Vivir a la luz de las velas, la difícil tarea de los vecinos porteños
Los cortes de energía eléctrica se repitieron por toda la ciudad; miles de familias se vieron obligadas, por culpa de la lluvia, a cambiar drásticamente su rutina
Eugenia González vive en Ayacucho casi Viamonte, en el barrio de Balvanera. El jueves se cortó la luz en su edificio y a pesar de que los vecinos y el encargado llamaron cientos de veces a Edesur, hasta ayer al mediodía no lograban comunicarse con la empresa ni restablecer el servicio.
Tuvo suerte, porque vive en un departamento de planta baja. Pero a pesar de no tener que preocuparse por subir escaleras, tuvo que sortear varios obstáculos para sobrevivir a la falta de energía eléctrica por más de veinticuatro horas, con dos hijos que tenían obligaciones y un trabajo con el que no pudo cumplir.
Uno de sus hijos, Santiago, que está en sexto grado, tenía ayer la prueba final de matemática y había que estudiar. "Compré unas velas, las puse en el living y lo senté a estudiar", contó Eugenia.
Entre risas, recordó que para alentar a su hijo le decía que así había estudiado su abuelo y había logrado ser una gran persona. "Algunas cosas pudimos hacer en casa con las velas, pero sin luz, sin ventilador, era un trastorno; los chicos no se la bancan", aseguró.
Cerca de las 20, tomó la decisión de ir a un local de comidas rápidas que está a una cuadra de su casa. "Yo lo quería llevar a un lugar con luz, porque tenía que estudiar. De paso, solucionaba la comida", comentó.
Cuando salió, se encontró con un caos en la calle; los semáforos no funcionaban y llovía torrencialmente. "Nos empapamos nosotros y las mochilas. La gente estaba como loca; en la calle no se podía estar", recordó. Para colmo, los dos locales de comidas que tenía como opción estaban cerrados, porque tampoco tenían energía, así que tuvo que arreglarse con lo que encontró en un almacén que todavía estaba abierto.
"Comimos a la luz de las velas, hasta que se me terminaron", contó. Eugenia se sentía como en un pueblo de antaño, sin posibilidades de nada. "Hasta los celulares se empezaron a morir de a poco, porque no tenía adónde cargarlos", dijo.
Ayer por la mañana, desde el colegio al que asisten sus hijos –que está a una cuadra y media de su casa, en Riobamba y Viamonte– la llamaron para avisarle que suspendían las clases, porque tampoco tenían luz. Eugenia no tenía con quién dejar a sus hijos y se vio obligada a faltar a su trabajo.
"Alrededor de las 10, se cortó también el agua. Pero yo lo había previsto, así que el día anterior ya había llenado las ollas, unas botellas y tres pavas, por las dudas"; quería tener agua para la hora del desayuno y para los baños. A pesar de que intentaba arreglarse, reconoció que cada hora se le hizo interminable.
Ayer al mediodía su hija mayor tenía que ir al polideportivo del colegio, situado a pocas cuadras. Hasta allá se trasladaron todos y como allí todo funcionaba Eugenia aprovechó. Santiago siguió estudiando porque apenas vuelva a clases tendrá su examen; Antonella, su hija mayor, aprovechó las duchas del gimnasio y se bañó. El lugar tiene un pequeño bar en donde se puede comer, así que todos almorzaron allí mismo.
Además, pidió que la dejen cargar los celulares, porque se habían quedado sin batería y no había podido cargarlos.
Los servicios volvieron a su casa ayer a las 15.30; primero la luz, luego el agua. En Edesur seguían sin atender las llamadas de los vecinos de su edificio.
"Todas las cosas que tenía en el freezer se me echaron a perder", se lamentó, y ruega que la luz no vuelva a cortarse por mucho tiempo.
La de Eugenia y su familia es una historia, apenas una historia de las miles que ayer se repitieron por toda la ciudad.
Macri pronostica 16 tormentas en el verano
Parece que el verano será complicado, al menos desde lo climatológico, si se cumplen las predicciones del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, que ayer dijo que se esperan "8 tormentas" como la del jueves en enero y otras tantas en febrero.
"Para enero y febrero tenemos programadas 8 tormentas más por mes como las de ayer. Esperemos que no sean tan intensas como ésta. A veces tenemos la suerte de que el epicentro es en el medio del río", dijo Macri a Radio 10.
Horas después, el ministro de Espacio Público, Diego Santilli, ratificó las predicciones de Macri. "Los meteorólogos del ministerio prevén un promedio de ocho lluvias de recurrencia como la del jueves por mes, durante enero y febrero. Dado a esta realidad hago mi pedido eterno de, en estos casos, retener los residuos y no transitar en los lugares anegables.
Macri reiteró, además, los problemas estructurales que posee la ciudad y que no son de solución inmediata. Dijo que es necesario iniciar "cuanto antes" las obras en el arroyo Vega para solucionar los problemas de inundación que se reiteran en Belgrano y en Núñez, especialmente en la calle Blanco Encalada.
"Es una obra bastante simple, más aún si tenemos en cuenta la experiencia con el arroyo Maldonado. Necesitamos más inversión en vez de poner los esfuerzos en el 7D", dijo.ß