"Zona calma": velocidad máxima de 30 km/h en Villa Real
Entre quejas vecinales, empezaron ayer en ese barrio obras para obligar a los autos a circular más despacio; es una prueba en 12 calles, que podría extenderse a más lugares
Casi 50 manzanas del barrio de Villa Real pasarán a formar parte de la primera "zona 30" de la Capital: se obligará a los automovilistas, mediante la modificación de la velocidad máxima y pequeñas intervenciones en la calzada, a conducir a no más de 30 km/h en las calles. Con este reordenamiento del tránsito, el gobierno porteño busca reducir la cantidad de siniestros viales registrada en ese rincón de la ciudad.
La obra, estimada en $ 13 millones y a cargo de la empresa Miava SA, empezó ayer en medio del reclamo de un grupo de vecinos que denuncian que se generará un colapso en las calles que, en muchas ocasiones, sirven como vías de escape cuando hay embotellamiento en la colectora de la avenida General Paz, distante dos cuadras.
El inicio de las tareas había sido frenado en dos oportunidades, el 17 de julio y anteayer. Afirman que no fueron consultados antes del llamado a licitación y que la iniciativa hará que se restrinja la cantidad de espacios para estacionar autos.
Desde la Secretaría de Transporte y Tránsito porteña lo negaron. Voceros de la dependencia recordaron que las reuniones informativas con vecinos empezaron a fines de abril y se reiteraron en junio y julio. El mes pasado, se realizó también un timbreo que alcanzó a 200 frentistas y se repartieron flyers. Hubo además encuentros en la Legislatura y en la Defensoría del Pueblo, agregaron.
Tras la nueva irrupción de los vecinos, ayer las fuentes aclararon que se abrirá otra instancia de diálogo, pero que en paralelo las obras avanzarán.
El polígono comprendido por las calles Ramón Lista, Irigoyen, Nogoyá y el eje Juan E. Martínez/Cúneo/Esquina fue el elegido para la prueba piloto de la "zona 30" o "zona calma", dado que tiene una elevada tasa de accidentes -89 entre 2010 y 2016-, una alta densidad de escuelas y la presencia de una población de edad mayor.
El objetivo es bajar un 75% los siniestros viales, mediante la disminución a 30 km/h de la velocidad de circulación en 12 calles donde actualmente se puede conducir a 40 km/h. Este límite, según los informes técnicos realizados en el barrio, habitualmente no se respeta: se constataron aceleraciones de hasta 63 km/h.
Explicación
El límite de 30 km/h no es azaroso, sino que responde a que en un impacto a esa velocidad sobreviven nueve de cada diez peatones; a 45km/h, cinco, y a 60km/h, uno.
La propuesta contempla instaurar el nuevo tope de velocidad en 12 de las calles dentro del mencionado perímetro. Para favorecer su cumplimiento, se construirán 15 "chicanas reductoras" u "orejas" en ambas márgenes de algunas de las calzadas, de modo que por ese pequeño desvío en la marcha el conductor se vea obligado a ir a una velocidad moderada y constante. También habrá una nueva ciclovía sobre Victor Hugo y se colocarán maceteros en las esquinas con plantaciones bajas.
Paula Bisiau, subsecretaria de Movilidad Sustentable del gobierno porteño, explicó a la nacion: "La obra es un beneficio total para el barrio y la queremos replicar en otros lugares porque son intervenciones menores de infraestructura, pero de alto impacto". En ningún caso, agregó, "se va a restringir el paso vehicular, sino que a través del diseño se va a obligar al conductor del vehículo a hacer un zigzag, a que reduzca la velocidad y a prestar atención".
Consultados por el rechazo vecinal a la "zona 30", voceros de la Secretaría de Transporte y Tránsito indicaron que "la negativa que hoy [por ayer] plantea un grupo menor es desde la política" e informaron que, según mediciones propias, "el 70% de los vecinos expresó estar de acuerdo con su implementación porque entienden el impacto positivo que van a experimentar".
Pese a la información oficial favorable, en una recorrida por el barrio la nacion encontró voces mayoritariamente contrarias al proyecto, incluso de los dueños de las fábricas que funcionan dentro del polígono, porque -anticiparon- deberán modificar el circuito de recorrido de los camiones que transportan la materia prima para su producción.
Inés Rivoir, vecina de Villa Real, dijo que con la creación de la "zona 30" se va a "afectar la identidad del barrio". Y agregó: "No estamos en desacuerdo con que bajen la velocidad, pero que busquen otras formas, como las fotomultas o los lomos de burro".
Susana, otra habitante del barrio, opinó que "hay cosas más importantes para hacer que unas macetas que no solucionan nada y nos quitan espacio para estacionar". Pero desde la Ciudad desestimaron este argumento; sostuvieron que, con la habilitación de más de 300 espacios para estacionar sobre la acera izquierda, se ganan y no se pierden plazas para dejar el auto.
Los cuestionamientos se hicieron oír tanto ayer, cuando finalmente empezaron las obras, como el día previo, cuando se impidió que los operarios de la empresa a cargo realizaran las mediciones correspondientes en la esquina de Cortina y José Pedro Varela, elegida para la colocación de uno de los maceteros.
Diálogo
Hasta allí, y acompañada por la Policía de la Ciudad, fue una funcionaria de la Secretaría de Transporte porteña, Florencia Caparrós, para dialogar con el grupo movilizado. Les remarcó que "no hay nada para ocultar" en torno a la obra, que hubo reuniones con los vecinos y que "hay muchos que están a favor".
Juan Ignacio Pilar es uno de los que respaldan la medida porque, sintetizó a la nacion, "va a sumar un montón, se va a aliviar la velocidad y los autos van a ir más ordenados". No obstante, dijo que comprende a "los que piensan que los va a perjudicar porque no van a poder estacionar más sus vehículos frente a sus casas" a causa de las chicanas o los canteros.
A su vez, los vecinos disconformes mantienen un seguimiento del proyecto con visitas periódicas a la sede de la comuna 10 (Villa Real, Versailles, Montecastro, Villa Luro, Vélez Sarsfield y Floresta), a la Legislatura porteña -donde la Comisión de Tránsito y Transporte estudia un pedido de informes al Ejecutivo por este tema- y a la Defensoría del Pueblo, que oficia como organismo mediador.
En una carta enviada al gobierno porteño, señalaron que "la creación de nuevos obstáculos para la circulación vehicular (las chicanas y los maceteros) va a crear caos en las calles del barrio" y advirtieron que "un camión de bomberos tampoco tendría libre acceso al barrio porque no podría maniobrar libremente en algunas esquinas".