Alerta por una enorme especie invasiva de bagre que come palomas
Cuando Frédéric Santoul vio cómo un enorme bagre de Wels se catapultó fuera del agua y atrapó a una paloma, regresando al río con el pájaro en la boca, no podía creer lo que estaba viendo.
"Sabía que las orcas pueden vararse por sí mismas [para atrapar focas], pero nunca había visto ese tipo de comportamiento con los peces de agua dulce", dijo el ecologista de la Universidad de Toulouse, que pasó todo un verano documentando el fenómeno en el sur de Francia.
Nativo de Europa del Este, este enorme pez de agua dulce que puede crecer hasta 3 metros de largo y pesar 270 kilos fue introducido en Europa occidental en 1970 por los pescadores ávidos de fomentar nuevas presas. Desde entonces, se ha expandido en al menos 10 países europeos.
Pero el problema con el bagre de Wels no es que coma palomas, sino que su dieta apunta principalmente contra los peces migratorios en peligro de extinción y comercialmente importantes, como el sábalo de Allis y el salmón del Atlántico, cuyas poblaciones europeas ya están en grave declive, confirma Santoul.
Al investigador le preocupa que pueda acabar con muchas especies de peces nativas de Europa occidental, alterando fundamentalmente los ecosistemas fluviales que ya están en crisis por el impacto de las represas, la contaminación y la sobrepesca, de acuerdo con la investigación de Stefan Lovgren en National Geographic.
Los bagres gigantes están de fiesta
Según Lovgren, un pescador alemán soltó varios miles de bagres gigantes en el río Ebro de España, en 1974. Otros pescadores, con la esperanza de tener la oportunidad de pescar un ejemplar tan grande, hicieron lo mismo en ríos de otros países. La especie exótica proliferó sin pausa.
En general, todos los bagres prosperan en ríos que han sido alterados por humanos, donde las altas temperaturas del agua y los bajos niveles de oxígeno suelen expulsar a las especies nativas. El bagre crece rápido, vive muchos años (posiblemente hasta 80) y se reproduce fácilmente: las hembras producen cientos de miles de huevos a la vez.
Pero sus habilidades de caza pueden darles su ventaja más formidable, cuenta Lovgren. Como todos los bagres, los de Wels tienen sentidos muy desarrollados, particularmente en la detección de vibraciones de presas.
También tienen "una capacidad asombrosa para adaptarse a nuevas fuentes de alimentos", dice Santoul, quien ha documentado cómo el bagre también se alimenta de almejas asiáticas, otra especie invasora.
El bagre busca alimentarse de los peces migratorios que se mueven del mar a los ríos para desovar, como el salmón del Atlántico, que históricamente ha tenido pocos depredadores; lampreas de mar, peces primitivos sin mandíbulas que están en peligro de extinción en Europa; y Allis shad, un marisco comercialmente valioso.
También ha adoptado nuevas estrategias de caza que no se observan en su área de distribución nativa, como arrebatar palomas de la tierra.
En el río Garona de Francia, el bagre a veces espera dentro de un túnel de pesca para atrapar y matar al salmón que migra a través de una planta hidroeléctrica.
"Todos estos estudios llegan a la misma conclusión: que los bagres europeos se han convertido en una seria amenaza para importantes peces migratorios", dice Santoul.
Hay una especie que el bagre no daña: los humanos. A pesar de su reputación de bestias, en realidad "son inofensivos y curiosos con la gente, y se puede nadar con ellos en el río", dice Santoul.
"Mi preocupación es por estas especies migratorias que ya han disminuido antes de que llegara el bagre", agrega. "Si a nivel europeo no coordinamos nuestros planes de conservación, puede que sea demasiado tarde para salvarlos".