Los porteños aguardan con expectativa la inauguración, dentro de diez días, del viaducto del tren Mitre, una obra que promete beneficiar a los pasajeros del ferrocarril, a los automovilistas (por la eliminación de barreras) y a los vecinos en general por la generación de nuevos espacios verdes. Por ahora, se están haciendo pruebas con los trenes, que según las autoridades, están saliendo "perfecto".
La estrella del viaducto es la estación Belgrano C, frente a Barrancas de Belgrano, que con su aspecto futurista ya se encuentra casi terminada. Pero en Libertador y Olleros el gobierno de la Ciudad, a través de AUSA, está construyendo la estación elevada Lisandro de la Torre, que, si bien es menos espectacular, también traerá un cambio fuerte en la fisonomía urbana. La menor inversión se debe a que Lisandro de la Torre es usada por un 10% de la cantidad de pasajeros que utilizan la Belgrano C, una de las estaciones con mayor afluencia de público, sacando las cabeceras.
Lisandro de la Torre, última estación antes de Retiro, estará lista para octubre. Para entonces, el tren Mitre ya llevará varios meses circulando por el viaducto. La estación estará elevada a 9,5 metros de altura, con una ubicación que se verá levemente desplazada hacia Retiro respecto a su antiguo emplazamiento, para permitir el paso por debajo del nuevo trazado de la calle Olleros. Esta es una novedad importante para los automovilistas, ya que a fines de junio se eliminarán las barreras en esa calle.
Nicolás Amendolara, vecino del barrio, se muestra contento con la novedad: "Me parece una buena obra, favorece muchísimo al tránsito, porque esta zona, a la mañana y a partir de las 18 es un caos. Agiliza mucho que saquen las barreras".
A la nueva estación se accederá desde la calle Olleros a través de escaleras mecánicas, comunes y un ascensor. En la planta baja estarán las boleterías, los molinetes y los baños públicos. La planta alta tendrá una cubierta liviana sobre los 210 metros de los andenes, similar a los refugios de las paradas de Metrobus, protegiendo a los pasajeros de la lluvia. Carlos Frugoni, presidente de Ausa, afirma durante una recorrida por la obra que querían hacer la estación "más simple, más transparente", para no afectar tanto el paisaje, como ocurre con Belgrano C.
"Va a quedar mucho mejor, es una obra impresionante", señala Silvia Hurtado, vecina del barrio, mientras disfruta del sol junto a su perra Papa en un banco de la plaza Bolivia, ubicada frente a la estación.
"No me gusta estéticamente. Yo trabajaba en un departamento en Teodoro García y Migueletes, enfrente de Freddo, y cuando empezaron a construir esto le arruinó la vista", disiente Analía Salgado, que espera en la misma plaza a que se haga la hora de ir a buscar a un nene que cuida al jardín Granderos, ubicado a pocos metros.
La construcción del viaducto ya permitió la eliminación de las barreras de las calles Blanco Encalada, Monroe, Mendoza, Olazábal y Juramento. Próximamente ocurrirá lo mismo con las de las calles Olleros, La Pampa y Sucre. A su vez, ya se abrió la calle Roosevelt y se abrirán Echeverría, Virrey del Pino y José Hernández.
La obra de la estación Lisandro de la Torre está en un 53% de avance: se llevan colocadas 31 de las 44 columnas necesarias, mientras que ya se montaron 66 vigas de las correspondientes a los andenes. Frugoni asegura que las nuevas estaciones son tan grandes porque se espera que sirvan para el proyecto de Red de Expresos Regionales (RER), que usará trenes más largos que lo común.
El uso que se les dará a los espacios bajo el viaducto es una gran preocupación de los vecinos. La estación Lisandro de la Torre tendrá locales comerciales. Para el sur, Frugoni explica que habrá una serie de restaurantes que van a mirar al Hipódromo. Estos espacios serán licitados por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Pegado a la estación habrá un espacio donde "dormirán" los colectivos que antes lo hacían en Barrancas de Belgrano. El funcionario promete que el lugar tendrá una "puesta en valor" para que no quede mal urbanísticamente.
Fotos: Fernando Massobrio
Edición fotográfica: Fernanda Corbani