El auto está estacionado en la esquina de Zorrilla y Zubiaur, dos de las calles del nuevo barrio porteño ubicado en el sur de la ciudad, con el baúl y las puertas abiertas. Dentro se ven cajas, bolsas, adornos sueltos, ropa, cuadros. La mudanza está en la etapa final, por lo que cuentan Eliana Dejdej y Agustín Bidegorry, que pudieron acceder a una de las viviendas de la Villa Olímpica a través de un crédito hipotecario. La adrenalina de la pareja contrasta con el entorno: no hay más vehículos que circulen alrededor ni otros vecinos para sumarse a la reunión. La llama del barrio todavía no se encendió por completo.
Hasta el momento, y según la información del Instituto de la Vivienda (IVC), ya se mudaron 50 familias a los 1047 departamentos distribuidos en 29 edificios y un predio de 3,5 hectáreas. Allí, en octubre pasado, vivieron 7000 atletas y técnicos que participaron de los Juegos Olímpicos de la Juventud durante más de doce días. El principal legado de la competencia es el nuevo barrio que se construyó cerca de los viejos juegos del Parque Interama, o Parque de la Ciudad, pero hasta el momento sólo hay 170 escrituras finalizadas, a un ritmo de entre 50 y 60 escrituras por semana. La previsión es que para fin de septiembre sean 550.
La mudanza de las primeras familias estaba pautada para marzo de este año porque al finalizar los Juegos debieron pasar algunos meses para reacondicionar los departamentos, es decir, convertirlos en hogares (se les agregaron cocinas y mobiliario, por ejemplo) y los espacios públicos. Pero nada hacía pensar que el arribo de los primeros propietarios recién se produciría en junio. La situación económica actual obligó a recalcular valores de los créditos UVA, otorgados a través del Banco Ciudad, y también puso en escena a otros actores, como la Defensoría del Pueblo de la Ciudad que intervino para darle apoyo a un grupo de beneficiados con los créditos.
"Es un poco raro, hay cierto aspecto fantasmal, es cierto, pero pronto irá llegando más gente. En nuestro edificio ya somos cinco familias y en estos días se sumarán más", dice Agustín mientras baja algunas pertenencias del automóvil. Predomina el silencio; sólo se escucha el sonido de vehículos, pero que pasan a dos cuadras, por la Avenida Escalada. El sol se refleja en las chapas que delimitan un perímetro hacia donde no se puede acceder. Del lado prohibido quedaron todos los espacios verdes a los que los vecinos podrán llegar cuando se abran más espacios a medida que lleguen nuevos propietarios.
La Villa Olímpica está situada entre las avenidas Fernández de la Cruz, Escalada y Coronel Roca y la autopista Presidente Cámpora. En la planta baja los edificios cuentan con locales, 40 en total, que están vacíos a la espera de la subasta que realizará el Banco Ciudad en los próximos meses. Allí podrían instalarse kioscos, despensas, supermercados y comercios de otros rubros para mayor comodidad de los vecinos que, hasta el momento, tienen pocas opciones cerca. "Hay un Jumbo a unas cuadras y otras tiendas sobre la avenida Roca, pasando la villa 20. Es un poco a trasmano, pero vivíamos en la zona por lo que no cambia demasiado", explica Eliana. Ser residente en la comuna 8 le dio prioridad para acceder a uno de los departamentos, al igual que a docentes y policías.
Hasta el momento sólo se habilitaron dos manzanas donde pueden acceder los dueños de las viviendas, delimitadas por las calles Escalada, Francisco Camet, Zubiaur y Zorrilla. En el resto de los accesos hay guardias de seguridad privada y policías que monitorean los ingresos de obreros que están realizando los últimos trabajos. Por momentos la tranquilidad de la tarde y del barrio se esfuma con el ulular de sirenas y motos que aceleran a gran velocidad por las calles internas que no se ven, que están del otro lado del muro metálico. Van, vienen, frenan, aceleran. Los policías buscan algo, o a alguien.
"No puedo hablar porque pierdo mi laburo, pero no es la primera vez que se quieren meter a usurpar. A los vecinos que preguntan les decimos que es un simulacro, pero la policía entró porque avisaron que se querían meter", dice casi susurrando uno de los guardias que custodian el ingreso de Escalada y Camet. Esa es una de las preocupaciones de los vecinos que fueron llegando a los nuevos edificios y que ahora ven, desde los balcones, cómo los vehículos policiales dan vueltas por el predio.
"Llegamos la semana pasada y recién estamos conociendo a los vecinos y el barrio. Es una nueva experiencia, muy tranquilo por ahora. Sólo esperamos que lleguen internet y cable, que no tenemos", cuenta el adolescente Elio Jofre que tiene una sonrisa grande dibujada en su cara al igual que su hermana, Malena. Los dos se mudaron junto a Fabián Jofré y Gabriela Ríos, sus padres, que también fueron beneficiados por haber sido residentes de la comuna 8. Ahora aguardan que, al igual que algunas líneas de transporte de colectivo que modificaron su recorrido para llegar hasta el barrio, como las 114, 7 y 47, las empresas que distribuyen los servicios contemplen la instalación de los servicios en el barrio.
Antes que terminaran los Juegos Olímpicos de la Juventud todos los departamentos fueron preadjudicados a través de una línea de créditos del Banco Ciudad que financiaba hasta el 80% del valor de la propiedad. Los beneficiarios debían disponer de un ahorro previo equivalente al 6% del valor del departamento; el 14% restante fue subsidiado por el gobierno porteño. El proyecto se presentó como una de las oportunidades más accesibles del mercado inmobiliario y así quedó demostrado en el interés que generó: el primer día de consultas la web del IVC colapsó por la cantidad de visitas. Hubo al menos 10.000 inscriptos.
Por el impacto que tuvo la devaluación en la economía se firmó un acuerdo con el Banco Ciudad y la Defensoría del Pueblo para garantizar la sostenibilidad del crédito y la cuota: se logró ingresar al seguro vigente para todos los créditos Procrear y la cuota UVA no puede superar el 10% de aumento en relación con el cobro por ajuste del coeficiente de variación salarial (CVS). Si es mayor al 10% el Estado es el que absorberá ese gasto. También se bajaron los costos de escritura que la Escribanía General de la Ciudad disminuyó del 5% al 2%.
Fernanda Bazan y su familia fueron de los primeros mudados cuando se junio estaba llegando a su fin. "Al principio estaba todo cerrado. El cerco de chapas estaba pegado al ingreso y lentamente lo fueron corriendo. ¡Ahora esperamos que nos habiliten el verde!", pide la mujer antes de entrar al edificio después de pasear a su perro. En las próximas semanas quizás ya pueda caminar con su mascota por las plazas de su barrio.