Una vergüenza, pero no una sorpresa
Dos reconocidas organizaciones no gubernamentales internacionales acaban de publicar su estimación sobre los diez lugares más contaminados del mundo y, para nuestra vergüenza, incluyen la Cuenca Matanza Riachuelo.
Las listas se publican anualmente desde 2007 y sus responsables reconocen que no son exhaustivas. Tienen dinámica porque la situación en algunos lugares mejora, en otros empeora o se incorporan algunos espacios no considerados anteriormente.
En el caso específico del Riachuelo, podemos decir que es una vergüenza, pero no una sorpresa, porque la grave contaminación de la cuenca ha sido puesta en evidencia por el defensor del pueblo de la Nación y reconocida por el Congreso, al crear la Autoridad de la Cuenca en 2006, y por la Corte Suprema de Justicia en su fallo del 8 de julio de 2008, sin olvidar las innumerables ocasiones en que distintos gobiernos, desde comienzos del siglo XIX, han anunciado medidas para solucionar el problema.
La gravedad de esta vergüenza reside en el casi nulo interés de la dirigencia política en este tema que afecta a la población, y en la vigencia pertinaz de normas que aseguran que la situación se mantendrá y podría empeorar.
Gabriela Merlinsky, en su libro sobre el Riachuelo, dice con razón que la falta de atención política a los problemas ambientales perentorios de una sociedad se explica por "la presencia de relaciones de poder decisivas". La complacencia de las autoridades local, provincial y nacional ha hecho posible la contaminación, que sin esa complacencia no se habría producido. Datos de la vida y la salud en el área de la cuenca están siendo asumidos como naturales por sus habitantes, como si las dificultades respiratorias o gástricas fueran naturales.
El vuelco de efluentes líquidos en la cuenca se rige por la resolución 1/2007, dictada por la Autoridad creada por el Congreso. Esa norma fija límites altamente permisivos para la concentración de contaminantes por unidad de volumen, sin regular la masa total que se descarga, como si la capacidad de autodepurarse del cuerpo receptor fuera infinita. Así el río no se recupera.
Acumar, en su resolución 3/2009, dispuso que toda la cuenca será solamente para "actividades recreativas pasivas", uso inventado para el Riachuelo, sin considerar que la situación en la cuenca alta es algo mejor. Ese uso no existía en las guías elaboradas por la Subsecretaría de Recursos Hídricos, que, después de la adopción de esa resolución, fueron retiradas del sitio web en el que cualquier ciudadano podía consultarlas. Seguramente porque alguien sintió parte de la vergüenza a la que me estoy refiriendo.
Fukushima, el peor desastre
El informe hace una mención especial para Fukushima, donde está la central nuclear que sufrió las consecuencias en marzo de 2011 de un terremoto seguido por un tsunami. "El desastre nuclear de Fukushima fue uno de los peores que el mundo haya visto. A pesar de la rápida reacción, después de dos años del incidente, los materiales radiactivos siguen rodeando el ambiente y el océano Pacífico", dice.
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