Cómo fue el fin de los mayas
WASHINGTON (EFE).- La civilización maya, cuna de grandes astrónomos, pudo haber sucumbido en parte por culpa del sol: se descubrió que la península del Yucatán sufrió sequías de hasta 200 años, relacionadas con el brillo del astro.
Los mayas, una de las civilizaciones más desarrolladas de Occidente, comenzaron a construir grandes ciudades y pirámides en América Central hacia el siglo dos después de Jesucristo, pero en el siglo noveno su fulgor comenzó a decaer.
Científicos de la Universidad de Florida, Estados Unidos, estudiaron los sedimentos del lago Chichancanab, situado en el centro norte de la península del Yucatán, en México, y comprobaron que las capas de sulfato cálcico, que aumentan en los períodos de sequía, se han ido depositando en el fondo del lago de un modo peculiar.
La peculiaridad radica, según David Hodell, profesor de geología de esa universidad, en el ciclo de 208 años en el que los sedimentos calcáreos se han ido depositando, casi idénticos a otros ciclos conocidos de 206 años en la intensidad solar.
Los científicos, que en 1995 ya establecieron una cierta relación entre los períodos de sequía y la actividad del sol, han comprobado ahora que el ciclo solar descubierto coincide con el inicio del declive de la civilización maya.
Tikal, Copan, Palenque, Bonampak y Río Bec, entre otras grandes ciudades, fueron algunos de los centros de esplendor del período maya clásico, que en su apogeo llegó a contar con 40 grandes ciudades y cerca de dos millones de pobladores cuya subsistencia se basaba en el cultivo del maíz.
El sur de México, Guatemala y el norte de Belize conforman el territorio sobre el que se desarrolló esta cultura que, pese a su declive en el siglo noveno, siguió manteniendo en Chichén Itza y Mayapán una notable presencia.
"Parece que los cambios en la emisión de la energía solar tuvieron un efecto directo en el clima del Yucatán y provocaron la recurrencia de los períodos de sequía", señala Hodell en un artículo que recoge la prestigiosa revista Science.
En opinión del científico, "esto pudo haber influido en la civilización maya". David Hodell reconoce que la energía recibida del sol en sus momentos de mayor intensidad aumenta muy poco, por lo que considera que algún mecanismo en el clima pudo haber amplificado sus efectos en el Yucatán.
Aunque los arqueólogos han demostrado que los mayas fueron grandes conocedores de la astronomía y capaces de medir los movimientos de astros como el sol, la luna y muchos de los planetas, Hodell considera que no llegaron a intuir el ciclo de 208 años de sequía que guardaba relación con el sol.
El lago Chichancanab es un lugar muy apropiado para estudiar los períodos de sequía, porque está saturado de sulfato cálcico. Cada vez que el agua del lago se evapora, el sulfato cálcico se precipita en el fondo, donde se acumula en capas sucesivas. "Los sedimentos -dice- representan períodos de sequía y se han ido depositando en el lecho del lago como las capas de un pastel."