Una decisión clave para un shopping en Palermo

La Agencia de Protección Ambiental de la ciudad (APRA) se aprestaba ayer a resolver la aprobación del estudio de impacto ambiental requerido para la demorada apertura del shopping Distrito los Arcos, en Palermo.

Ese informe es un elemento clave, ya que su ausencia al inicio de la obra fue uno de los motivos por los cuales la Justicia suspendió la inauguración del centro comercial en diciembre pasado, el mismo día en que se realizaría el acto oficial de apertura.

El centro comercial ya está completamente construido y equipado . Y la mayoría de los vecinos y comerciantes de la zona espera que su apertura al público redunde en un beneficio para la zona en materia de seguridad, iluminación y afluencia de gente, según pudo comprobar LA NACION en una recorrida por el barrio.

Esa impresión es compartida por IRSA, realizadora de la obra. Su vocero, Sergio Dattilo, dijo a LA NACION: "Nosotros palpamos que los vecinos quieren que se abra lo antes posible. Nos preguntan todos los días, pero no sabemos qué responderles, porque no conocemos cuáles son los tiempos de la Justicia. El espacio que ocupa el shopping es el equivalente a una cuadra y media de locales".

La legalidad de la construcción del predio, que pertenece a la empresa IRSA, había sido puesta en duda mediante dos denuncias, una presentada por el comunero Marcelo Chardón y otros legisladores y ex legisladores de la Ciudad, y otra por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba). La resolución está en manos del juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N° 10, a cargo de Aurelio Ammirato.

Según denunció Fecoba, hubo dos grandes irregularidades detrás de la aprobación del proyecto. La primera es que se aprobó la ley de rezonificación del predio antes de la audiencia pública y el segundo tratamiento legislativo obligatorios; la otra, que no se había realizado la evaluación técnica de impacto ambiental correspondiente.

"Se hicieron más de 300 cocheras subterráneas en una zona inundable, de mucha circulación vehicular y con problemas de energía, sin la evaluación de impacto. Ahora esperamos que el juez resuelva sobre estas cuestiones de fondo. Creemos que la construcción fue ilegal", dijo a LA NACION Vicente Lourenzo, vicepresidente de Fecoba.

Conformidad

Aunque Fecoba sostiene que la apertura del shopping perjudicará a los comercios de Palermo, en una recorrida realizada por LA NACION la amplia mayoría de los vecinos y comerciantes consultados aseguró estar a favor del funcionamiento del centro comercial. Sólo piden que no traiga mayores inundaciones o cortes de luz.

"Toda esa zona era un nido de ratas, estaba abandonada y era peligrosa. Yo festejo que por lo menos hagan algo. Va a cambiar la imagen del barrio y nos beneficia, porque va a atraer más gente. Es cierto que va a complicar el tránsito, pero ya es un desastre y el que tiene auto ya sabe que tiene que tener cochera. Los beneficios son más que los problemas", señaló Mario Manteiga, dueño de la marroquinería Artesanía Fénix, situada en Oro y Charcas desde hace más de 40 años, y vecino de la zona desde hace más de 60.

"A mí me conviene porque mis precios no compiten con los de un shopping, pero mucha gente va a venir a pasear y pasará después por mi local, que tiene precios más accesibles. Es mejor que haya más gente dando vueltas", señaló también Rocío Ríos, dueña de un local de ropa tipo feria americana en Oro y Güemes.

"Sería fabuloso que lo abran. Solía estar todo muy oscuro, te asaltaban si pasabas de noche y habían muchas ratas", señaló Gabriela López, encargada en el restaurante Rey del Vino, sobre Juan B. Justo. "A mí me beneficia, porque atraerá más gente e incluso los empleados del lugar pueden ser clientes", señaló Andrés Faviarías, dueño de la parrilla Al Pelo, en Juan B. Justo y Charcas.

"Eso era un lugar abandonado y lleno de mugre, y cuando abra va a traer más movimiento. Obviamente espero que todo se haga en regla y que no haya problemas con la luz o cuando llueva. Si se hace bien, nos beneficia", señaló Roberto Lima, dueño de un maxiquiosco en Paraguay y Juan B. Justo.

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