Villa 31: ¿a qué le temen los vecinos beneficiados por la urbanización?
En diciembre, cuando culmine el primer mandato de Horacio Rodríguez Larreta, la villa 31 habrá recibido una inversión superior a los 850 millones de pesos en unos 50 proyectos en los últimos cuatro años. Se trata de la mayor intervención que haya tenido el barrio en sus 90 años de historia desde que se originó por iniciativa del Estado a la sombra de la crisis de 1929. Las calles están transitables, los espacios públicos mejorados, hay iluminación y puesta en valor de las viviendas. Sin embargo, algo no termina de convencer a los vecinos.
Esa sensación se vio reflejada en las elecciones y también primera encuesta de calidad de vida realizada dentro del barrio y encargada por la Secretaría de Integración Social y Urbana para sondear la percepción de los cambios en el barrio en los últimos cuatro años. A pesar que en el estudio la medición del bienestar general arrojó valores altos hubo resultados que causaron preocupación puertas adentro del gobierno de la ciudad porque están relacionados con el objetivo final de la urbanización: la regularización dominial de las tierras.
El 45% de los encuestados dijo desconocer una iniciativa denominada "plan de titulación" que implica la entrega de los títulos de propiedad de las viviendas y casi el 41% tiene miedo de perder su casa durante el proceso de urbanización. Además al 55% de la gente le preocupa no poder pagar los costos que implica el plan de titulación en relación a las cuotas, impuestos y servicios que llegarán al finalizar la intervención del Estado.
En las puertas de las escuelas Nº 25 Bandera Argentina, o Banderita, y de Educación Media Nº 6, Carlos Mugica, el domingo de la primera vuelta electoral para elegir presidente y Jefe de Gobierno, esa fue una de las razones que argumentaban los vecinos que no le daban su voto al oficialismo. Ese día Rodríguez Larreta pudo acortar a 30 puntos la diferencia que el candidato del kirchnerismo le había sacado en las PASO cuando había perdido por más de 50 puntos.
El resultado electoral provocó un impacto dentro de la Secretaría y del propio Gobierno que atribuyó la derrota al contexto económico del país y a una campaña territorial que no fue eficiente. Pero las conclusiones a las que llegó la encuesta, realizada por OPSM Investigación Social, Consultoría y Servicios - Esin Consultoría, puso en evidencia una preocupación más subterránea ligada con las características de formación de la 31 y de una historia de amenazas permanentes.
"Es un barrio que tiene desconfianza histórica a ser desalojado. La gente ve una amenaza latente en cada propuesta porque piensa que la van a engañar siempre y el gobierno no da muchas señales en otro sentido. En un proceso de este tipo si no se trasmite seguridad a los vecinos de que no perderán la vivienda, de que el fin último es la radicación de los vecinos, la desconfianza siempre estará presente", opinó Pablo Vitale, uno de los directores de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ).
Para Vitale, licenciado en Ciencias Políticas y especialista en Planificación y Gestión de Políticas Sociales, que el barrio haya sido construido por los vecinos condicionó el proyecto integral del gobierno. "Las obras no terminan de sostener la confianza con el gobierno porque es un proceso que no genera apropiación en el vecino. El conjunto del barrio es asumido como algo construido por la propia comunidad y hay una sensación de desconcierto, probablemente de invasión en algunas personas. Es una oportunidad perdida porque la participación en estos procesos facilita lo que se hace, no la dificulta, y es una garantía de éxito", resumió.
La encuesta se realizó después de las PASO en los barrios Güemes, Cristo Obrero, Playón Oeste, Playón Este, San Martín, YPF, Ferroviario, Comunicaciones, Bajo Autopista e Inmigrantes y demandó una inversión de cinco millones de pesos, según se publicó en el Boletín Oficial el 16 de octubre pasado. La Secretaría de Integración Social y Urbana comenzó a trabajarla a principios de este año para monitorear la percepción de los trabajados que se están realizando en la villa 31 y compartir los resultados con el Banco Mundial. La entidad le otorgó a la ciudad un préstamo de 170 millones de dólares para avanzar con la urbanización.
El gobierno intenta despegar la paliza electoral de los resultados de la encuesta, pero entienden que hay espacio para relacionar ambas manifestaciones. "Hay una pirámide poblacional muy joven y mucha gente afectada por la crisis económica. El presente es difícil, pero en la medida que el trabajo continúe estas mejoras se percibirán como coyunturales, más conceptuales. También es probable que se despeje el horizonte con respecto al temor de la pérdida de la vivienda que está muy arraigada en la gente", opinó un funcionario que trabaja de cerca en las villas.
La encuesta refleja lo que dice el funcionario. La crisis económica, los tarifazos y la inflación son las causas por las cuales el 31,6% de los vecinos dijeron estar peor que hace cuatro años; el 26,3% respondió que la razón era la desocupación y el 10,5% la mayor inseguridad y los robos.
Pero también una gran cantidad de personas dijeron sentirse mejor que hace cuatro años. En ese grupo, el 25% dijo que se debía a las obras de infraestructura, el 16,6% a la pavimentación de calles y el 13,6% a la puesta en valor de las viviendas.
En el relevamiento, realizado con una muestra de 2001 personas, los encuestados debían responder algunos puntos sobre la situación socioeconómica del hogar. ¿Cuán satisfecho se encuentra usted con la calidad de la vivienda que habita?, se preguntaba. La respuesta causó sorpresa: más del 77% de los vecinos dijeron estar muy satisfecho o algo satisfecho con su hogar. Y con respecto a cuatro años atrás más del 82% dijo estás más o igual de satisfecho.
"Mudamos a 220 familias de las 10.000 que viven en el barrio y estamos en proceso para trasladar a otras 2000, con una intervención en el 22% de las casas, y nos encontramos que el 36% de los vecinos dijeron que su vivienda estaba mejor que en 2015. El resultado es muy bueno", opinó Diego Fernández, secretario de Integración Social y Urbana. "La percepción es que la gente, al ver que la infraestructura mejora alrededor, mejora su casa", agregó.
¿Cuán satisfecho se encuentra con su propia vida en general?, era la pregunta lanzada a las personas para medir el bienestar del conjunto de la población. En promedio el resultado fue de 7,16, una cifra acorde a lo esperado en el Gobierno ya que, según contaron en las encuestas que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en los países nórdicos el promedio es de 7,60.