Skate: un deporte que pasó de la persecución a la inclusión
Lejos de un pasado en el que la actividad era mal vista, hoy crecen los espacios para practicarla en la ciudad
Rodrigo Lantarón tiene 44 años y, de lunes a viernes, se pone el traje, se sube a su bicicleta y pedalea hasta el microcentro. Es abogado y pasa ocho horas por día en su oficina. Apenas sale, empieza su relax: carga el skate y se va al skatepark de Parque Haití (Dorrego 3625) para practicar algunos trucos. Pero no siempre fue así. "Hoy hay más inclusión que antes. Cuando empecé, el skate era algo muy mal visto. De hecho, los porteros cuando hacía algún truco en un edificio me gritaban: «¿Por qué no vas a laburar?»", cuenta.
Sin embargo, la situación parece haber cambiado. Hoy, el skateboarding dejó de ser una actividad perseguida como en sus comienzos y, con los años, se transformó en un deporte cada vez más presente en la ciudad. En la Capital, hay más de 50.000 personas que lo practican y siete grandes skateparks y otros de menores proporciones que se despliegan en los barrios porteños. Para mediados del mes próximo, se inaugurará el skate bowl (una suerte de olla de cemento) más grande del país en el predio del velódromo del Parque Tres de Febrero y la disciplina será parte del laboratorio deportivo de los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, que se disputarán en la ciudad, como antesala de su debut olímpico en Tokio 2020.
En la Capital, también se hacen diferentes encuentros del deporte como el Buenos Aires Extremo, una competencia sudamericana de skate y de bicicletas BMX que, en su última edición, en noviembre del año pasado, convocó a más de 25.000 participantes. Además, se realizan otros que tienen como grandes estrellas a figuras mundiales como Tony Hawk, que llegó a los Bosques de Palermo en septiembre pasado para convocar a más de 40.000 personas.
A pesar del empuje que tiene la actividad, hay algunas situaciones que siguen generando conflictos con los skaters. "Todavía nos siguen corriendo de los edificios. Lo que sucede es que la calle es parte de la esencia del skate y va a seguir allí", señala Lucas Ledezma, de 26 años, mientras acomoda su patineta para deslizarse por uno de los bowls del skatepark del Parque Extremo de Costanera Norte (Costanera Rafael Obligado 185).
Como la disciplina creció mucho en los últimos años en la Capital, la Legislatura resolvió, el 13 de septiembre pasado, declarar a Buenos Aires ciudad del skate. Los fundamentos de ese proyecto, presentado por los legisladores oficialistas Daniel Del Sol y Roberto Quattromano, estipulan que un promedio de 500 y 700 personas por día visitan los skateparks porteños más importantes, como los que hay en el Parque Extremo, en Costanera; en el Parque Haití, en Belgrano; en el Parque Centenario, en Caballito; en Lugano I y II; en el Paseo de las Américas, en Belgrano; en el Parque Alberdi, en Mataderos, y en el Parque Centenario, en Caballito.
"Estamos trabajando para que la ciudad tenga una buena infraestructura. Este nombramiento va a servir como llamado de atención para que se puedan crear protocolos y leyes que protejan a los deportes urbanos", dice Gabriel Alejandro Beneitez, presidente del Comité Nacional de Skateboarding. Y agrega que en la Argentina existen más de 150 pistas públicas para practicar el deporte.
Críticas
"El skate está no sólo en Buenos Aires, sino en todo el país. Nosotros nos sentimos más aceptados porque la gente lo ve como un deporte o un trabajo, no sólo como algo de chicos", indica Andrés Cancelliere, skater profesional de Lanús, que en varias ocasiones, compitió fuera de la Argentina.
Gracias a este crecimiento, el Comité Olímpico Internacional incorporó al skateboarding dentro de los deportes medallistas y tendrá su debut en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Como antesala, la disciplina será parte del laboratorio deportivo de los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018. Habrá siete competencias a lo largo y ancho de todo el país, en las que se elegirán, en cada una, a los tres mejores atletas. En una segunda etapa, los 21 skaters argentinos ganadores competirán con otros deportistas internacionales en la ciudad.
Si bien hay un crecimiento y aceptación del deporte, los skaters señalan que hay algunos problemas con la infraestructura de los parques.
"Los problemas se dan por la mala gestión desde los municipios que se niegan a contratar especialistas para diseñar y construir skateparks. Los arquitectos de obras públicas no tienen las herramientas para saber qué distancia debe haber entre los obstáculos ni las alturas de las rampas", analiza Martín Pibotto, presidente, hasta el año pasado, de la Asociación Argentina de Skate.
A lo largo de su carrera, contribuyó con el diseño de más de 80 skateparks en todo el país. Actualmente, se encuentra culminando el del parque más completo del país en San Fernando. "No sólo es un desperdicio del dinero público, sino, también, pueden ocurrir colisiones entre los usuarios u otro tipo de accidentes", agrega.
Beneitez señala: "De las 150 pistas que hay en el país, 100 no sirven para nada. Por eso, estamos trabajando en protocolos y asesoramiento técnico para que no sigan ocurriendo estas cosas".
Y concluye Cancelliere: "Cuando el skater no participó en la obra, da la casualidad de que esos skateparks están mal realizados. No sirven para aprender, se rompen al toque y eso no está bueno".