En esta obra que aparece en la revista Living de diciembre, una arquitectura generosa con los placeres del verano y el entorno de este balneario, un oasis de mar y bosque que ya dejó de ser un secreto entre entendidos
Podría decirse que las casas de veraneo tienen reglas propias. Y también podría decirse todo lo contrario: que cada día, en vacaciones, es un invento nuevo. La arquitecta Marisa Vichich realizó unas cuantas viviendas en Costa Esmeralda, a 20 minutos de Pinamar, y ganó experiencia en prever las necesidades de habitar cuando la única responsabilidad es el descanso. La que vemos en esta nota pertenece a un matrimonio con tres hijos, todos fanáticos del deporte. Por eso eligieron un lote cerca del golf y esta porción de playa donde el viento invita a desplegar velas en todas sus formas. La casa que les hizo Marisa los contempla a los cinco con sus gustos y más, porque siempre se suma alguien. Y aunque no hay reglas para el disfrute, todo es mejor cuando se comparte.
Galvanizada y con espesores de hasta 25mm, la chapa del techo es un material imbatible. Buenas pendientes y un tratamiento para el salitre garantizan varios años de cobertura.
“Proyectamos la parte pública atrás, con una altura de hasta 4,5m para contrarrestar la espesura del bosque y también para subir la galería, y que se viera así el campo de golf detrás del pinar”, cuenta Marisa.
Un ranchito de pocos metros con vista al mar
Atravesando la entrada principal, se puede ir al área de los dormitorios –tras el portón corredizo de hierro hecho con vitraux aportados por los dueños– o, hacia la derecha, al living-comedor.
Geométricas, delgadas y en un tamaño considerable, las mesas de hierro con tapa de pino reciclado de la obra (Vitruvio Zappa) guardan proporción con los sillones de tres metros y fundas en tussor teñido (Marcela López Mazzei y Luli Chavanne). Sus estructuras de hierro alivianan al dejar ver el piso. Completan el conjunto un dúo de silloncitos de madera con cueros de oveja, traídos de un viaje al Norte.
En el comedor, lámparas galponeras, mesa con tablones de pino y madera reciclada, unificados con tinte nogal (Vitruvio Zappa) y sillas ‘Lennox’, de la misma familia que las banquetas de la cocina que vemos en la foto de abajo (todo de DeSillas.com).
Los ambientes están revestidos con pino tratado (Maderera de las Misiones, Pinamar), material capaz de resistir a la humedad que suele afectar las casas de veraneo. Además, los pisos son de porcelanato Ilva ‘Olden’ (Navarro Ache) y las aberturas de PVC, de marca Rehau (Carpintería Salvador).
Barrio flotante: las casas de 3 vecinos que duermen sobre el delta
La madera hidrolaqueada es uno de los materiales favoritos de Marisa. “Es práctica, estética y económica, lo que resulta un ahorro importante en cocinas grandes con isla”. Otra ventaja es que, en piezas como la mesada, no se ven las uniones. Se lija, se patina y da el aspecto de una pieza única.
Cinco pruebas de color tomó conseguir el tono perfecto. Valió la pena, la cocina es el corazón de la casa y el delicado verde seco de los muebles, su seña de identidad
Sin agregados extra, el deck de pino tratado va virando al grisáceo por efecto de la lluvia y el sol sin deteriorarse. Por el contrario, tiene 30 años de garantía. “Lo hicimos muy ancho porque en la galería posterior el sol apenas se filtra entre los árboles. Este lateral y el patio de entrada son los mejores soláriums”.
Madera y más madera en una casa con vista al mar
A diferencia del área social, en el volumen de los dormitorios –ubicado en el frente– se optó por un techo a dos aguas para bajar las alturas y crear una atmósfera más acogedora. Eso hizo que el aire acondicionado se dispusiera por abajo, aprovechando las instalaciones ubicadas bajo el piso suspendido.
Las hijas tienen sus dormitorios en espejo. Perfectamente simétricos, cada uno tiene tres camas (Vitruvio Zappa) con colchones adicionales debajo, una mesita central y apliques de hierro (La Carreta, Valeria del Mar). El sistema térmico se realizó con el asesoramiento de un ingeniero del Grupo Bóreas.
En el baño que comparten las habitaciones de las hijas se colocaron calcáreos sin pulido, ni sellado (al igual que en la alzada de la cocina) para compensar la diferencia de espesor con el porcelanato. De un lado del ambiente están los sanitarios; del otro, la ducha con cortina traída de un viaje (Ikea).
Todos los cuartos tienen salida al exterior. Máxima independencia para disfrutar de las vacaciones a full.
Visitamos más casas en la playa:
Una casa en Ciudad del Cabo que demuestra que es un paraíso
La casa veraniega que se tornó hogar de tiempo completo
Una casa minimalista y con diseño luminoso a la sombra de los pinos