Una yarará mordió a una chica de 12 años en la sede náutica del CUBA
Fue anteayer, cerca de las escalinatas a orillas del Río de la Plata, donde desde hace un mes hay una invasión de camalotes; está fuera de peligro
Una serpiente mordió a una chica de 12 años en la sede Núñez del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA). Fue anteayer, mientras las familias disfrutaban de un día de sol en el parque. Las olimpíadas deportivas en la sede del barrio de Palermo hicieron que la mayoría de los socios optaran por la sede náutica a orillas del Río de la Plata, que desde hace un mes están invadidas por los camalotes.
Apenas la niña sufrió la mordedura, el médico del club le aplicó un corticoide de acción rápida y los padres la llevaron al hospital Muñiz. De acuerdo con la información que recibieron las autoridades del club, la chica está fuera de peligro, la mordedura fue de una yarará y la serpiente no inoculó veneno.
Eso impidió que el ataque fuera más grave. La yarará, según explicaron fuentes médicas, evidentemente había comido y atacó como una forma de defenderse.
Las redes sociales sirvieron para difundir la información entre los padres. Al final del día, un grupo de madres intercambió mensajes sobre lo que había sucedido.
Ayer, en la sede conocida como Embarcadero estaba restringido el acceso al parque que da al río. "El accidente ocurrió y teníamos un protocolo previsto. Cuando sucede hay que tomar precauciones. Las tuvimos", dijo a LA NACIÓN el presidente de la comisión directiva del club, Marcelo Perri.
El padre de la chica, Diego Rodrigue, les agradeció vía Facebook a los médicos que atendieron a su hija y a las autoridades del CUBA. "Olivia está muy bien, por suerte -escribió-. El club se portó muy bien: siguió el protocolo para estos casos. Consiste en aplicar un Dúo Decadrón y derivar urgente al hospital Muñiz."
Según explicó Rodrigue, a su hija le hicieron una prueba de coagulación (coagulograma), con resultado normal. "Nos confirmaron que era una yarará la que la había mordido, pero no llegó (o no quiso) inyectarle el veneno, por lo que no hizo falta aplicar el suero antiofídico. Es importante saber que el suero está sólo en el Muñiz y que hay seis horas de tiempo para aplicarlo con éxito", agregó el padre para aprovechar la experiencia. "Por suerte -continuó-, [Olivia] ya está bien y todo fue un susto espantoso."
Rodriguez agradeció especialmente a Santiago Garro, infectólogo especialista en patologías por agresión de animales del hospital Muñiz.
Tomás Orduna, jefe del Servicio de Patología Regional y Medicina Tropical del Muñiz, explicó que la llegada de las plantas acuáticas del Litoral a las costas bonaerenses pudo aumentar la población de esta serpiente, que habita hasta el Partido de la Costa.
"La yarará como fauna de la costa en la zona ribereña es anterior a la presencia de los camalotes. Tenemos accidentes de tanto en tanto de mordeduras. Los camalotes aportan más individuos, pero la mayoría de los ejemplares capturados esta vez fueron culebras", indicó Orduna, ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (Slamvi).
Para el especialista, la yarará salió de su nicho habitual para alimentarse con algún roedor y llegó hasta donde había seres humanos. "Fue un accidente -insistió-. La frecuencia de este tipo de agresiones desde el Tigre hasta La Plata, por ejemplo, es muy baja. Hay, pero son infrecuentes."
Para reducir los riesgos en sectores al aire libre y con pasto, aconsejó mantener el césped corto para advertir rápidamente la presencia de un ofidio, combatir los roedores urbanos y asegurar la limpieza general con el cuidado permanente de las áreas de uso humano. "Si hay residuos, hay roedores, y si hay roedores, hay ofidios", sostuvo.
En el caso de sufrir una mordedura, recomendó no tomar ninguna medida sobre la herida, como torniquetes o querer absorber el veneno, ni administrar ningún fármaco, y concurrir rápido a un centro de salud. "El paciente debe ser evaluado porque hay que saber qué tipo de serpiente lo mordió. En la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, la consulta inmediata debe hacerse en el hospital Muñiz o el centro más cercano, desde donde pedirán asesoramiento", finalizó Orduna.
Preocupación
Los camalotes son un tema de preocupación de muchos de los padres que concurren al club.
La semana pasada, Juan fue a almorzar con su familia. Es socio desde que nació, hace 35 años, y nunca vio algo así. Con los camalotes, afirma, llegó mucha basura. "Mis hijos de 3 y 5 años siempre juegan en las escalinatas de material que hay en la costa, pero esta vez no dejé ni que se acercaran por la basura y el temor de que pudiera haber ratas, sobre todo -contó-. Las familias toman sol sobre el césped, leen, los chicos juegan y nunca pasó nada. Del otro lado del río se toman clases de náutica y siempre fue muy seguro."
Cientos de familias concurren los fines de semana a lugares de esparcimiento al aire libre y espacios verdes, como la sede Embarcadero. En esa costa, el Parque de los Niños, por ejemplo, es un espacio que comparte las orillas y los riesgos de la invasión de camalotes con varios otros clubes con salida al Río de la Plata.