Vivienda y transporte, ineludibles
El desafío de toda ciudad es siempre el mismo: lograr calidad de vida para su gente. Para ello, entre los múltiples temas que Buenos Aires debe encarar, quiero destacar dos: vivienda y transporte.
Hace más de tres décadas que el crédito para la compra de viviendas es escaso y difícil de conseguir, y hace más tiempo aún que la construcción estatal avanza a un ritmo insuficiente. La población está mal distribuida entre barrios muy densos, donde se generan problemas de tránsito e infraestructura, y zonas poco pobladas, inseguras y mal equipadas. Resulta necesario multiplicar la oferta de vivienda, sobre todo para los jóvenes que requieren su primer hogar. Al hacerlo, deben primar los criterios de integración y cohesión social.
Hace 60 años vivían tres millones de personas en la Capital y otro millón y medio en el Gran Buenos Aires; hoy la población de la Ciudad es más o menos la misma, pero la del área metropolitana creció a más de once millones, lo que incrementó los problemas del transporte. Los ferrocarriles metropolitanos están en estado calamitoso; la red de subterráneos se encuentra en franco deterioro (cuando debería crecer a un ritmo de cuatro km por año); los colectivos necesitan un plan de ordenamiento. Todo esto resulta difícil de lograr mientras persistan los conflictos entre la administración nacional y la municipal, y su incapacidad para acordar políticas. Cuestión muy grave porque la vida cotidiana de la gente depende de ello.
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