Sputnik V: "Uno de cada tres trabajadores de la salud no se quiere vacunar", advierte el gremio de médicos porteños
El inicio de la vacunación contra el Covid-19 en la ciudad de Buenos Aires transita entre la expectativa por lo que podría significar el fin de la pandemia y las dudas por la falta de información de la vacuna Sputnik V tras la polémica por los efectos adversos que provocaron algunas dosis. La incertidumbre se transmite desde las autoridades sanitarias y provoca desconfianza en el personal de la salud porteño que no adhiere en forma completa a la campaña.
El temor y la desinformación provoca que uno de cada tres trabajadores de la salud no se quiera vacunar, según manifestaron a LA NACION desde la Asociación de Médicos Municipales (AMM) en base a la percepción del gremio de acuerdo a lo que manifiesta el sector. La nutrida población mayor de 60 años que integra esta comunidad es el argumento más fuerte que esgrime el sindicato porque la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya, que cuenta con una eficacia superior al 91%, aún no fue aprobada para ese grupo etario.
"La vacuna debería tener las garantías necesarias como para no generar dudas y lo que pretendemos es que se cumplan las garantías. Uno de cada tres trabajadores de la salud no se quiere vacunar", señaló el presidente de la AMM, Jorge Gilardi, médico ginecólogo de planta del hospital Piñero. "De nuestra parte, vamos a hacer un control epidemiológico para ver cómo se comportó la vacuna en quienes se la aplicaron, si generó anticuerpos o reacciones adversas. Nosotros tenemos mucha gente mayor de 60 años", explicó.
Esta mañana, en el inicio de la campaña en el hospital Argerich, de La Boca, el ministro de Salud de la ciudad, Fernán Quirós, puso algunos condicionamientos para las próximas etapas de la vacunación. "Se necesita información técnica antes de la próxima entrega", sostuvo. Y agregó: "Estamos convencidos de que la confianza en las vacunas se logra otorgando la información técnica, que seguramente la tendremos en las próximas semanas, y evitar este desgaste que nada aporta. La Nación hizo un enorme esfuerzo para traer la vacuna".
Ayer la polémica se instaló por la filtración de un documento de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) cuando recomendó al Ministerio de Salud de la Nación el uso de emergencia de la Sputnik V del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés). En ese texto quedó en evidencia los efectos adversos serios en doce voluntarios sobre un total de 12.296 individuos. "La enfermedad de cálculos renales, trombosis venosa profunda y absceso en una extremidad basados en enfermedades preexistentes y documentadas antes del inicio del ensayo", según explicaron desde el Instituto Gamaleya para despejar las dudas.
A pesar de esto, los médicos y el personal de salud porteño mantienen la cautela. "Hay una incertidumbre muy grande por la desinformación. Hay personas que se quiere vacunar y otras que tienen dudas. Nosotros planteamos que cada uno decida, aunque tenemos una obligación por nosotros y por los pacientes ya que somos la primera línea de contención", amplió Gilardi.
A este escenario se sumaron las declaraciones del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, que aportan algo más de confusión y dudas. "El Presidente quiere generar confianza. Ahora está nervioso porque no llegan los papeles del estudio. Pero salió con la misma efectividad, con la misma cantidad de anticuerpos. Yo calculo que es cuestión de días", comentó el funcionario, mientras charlaba sobre la eficacia de la vacuna rusa en los mayores de 60 años con un grupo de médicos en el Hospital Posadas.
A pesar de las dudas en la comunidad médica, la campaña en la ciudad de Buenos Aires irá tomando más calor a medida que pasen los días, se afiancen los conocimientos sobre la nueva vacuna y, sobre todo, lleguen más dosis. Según fuentes del Ministerio de Salud porteño, a las 23.100 dosis de esta primera etapa se sumarán al menos 450.000 en una segunda entrega, prevista para mediados del mes próximo cuando lleguen al país las 5.000.000 vacunas prometidas por Presidencia.
Terapistas, personal de emergencia y quienes trabajan en laboratorios manipulando muestras de Covid-19, considerados del primer anillo de exposición, son los que recibirán la primera aplicación, pero luego deberán obtener la segunda dosis para lograr la inmunización total. La población de riesgo a la que se debe inmunizar con prioridad en la ciudad asciende a 1.190.000 personas.
La campaña se inició en el Argerich y en otros 16 hospitales públicos porteños, pero a un ritmo desacelerado por el stock disponible de vacunas. La estructura en los vacunatorios permite aplicar hasta 320 dosis diarias, pero en estas primeras jornadas se vacunarán entre 100 y 150 personas por día. "Se está haciendo lento por las pocas dosis, pero nos sirve para entrenarnos en la manipulación de una vacuna que no desconocíamos en la práctica", admitió una fuente.
La campaña, coordinada por la subsecretaría de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria, prevé llegar primero a los trabajadores de la salud (unas 140.000 personas) para continuar luego con los trabajadores estratégicos, como bomberos, policías y docentes (200.000 personas) y con personas de entre 18 y 60 años con enfermedades prevalentes como cardiopatías, pulmonares u obesidad (150.000 personas). Luego se avanzará con los adultos mayores (unos 700.000) y en una última etapa, con la población en general.
La Sputnik V se distribuye en frascos que contienen cinco dosis cada uno por lo se debe aplicar con metodología precisa para no descartar ninguna de ellas. La temperatura de conservación es de -18°C y se necesitan diez minutos para descongelarla. Luego, durante otros 30 minutos, se puede conservar a temperatura ambiente, pero pasado ese tiempo no es efectiva.