Un esplendor que se apagó con los años
Fue la primera red de América latina, sin embargo, el subte porteño nunca creció como se esperaba
Qué lejos parece haber quedado aquel esplendor. El subte, personaje estrictamente porteño que fue un orgullo para la ciudad por ser pionero en el continente, atraviesa sus peores horas. A meses de cumplir 100 años, la crisis en la que se sumergió lo aleja años luz de sus años de brillo.
"El advenimiento de este nuevo servicio público, elemento de progreso que esta gran capital incorpora desde hoy a su poderoso organismo, se debe a una feliz cooperación armónica entre una autoridad investida de un alto espíritu de justicia y anhelosa de grandeza, y a una empresa que considera el primero de sus deberes hacerse acreedora al amparo de esa justicia", publicó LA NACION en la página 14 de su edición del 2 de diciembre de 1913, el día después de la inauguración de la línea A. Cualquier similitud con los gobiernos de la Nación y la Ciudad y Metrovías es pura coincidencia.
Cuando no se conocían más transportes que los tranvías tirados por caballos y los colectivos, allá por la segunda mitad del siglo XIX, un gran invento llegó a revolucionar el transporte y resolver el traslado masivo de personas entre el centro y la periferia de la ciudad: el subte.
Buenos Aires fue la 13a. ciudad del mundo, todas europeas, en incorporarlo a sus mapas. La red está conformada hoy por 78 estaciones en seis líneas subterráneas, entre la A y la H, más una línea de superficie (Premetro), y alcanza los 52,3 km de vías.
El 1° de diciembre de 1913, los coches de la línea A comenzaban a rodar el subterráneo debajo de los adoquines porteños entre las estaciones de Plaza de Mayo y Plaza Miserere.
El subte porteño parece hacer gala del dicho que reza que todo tiempo pasado fue mejor. Casi cien años pasaron y los números no cambiaron tan radicalmente como se suponía. Al día siguiente de su inauguración viajaron 170.000 pasajeros, un poco menos de los 206.000 que lo hacen hoy en la A.
Si bien en 1913 la línea A funcionaba hasta después de la 1 de la mañana, con una frecuencia de cuatro minutos. Hoy funciona desde las 5 y el último tres sale a las 22.32. La frecuencia actual es difícil de estimar porque hace menos de un mes varios coches salieron de circulación y aumentaron la espera de los pasajeros.
Hoy la cantidad de personas que usan el transporte público en el área metropolitana disminuyó el 23% respecto de 1970. Y sin embargo, es fácil de comprobar: se viaja peor.
Sumido en la discusión de dos gobiernos que no quieren responsabilizarse por el servicio, las promesas de extensión quedaron en el olvido. Las inauguraciones previstas para este año fueron pospuestas y, aunque las autoridades se comprometieron a la construcción de diez kilómetros de subtes por año, desde 2007 hasta hoy, la Ciudad sumó sólo cuatro estaciones.
Ocho días de un paro que no encuentra solución anexan a su historia un nuevo capítulo. Quizás uno de los menos felices del subte porteño.