A 10 años de una cirugía local pionera
La realizó el doctor Juan C. Parodi, con una técnica para tratar el aneurisma de aorta abdominal que asombró al mundo
Ocurrió en septiembre de 1990. Juan Carlos Parodi, un cirujano que había realizado su residencia en la Cleveland Clinic de Estados Unidos y estaba de vuelta en Buenos Aires, operó a un paciente con aneurisma de aorta abdominal (una dilatación permanente y anormal de la principal arteria del cuerpo), utilizando un método que nadie había empleado hasta entonces: con una mínima incisión en la ingle, curó la arteria colocando una prótesis de poliéster en la que había trabajado durante 15 años. De este modo, ofreció una alternativa a la cirugía tradicional.
El hecho tuvo poca trascendencia local, pero los centros de salud más prestigiosos del mundo destacaron la labor del cirujano argentino: como la enfermedad afecta a la población de edad avanzada, está frecuentemente asociada con otros males de envergadura y suele ser fatal, el invento de Parodi serviría para reducir la morbilidad y mortalidad. Según las estadísticas, el aneurisma de aorta abdominal afecta al 6 por ciento de los mayores de 60 años; después de los 80 años, la cifra oscila entre el 8 y el 12 por ciento.
La historia
Andrea Vesalius, un médico que vivió en el siglo XVI, también fue pionero: se le atribuye la primera descripción de un aneurisma de aorta abdominal. Sin embargo, la corrección quirúrgica del problema fue realizada el 29 de marzo de 1951 por Charles Dubost, que efectuó una resección completa, sustituyendo la arteria dilatada por una aorta homóloga de origen cadavérico. Dos años después, Voorhees inauguró la cirugía moderna de los aneurismas: reemplazó la arteria homóloga por un tubo sintético.
De todas maneras, la resección completa del aneurisma seguía siendo un procedimiento de gran envergadura, con sangrado intenso de las arterias lumbares y alto índice de mortalidad. En 1966, Oscar Creech introdujo un nuevo concepto: para evitar la rotura del aneurisma no hacía falta la resección total. Convencido de que las paredes sólo debían estar libres de presión, impulsó la técnica de inclusión, en la cual la prótesis se suturaba dentro del aneurisma.
Solución argentina
Pero todavía no se habían superado las grandes incisiones y sus consecuencias. Hasta que, en septiembre de 1990, el paciente argentino de Juan Carlos Parodi, que padecía un aneurisma de aorta abdominal y una enfermedad pulmonar crónica -lo que lo perfilaba como un mal candidato para la cirugía tradicional-, fue sometido al primer tratamiento endovascular de la enfermedad.
No hubo grandes cortes. La endoprótesis de poliéster acoplada a dos stents con balones (dispositivos creados por otro argentino, Julio Palmaz, que ya se empleaban para dilatar las placas de ateroma en las arterias) llegó al lugar indicado con la ayuda de un catéter, introducido a través de la arteria femoral. Los balones se expandieron y fijaron el tubo a los lados del aneurisma, recubriendo y fortaleciendo la pared debilitada, evitando roturas y hemorragias fatales.
"El primer prototipo lo desarrollamos en 1976, en la Cleveland, pero cuando lo probamos en animales no resultó. Recién en 1988 incorporamos los stents a la prótesis y en 1990 hicimos la primera cirugía", recuerda el cirujano en su consultorio del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
Premios y galardones
Parodi es profesor de la Wayne State University de Michigan y el único argentino miembro de la Society for Vascular Surgery de Estados Unidos. Su invento no sólo sirvió para tratar aneurismas. Ahora se emplea para reparar heridas arteriales por arma blanca y otras patologías graves de los grandes vasos. Su logro se tradujo en galardones: para citar sólo algunos ejemplos, en 1998 recibió uno de manos del Comité de Honor del Colegio Americano de Cirugía el Jakobson Innovation Award, por sus aportes a la cirugía. El año pasado, la Society for Surgery europea le entregó el premio René Leriche argumentando razones similares.
El próximo martes habrá un gran festejo, del que participarán representantes de universidades como las de Michigan y Albert Einstein, la Cleveland Clinic, el Mount Sinai Medical Center, la Clinique Notre Dame y otras instituciones de Estados Unidos, Europa y Australia.
"Parodi es un maestro", opina uno de los invitados, Michael Marin, de la prestigiosa escuela de medicina del Mount Sinai Medical Center, que empleó en 1992 -y por primera vez en su país- el método argentino.
Vale la pena aclararlo: la celebración se realizará en Buenos Aires, el lugar donde vive y trabaja ese maestro, que viaja por el mundo para enseñar los alcances de su técnica.
Una llamada desde la Bolsa
-¿Es la casa del doctor Parodi?
-Sí, pero el doctor Parodi no se encuentra. Está operando.
-Lo sé. Hablo desde la Bolsa de Nueva York. Justamente, quería conocer los resultados de la cirugía del presidente.
El diálogo data de 1993. Juan Carlos Parodi estaba en el quirófano interviniendo de urgencia al entonces presidente Carlos Menem, por causa de una obstrucción parcial de la carótida, la arteria que irriga el cerebro.
"Nunca pensé que alguien pudiera conseguir el teléfono de mi casa para preguntar sobre el futuro de la convertibilidad", bromea ahora el cirujano.
En aquella oportunidad "no se utilizó la técnica nueva, sino el método convencional", explica.
A propósito, Parodi aclara que "en los aneurismas de aorta abdominal no siempre se emplea el tratamiento más reciente. La cirugía tradicional es excelente y de elección para muchos casos".
Para el cirujano, que esta semana será centro de una importante celebración, "de todos modos, y aunque todavía hay que mejorarlo, el método que desarrollamos hace diez años reduce la mortalidad, los tiempos de internación y los costos de salud".
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