Volvió a crecer el río Luján: 6500 afectados
Los vecinos no quieren abandonar sus casas por temor a los saqueos
El agua no da respiro a los vecinos de Luján. A la peor inundación de los últimos 30 años, ocurrida el jueves pasado por el desborde del río Luján, se sumaron abundantes lluvias en las últimas 48 horas, ya que cayeron más de 110 milímetros, y 550 personas debieron ser evacuadas. Sin embargo, según fuentes de la Secretaría de Políticas Sociales de la Municipalidad, la cifra de afectados asciende a 6500 vecinos, ya que muchas personas se resisten a abandonar sus viviendas por temor a los saqueos.
Ayer, el río Luján alcanzó los 4,60 metros, y el pico de crecida se esperaba para la medianoche. "La zona más complicada es el barrio Padre Varela, ya que hay 120 personas evacuadas. Pero en realidad cerca de 1500 vecinos se vieron afectados por la crecida", dijo a LA NACION el subsecretario de Políticas Sociales, Sergio Sequeira. "Otros barrios anegados son Olivera, San José, Santa Marta y San Fermín", agregó el funcionario municipal.
Según Sequeira, entre los cuatro centros de evacuados hay 550 personas, pero el número varía constantemente. "El sábado, algunos vecinos volvieron a sus casas porque el agua había empezado a bajar. Pero desde el domingo (por anteayer) volvió a subir y recibimos nuevos evacuados", dijo el subsecretario.
Hasta el momento, en la Sociedad de Fomento Santa Elena hay 180 evacuados; en el CEF N° 27, 150; en el centro de evacuados de Olivera, 130, y en la Sociedad de Fomento El Ceibo, 90.
Mario Lusardi, un joven de 21 años que vive junto con su madre y sus hermanas en la calle 9 de Julio al 1300, no podía salir de su casa. Luego de estar confinado durante 72 horas, desde el jueves pasado hasta el sábado, porque el agua le llegaba hasta la cintura, su pesar se repitió ayer. "Es impresionante. No podemos salir de casa porque el agua está por todos lados. El sábado había empezado a bajar, pero hoy [por ayer] volvió a subir y no sabemos qué hacer", dijo a LA NACION Lusardi, con el agua hasta las rodillas, sentado en su propia cama.
"Por lo menos ahora el agua parece que es más limpia, porque el jueves pasado, cuando inundó la casa, era del desagüe cloacal. ¡El olor era repugnante!", contó Mario, que se gana la vida como cadete en la Capital y, a pesar de todo, no pierde las ganas de hacer chistes con los vecinos que viven frente a su casa, y que también estaban con el agua hasta la cintura.
En el centro de evacuados que funciona en el Polideportivo municipal, en Avellaneda y Alvear, la situación de las 150 familias refugiadas del temporal era, según un colaborador de la Cruz Roja, "desbordante". Y la gran preocupación de los vecinos no sólo era el agua, sino también los saqueos, ya que ayer dos casas fueron robadas y también un comercio del centro.
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