Snacks andinos y las huellas de un mártir: cómo son los tres tours a pie que ofrece una agencia de turismo de la Villa 31
Las caminatas, que nacieron con el objetivo de darle visibilidad al barrio y voltear prejuicios, se hacen los domingos cuando se logra completar un grupo de 15 a 20 personas; cuestan entre 1300 y 1800 pesos
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Llegar hasta donde descansan los restos del padre Carlos Mugica. Ver cómo avanzan las demoliciones de las casillas ubicadas en el sector Bajo Autopista, a la sombra de la Illia. Probar sopa de maní, snacks andinos o papas a la huancaína mientras se escucha una guitarreada tradicional de Perú o Bolivia, acompañado por sus danzas típicas. Estas propuestas son parte de las caminatas que idearon un grupo de habitantes de la villa 31 en plena pandemia y que, por estos días, está dando sus primeros pasos como un emprendimiento para terminar de conectar al barrio con el resto de la ciudad.
Se llama Ajayu Turismo Comunitario, una agencia de turismo barrial, que nació con el objetivo de darle visibilidad a la villa 31 y a sus habitantes y saltar todos los prejuicios. En tres recorridos, o walking tour, de entre dos y tres horas de duración, se abarca toda la historia del barrio, sus lugares emblemáticos, la gente que lo habita, la diversidad cultural y regional, su gastronomía y cultura. Los paseos se hacen los domingos cuando se logra completar un grupo de 15 a 20 personas. Cuestan entre 1300 y 1800 pesos por la caminata.
Siete personas, residentes en el barrio y capacitadas como guías de sitio en el Ente de Turismo de la ciudad de Buenos Aires, son las que llevan adelante Ajayu —que en la cultura andina significa energía cósmica, el alma, el espíritu que forma parte del cuerpo de las personas—. “No sabíamos cómo llamarlo, si agencia o de otra forma, porque no queríamos que otros vecinos nos miren con prejuicio. Acá también hay prejuicio, gente que quizá pensaba ‘quieren mostrar cómo viven los villeros´, pero la idea fue romper todas esas barreras y que las personas que habitamos el barrio seamos conocidos desde nuestro patrimonio cultural”, explica Yuvinka Cejas, una de las emprendedoras.
Durante el recorrido histórico los participantes llegan a los sitios considerados patrimonios culturales dentro del barrio como el comedor del sector de Comunicaciones, el Club Deportivo El Campito, la canchita de Güemes, y todo lo relacionado con el padre Mugica, asesinado por la Triple A el 11 de mayo de 1974 y cuyos restos descansan en la capilla Cristo Obrero desde octubre de 1999. Algunos vecinos que tuvieron contacto con el Padre participan de la caminata y cuentan sus vivencias, algunas de ellas atravesadas por persecuciones durante la última dictadura militar.
“En el recorrido preguntamos: ‘¿saben por qué el barrio se llama Carlos Mugica?’ Y nadie lo sabe. El Padre fue más que un cura, fue un vecino más que le gustaba luchar por el barrio y eso está muy presente en cada recorrido”, acota Marcia Giménez, otra de las guías que, además, se encarga de difundir las actividades en las redes sociales. El canal de Instagram (@ajayu.turismocomunitario) es la principal vía de divulgación de los contenidos y de los tours que se vienen.
En el walking tour histórico, que cuesta 1300 pesos, también se habla de la urbanización del barrio, las viviendas que están siendo demolidas y las nuevas, donde se relocalizan a los vecinos. Brochette de carne con mandioca o bomba de papa puede ser uno de los platos que se comparte junto a un refrigerio. Los platos típicos de Paraguay, Perú, Colombia, Argentina y Bolivia están presentes, aunque en otra de las propuestas se tienen más detalles.
El tour gastronómico, con un costo de 1800 pesos, también inicia con una breve reseña histórica del barrio y comienza en la feria latina, cerca de la terminal, donde se ofrece una degustación de chipas tradicionales de Paraguay con su mate típico. En la segunda parada hay snacks andinos, como habas, maíz, trigo y arvejas tostados. Luego una estación de plantas medicinales, infusiones y tereré. Más tarde se prueba un plato típico de Perú para cerrar en el emprendimiento de cerveza artesanal Mugica Beer con guitarra y canto. En todas las estaciones son los vecinos quienes ofrecen sus productos y cuentan los orígenes de cada uno. Al finalizar los turistas pueden volver a la feria, acompañados por los guías, para comprar productos típicos.
El recorrido cultural está enfocado en las distintas danzas de los países de la región con vecinos que difunden sus tradiciones, abren las puertas de sus hogares o son convocados a un punto en común, que puede ser la Casa de la Cultura, donde se realizan las actividades, también acompañadas por platos típicos y una visita a la feria. Esta propuesta tiene un costo de 1500 pesos.
Porteños de Recoleta y Retiro, aunque también bonaerenses, son quienes más participan de las caminatas de Ajayu Turismo Comunitaria. Todavía no hay turistas nacionales o extranjeros que se sumen, aunque podría abrirse una posibilidad junto a agencias de turismo que pretenden incluir en un paquete de actividades las caminatas por la villa 31.
“Nos pone felices que venga gente de alrededor, de Recoleta, por ejemplo, que somos vecinos. Está pasando eso, es nuestro objetivo que nos conozcan los más cercanos. Un vecino entró al barrio por primera vez y dijo: ´¡Cómo me había perdido tantos años de conocer!´”, cuenta Yuvinka.
Víctor Mayta, Paola Varela, Iris Camarena, Carmen Sánchez y Brian Mayhua son los otros integrantes de Ajayu Turismo Comunitario. Todos son guías y participan en diferentes etapas de los recorridos que se van dividiendo por postas. Además, trabajan en la producción y logística de las caminatas, las charlas con los vecinos y la atención de proveedores. Todos forman parte de proyecto que surgió durante la pandemia para acercar el barrio al resto de la gente y que pretenden convertirlo en su fuente principal de ingresos.