Tomoko Fuse, la origamista que tiene al mundo en sus manos
La destacada artista japonesa hará hoy una creación en el Jardín Japonés
La japonesa Tomoko Fuse, considerada la mejor origamista del mundo, según los expertos, tiene 65 años y lleva publicados más de 80 libros en el arte milenario de plegar papeles. Esta semana llegó por primera vez a la Argentina y brindó talleres instructivos en Córdoba y en Buenos Aires. En Japón, trabaja en sus obras entre 8 y 10 horas diarias; para ella, el origami no es un hobby, es una profesión.
Cubos, cajas, flores y hasta animales son algunas de las creaciones que realiza con papeles y otros materiales. "Felicidad y alegría", definen lo que para la artista significa el origami. Hoy, a las 15, Fuse hará una exposición al aire libre en el Jardín Japonés y mostrará en vivo cómo trabaja.
Tras observar el nivel local en origami, y en una charla con LA NACION, la experta reflexiona que aún abundan los aficionados que aprenden a través de tutoriales en Internet, pero estima que en un futuro se expandirá la cantidad de practicantes de esta técnica milenaria.
Su interés por el arte del plegado, que llegó a Japón desde China en el siglo VI, se despertó en el lugar menos pensado y a muy temprana edad, cuando tenía 6 años. Tras contraer difteria (una enfermedad infecciosa aguda causada por una bacteria que afecta a la nariz, la garganta y la laringe), Fuse estuvo internada durante seis meses. "En los hospitales de Japón los medicamentos eran en polvo y estaban envueltos en unos papelitos cuadrados que todos los pacientes internados conservaban. Con eso hacían distintos origamis", cuenta.
Ayudada por sus compañeros de sala, aprendió el oficio. "Gracias a eso pude enfocarme en algo más que en mi enfermedad. Cuando salí de la internación, mi papá notó mi gran interés por el origami y me regaló un libro con el que seguí aprendiendo." Pero recién a los 20 años Fuse comenzó a profundizar en origami modular, que requiere el uso de varias piezas de papel. Y aunque es conocida a nivel mundial por el origami modular, se reconoce como una especialista en el origami clásico y simple.
Una suerte de mito sobrevuela al origami, y es que en su creación el papel no se puede cortar ni pegar. "Sé que hay gente que no se sale del papel cuadrado y lucha contra él hasta darle una forma. Se limitan a eso, pero para mí si se necesita cortar, pegar o pintar también estoy abierta, soy más libre y no tengo problema con que haya otras formas de plegar; lo importante es que haya algún plegado", dice. Y agrega: "En verdad el origami es muy amplio, hay técnicas muy variadas. Su fundamento es un papel cuadrado que sin pegar ni cortar se pliega para obtener una figura, pero también se pueden utilizar papeles rectangulares o varios papeles, como en el caso del origami modular, y también otros materiales que no sean papel como planchas de metal o aluminio".
¿El origami tiene algo que ver con la relajación? Fuse lo define así: "Hay una técnica que es para relajarse y calmar el ánimo, pero yo me concentro tanto en plegar que no me relaja nada, al contrario, me tensiona. Pero logro aislarme de lo que sucede alrededor".
Según la especialista, otros países avanzados en la materia, además de Japón, son los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, España y Alemania. "En la Argentina hay muchos aficionados que practican a raíz de tutoriales; creo que mucha más gente va a dedicarse al origami, se va a expandir más si se avanza en otras técnicas".
¿Se puede vivir de esta profesión? "Ese es un pequeño problema, es muy difícil, yo porque tengo editados muchos libros puedo vivir de las regalías, pero si uno solo se dedica a dar talleres, la verdad es que no".
Aunque en Japón dicta cursos hace muchos años, ahora decidió dar menos clases y dedicarse a la creación de obras originales. Además, comenzará a publicar ediciones no tan instructivas, como las que ya hizo, sino libros con fotografías de sus trabajos.