Una imagen que se replica en buena parte de la Capital
"El espacio público es para que la gente lo disfrute", dijo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Con esa frase se refería a los manteros de Once que ocupaban las veredas. Por lo general, muchos vecinos están de acuerdo con el dicho. Pero transitar por la ciudad significa, a veces, que las exigencias no son iguales para todos. Hay quienes no tiran una manta en la vereda para vender, pero van por más: ponen mesas, sillas, autos a la venta, cajones y carteles con promociones. Y, así, el espacio público se vuelve igual de intransitable.
En esta lista están las parrillas, los bares y los restaurantes. La calle Guardia Vieja, entre Bulnes y Agüero, es, seguramente, uno de los lugares donde más proliferan este tipo de locales. Y, también, esta clase de problemas. Hay siete bares en cinco cuadras. Los habitués, en su mayoría jóvenes, suelen llamar a este polo "el corredor Guardia Vieja".
Lo curioso es que en este "corredor" no sólo no se puede correr, sino que tampoco se puede caminar. La postal es siempre la misma: personas caminando en fila india y pidiendo permiso. Más de una vez, entre sillas, mesas, mozos y bandejas.
La noticia no es que esto ocurra en el barrio de Abasto: la misma imagen se replica en buena parte de la Capital. La noticia es que, si efectivamente la Ciudad está dando una batalla por recuperar el espacio público, a veces da la sensación de que se está perdiendo.