Uma, en la panza de su mamá se convirtió en la víctima 52
Edwin Ojeda perdió a su esposa embarazada en la tragedia, y consiguió que la justicia elevara el número de muertes de 51 a 52; tenía seis meses de gestación
Ayer por la tarde se realizó un acto en Plaza de Mayo para reclamar justicia por las 52 víctimas fatales que dejó la tragedia de Once, cuando un tren de la línea Sarmiento chocó contra el andén en una estación ferroviaria cercana a Plaza Miserere, de la Capital.
Los conceptos más escuchados fueron los de "corrupción" e "impunidad", en las declaraciones de los familiares de las víctimas, que fueron subiendo uno a uno al escenario ubicado en medio de la histórica plaza. La gran mayoría apuntó contra las concesiones privadas al sistema ferroviario.
Unas cuatro mil personas, entre civiles que se acercaron a apoyar, organizaciones políticas que llegaron principalmente desde la zona Oeste del conurbano, lugar donde llega la línea de trenes Sarmiento, y algunas personalidades políticas de la oposición, presenciaron el acto.
Unos cien metros atrás, la Casa Rosada permanecía con todas sus ventanas cerradas. Tal vez esa postal sea la imagen que represente la situación que denuncian los familiares de víctimas: la falta de intención del gobierno nacional y la Justicia para resolver la causa.
La historia de Uma
Uno de los familiares que subió al escenario fue Edwin Ojeda. El hombre consiguió hace unos meses que la Justicia elevara el número de víctimas fatales en la tragedia de 51 a 52, ya que no sólo perdió a su esposa, con la que comparte tres hijas, sino que también a Uma, una beba que llevaba seis meses de gestación.
"Hace nueve años atrás con mi esposa Tatiana Lezana, de 33 años, abogada, llena de vida, comenzaba junto a mí un proyecto de vida en el que íbamos forjando nuestro destino, con nuestras tres hijas, Valeria, Abril y Keila, de 3, 4 y 7 años. Esperábamos a Uma, nuestra cuarta hija que llevaba seis meses de gestación", gritó con indignación desde el escenario.
Acompañado de sus tres hijas, y de un amigo, relató: "Hoy no veo llegar del trabajo a mi esposa, como lo hacía cada día, ni tampoco veo crecer a mi hijita Uma, pero sí veo caminar con total libertad e impunidad a los corruptos que forjaron esta masacre y que permitieron que pasara".
"Da vergüenza tanta corrupción y tanto silencio, sin ver a nadie preso. Por eso pido justicia por las 52 víctimas, porque la número 52 es Uma Ojeda, mi hija, la que no pude ni conocer. No se olviden de ella ni de nadie". Con esas palabras cerró su discurso, mientras el público cantó "asesinos, asesinos".
A continuación, una cobertura por Twitter, desde Plaza de Mayo.