuando persiste más de seis meses puede ser considerada un trastorno de ansiedad.
"Hay que distinguir entre la ansiedad normal, que aparece como reacción frente a los sucesos que vive el niño, y la ansiedad patológica, que constituye un cuadro de trastorno de ansiedad", explica Mónica Oliver, médica psiquiatra y psicoanalista infantil, secretaria a cargo del Comité de Salud Mental y Familia de la Sociedad de Pediatría.
Un escrito elaborado por los psicólogos Daniel Bogiaizian y Laura Coccia, de la Asociación Ayuda, afirma que un 60% de los eventos estresantes ocurren dentro del ámbito escolar. La explicación es sencilla: "Pasan la mayor parte del tiempo en el colegio, y las relaciones con sus compañeros, autoridades y el desempeño académico activan la ansiedad", cuenta Coccia, que se especializa en trastornos de ansiedad en niños.
Según los estudios citados por la Asociación Ayuda, un 21% de la población infantil sufre de trastornos de ansiedad y éstos representan el 30% de los problemas psicológicos de los niños.
Los especialistas coinciden en que éste es un motivo frecuente de consulta y que los trastornos se manifiestan de manera diferente según las edades de los niños y su maduración.
Los niños de edad preescolar sufren más comúnmente el trastorno de ansiedad por separación, angustia excesiva producida por la separación temporal de su familia.
Algunos síntomas pueden ser la insistencia en permanecer con sus padres, dolores de cabeza, de panza, vómitos, llantos y caprichos, y la presencia de miedos específicos como a la oscuridad.
Para la psicopedagoga Elizabeth Calvo de Suzuki, que integra la Asociación de Psicopedagogos de la Provincia de Buenos Aires, "el niño avisa modificando sus ritmos; pocas veces dice lo que le pasa con palabras y usa las conductas para expresarse".
"Los chicos no saben identificar lo que sienten. Saben que algo no anda bien, pero no tienen el repertorio idiomático para expresarlo", dijo Coccia.
En la etapa del colegio primario, las alteraciones de la ansiedad están más relacionadas con el desempeño académico y deportivo.
Los disparadores de la ansiedad más comunes suelen ser las pruebas, las exposiciones en público, el temor por repetir el año escolar, conflictos con sus compañeros y el trato que reciban de los docentes.
"No quiero ir al colegio"
Negarse a ir a la escuela es uno de los síntomas más comunes de las fobias escolares. Para el psiquiatra Enrique De Rosa, docente del Departamento de Salud Mental de la UBA: "El comportamiento evitativo es un estadio previo a las fobias. El síntoma es evitar, pero luego puede transformarse en fobias escolares".
Para Calvo de Suzuki, "detrás de la frase "No quiero ir a la escuela" puede esconderse una inadaptación social, fallas en la respuesta que dan los chicos a la exigencia o elementos perturbadores de la escuela. Hay que averiguar cuánto hay de factores reales en ese no quiero ir ".
Los niños que padecen fobia escolar suelen decir que en el colegio se aburren, que les disgusta, que en sus casas se divierten y la pasan mejor. "El colegio representa para ellos una amenaza y en estos casos se trabaja en forma conjunta entre maestras, psicopedagogas, familias y psicólogos", explicó Coccia, y agregó que en casos graves de fobia escolar con otro trastorno de ansiedad simultáneo hay que recurrir a maestras domiciliarias.
La mirada de los otros
Los motivos que disparan trastornos de ansiedad en los adolescentes, además del rendimiento académico, están más relacionados con la aceptación social y con la mirada de los demás.
De Rosa explicó: "Muchos piensan que los adolescentes no tienen problemas, y no es así. En esta etapa de la vida definen si se mueven en los grupos como individuos o como parte de la masa. Tienen miedo a ser evaluados negativamente".
Para De Rosa, un aspecto positivo es el hecho de que los niños aprendan a manejar las situaciones de estrés desde pequeños. "Estarán más fortalecidos para lidiar con el estrés cuando sean adultos", dijo.
Las recomendaciones que dieron los especialistas van en la misma línea: no es conveniente minimizar los síntomas, ya que los trastornos de ansiedad que son ignorados llevan al fracaso escolar y traen consecuencias cuando esos niños se transforman en adultos.
"Es un cuadro que debe ser solucionado pues afecta seriamente el desarrollo escolar del niño", dijo Oliver. Para Coccia: "Los chicos no tienen por qué padecer los síntomas ya que los tratamientos suelen ser muy eficaces en el corto tiempo".
Y De Rosa advierte: "Los trastornos de ansiedad en niños son marcadores precursores de otros cuadros más perjudiciales. Son como una carga crónica de tensión que hace que cada vez dispongan de menos elementos de defensa".
¿Cómo enfrentarlos, entonces? El doctor De Rosa afirma: "No es necesario ni dramatizarlos ni banalizarlos, pero sí reconocerlos y consultar cuando síntomas como el negarse a ir a la escuela, la presencia de dolores físicos, el mal rendimiento escolar, las dificultades de relación con los compañeros o los docentes se repiten, sin solución".
Fin de vacaciones
Ritmos del sueño: levantarse un poco más temprano cada día hace que el cambio de horario sea menos brusco.
Libros: antes de que comiencen las clases, es recomendable que los niños retomen el contacto con la lectura.
Utiles escolares: acompañar a los padres a hacer las compras escolares o acomodar los propios útiles es una buena manera de organizarse.
Para no repetir: los padres suelen decir frases como "A ver si este año te va mejor en la escuela", que disparan rápidamente la ansiedad en los niños.
Televisión: restringir el horario para ver televisión y evitar que lo hagan por la mañana.