Analizan el efecto del divorcio en los chicos
Dicen que es producto del grado de conflicto de la pareja
¿Qué consecuencias tiene sobre los hijos el divorcio de sus padres? ¿Esas consecuencias son inevitablemente negativas? ¿Todos los niños viven la separación del mismo modo? A las preguntas que desvelan a parejas y ex parejas se intenta responder en una investigación que llevó 17 años y fue publicada recientemente en el Journal of Marriage and the Family. El trabajo, realizado sobre 2700 personas por los sociólogos Alan Booth y Paul Amato, de la Pennsylvania State University, mostró que el efecto de la ruptura conyugal sobre los hijos depende del tipo de relación que ha tenido el matrimonio antes del divorcio: los hijos con mayor bienestar psicológico provenían de parejas que habían exteriorizado sus sentimientos (discutían, se peleaban) antes de divorciarse. En cambio, les fue peor a los hijos de parejas cuyo matrimonio había reflejado pocos signos externos de enfrentamiento antes de la ruptura.
Jóvenes en conflicto
Los investigadores entrevistaron en 1980 a 2000 personas casadas y las contactaron nuevamente en 1983, 1988, 1992 y 1997. En los dos últimos encuentros también incluyeron charlas con 700 descendientes mayores de 19 años que vivían con sus padres en la época de la primera entrevista (1980). "Los efectos del divorcio en los niños están determinados mucho antes de que el matrimonio termine y pueden ser negativos o positivos según el nivel de conflicto de los padres", dijeron los investigadores.
Cuando contactaron a los hijos, observaron que "los que tenían el nivel más alto de ansiedad y depresión eran descendientes de parejas con bajo nivel de conflicto que ya se habían divorciado o que permanecían unidas. Este grupo sentía el divorcio de sus padres como una tragedia personal, inesperada e incontrolable". En cambio, los hijos de matrimonios con alto conflicto "vieron la separación como un alivio frente a un clima familiar hostil".
Opiniones locales
Entre los profesionales argentinos, las opiniones son dispares. Para algunos, si bien el estudio norteamericano tiene sus aciertos, no alcanza para explicar un tema complejo, que no puede guiarse por clasificaciones.
La licenciada María Rosa Glasserman, directora del Centro de Familias y Pareja (Cefyp), afirma: "Es cierto que el divorcio no tiene un efecto uniforme sobre los chicos y depende del tipo de matrimonio que ha terminado. Pero yo agregaría que también depende del tipo de divorcio: no son iguales el divorcio del ciclo vital y el divorcio destructivo".
El ciclo vital se refiere a las etapas evolutivas de una familia (matrimonio, nacimientos, ingreso en la escuela, adolescencia de los hijos, etapas de la pareja hasta la partida de los chicos y el nido vacío . "Estos momentos son ciclos normales en la vida familiar -afirma Glasserman-. Antes no ocurría, pero hoy en los manuales se incluye el divorcio como como un momento posible que no siempre denota patología y puede ser entendido como una interrupción del ciclo vital que provoca un desequilibrio y cambios. Este tipo de divorcio permite el cuidado de los hijos. En cambio, en el destructivo, los chicos no son tenidos en cuenta y las parejas se mantienen unidas por el litigio, las discusiones, la violencia."
Desde otra perspectiva, Mónica Prandi, psicoanalista miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL), advierte: "El divorcio no se puede considerar aisladamente y mucho menos generalizar efectos. Por sí mismo, no determina nada, no es traumático. Se puede decir algo sobre sus consecuencias sólo si es posible enlazar esa ruptura con lo que esa familia venía transmitiendo acerca del malentendido, que siempre está presente en las relaciones humanas".
Aunque el profesor de Desarrollo Humano Robert Milardo, editor de la publicación que dio a conocer el trabajo, señala que "el divorcio no tiene un efecto uniforme en los chicos", para Prandi la limitación del estudio reside en que "trata de nombrar lo que pasa hoy con los sujetos, pero no orienta sobre la causa".
"En verdad se interrogan sobre lo genérico, y allí se produce cierta paradoja. Surgen las clasificaciones (poco conflicto en la pareja, mucha pelea, etc.), pero la clasificación y la cuantificación no alcanzan para esclarecer sobre lo particular. Los mismos efectos de ansiedad y depresión se encuentran tanto en hijos de padres con bajo nivel de conflicto que se divorcian como en los chicos que provienen de familias con alto nivel de conflicto pero permanecen juntos", afirma.
Casos únicos
"No se puede validar una verdad para todos- afirmó la psicoanalista Mónica Prandi, en referencia al estudio norteamericano que intentó una clasificación de los efectos del divorcio sobre los hijos según el comportamiento de sus padres- . Lo central no está en las formas de familia, sino en su función de transmitir lo que no marcha en cada caso particular. Eso es lo que afecta a un sujeto, y sólo el sujeto podrá otorgarle significaciones."
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