¿Se pueden comer los frutos de los árboles de la ciudad?
En Buenos Aires hay 1283 árboles de palta; también hay nísperos, limoneros, moras, naranjos agrios, olivos y naranjos dulces, entre otros; algunos vecinos los consumen sin conocer los riesgos; la experiencia personal de la cronista
Donde funcionó algún vez el legendario Ital Park, hoy hay un parque algo desolado. El lugar es así: mucho verde recubierto por árboles y en el centro algunos juegos. El recreo está emplazado entre las avenidas del Libertador y Callao y lleva el apellido de quien fue uno de los mayores artífices en el rediseño de plazas públicas: el paisajista francés Carlos Thays.
En esa extensión de tierra limítrofe entre el barrio de Retiro y Recoleta, hay plantados al menos quince árboles frutales de naranjo amargo. Un señor que dice visitar con frecuencia el parque relata que, de vez en cuando, ve cómo la gente recoge la fruta de los árboles que hay allí. Un poco más a lo lejos tres nenes sorprendidos de ver los naranjos a su alcance, arrancan algunos y tímidamente se los guardan.
En el barrio de Belgrano, en el cruce de las calles de Olleros y Tres de Febrero, la escena es algo similar. En esa calle apodada como la "cuadra de las naranjas", hay instalados al menos ocho árboles frutales que contrastan con las construcciones de edificios más nuevos y que por lo que indican vecinos del barrio, fueron plantados por la municipalidad en los años 80.
En el barrio de Belgrano, en el cruce de las calles de Olleros y Tres de Febrero, hay al menos ocho árboles frutales
"En su momento los plantó la municipalidad, pero hoy no los mantiene nadie", asegura a LA NACION un vecino del lugar. Los naranjos amargos son un tipo de fruta que sirve para hacer dulce, como mermelada, y la cáscara también se aprovecha para hacer tereré.
Pero aún persiste la pregunta fundamental: ¿se pueden comer esos frutos? Tanto el Ingeniero Agrónomo Fortunato Covatta, como la Ingeniera Agrónoma Juana Borscak, docentes de la cátedra de Fruticultura de la facultad de Agronomía de la UBA, coinciden en que no habría problema en los vecinos consuman los frutos, porque como ambos señalan, "son comestibles si se lavan" .
"De estar en el punto adecuado de madurez podrían consumirse", aseguran en el Gobierno de la Ciudad
"De estar en el punto adecuado de madurez podrían consumirse", señalan a LA NACION fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público , al mismo tiempo que agregan que en la mayoría de los casos los frutos no llegan a madurar adecuadamente por ser cosechados en forma temprana. Por otro lado, insisten en que no debería haber árboles frutales comestibles en la vía pública, ya que por el momento su incorporación a los planes de forestación de la ciudad de Buenos Aires no ha sido planificada y la colecta inapropiada de sus frutos podría dañar a los árboles en cuestión.
Desde el organismo aseguran también que todos los árboles frutales que hay en la ciudad fueron plantados por los vecinos frentistas y acentúan que no está permitido plantar este tipo de especies sin previa autorización de la Dirección General de Arbolado Urbano (DGARB) .
Tratamiento
Todos los árboles dispuestos sobre la ciudad que conforman el arbolado público reciben el mismo control y tratamiento. En el caso del árbol frutal, por disposición de la Ley de Arbolado una vez plantado no puede ser podado, destruido ni erradicado. Según indican desde Espacio Público, lo que se intenta evitar es la propagación de especies con frutos carnosos por los problemas que ocasionan en cuanto a la higiene y la seguridad en la circulación.
En la ciudad de Buenos Aires hay 5558 árboles frutales en veredas y espacios públicos, el ranking lo encabeza la palta, con 1283 ejemplares
La última medición realizada en el 2011 por la Dirección General de Arbolado arrojó que en la ciudad de Buenos Aires hay asentados 5558 árboles frutales en veredas y espacios públicos. De los aproximadamente 380.000 árboles que hay en la ciudad, el 1,49% de ese total lo componen frutales.
El árbol de palta se coloca en la cima el ranking con 1283 ejemplares , luego le siguen especies como los nísperos, limoneros, moras, naranjos agrios, olivos y naranjos dulces, entre otros. La distribución por comunas es variada. La mayor cantidad de ejemplares se conserva en los barrios de Liniers, Mataderos, Parque Avellaneda, Floresta y Villa Luro.
Una experta del Jardín Botánico explicó a LA NACION que los árboles frutales no son convenientes para una ciudad como la de Buenos Aires. "No hay especies de árboles frutales que en nuestro clima funcionen bien, se apestan fácilmente como les pasa a los naranjos", aseguró. "El níspero es muy sucio, son árboles persistentes, la hoja cae en invierno y las veredas quedan oscuras", observó. Además explicó que los únicos lugares aptos para plantar este tipo de especies serían corredores verdes, como plazas, lugares sin uso o sitios linderos a las vías del tren.
La autora de la nota sufrió una reacción alérgica tras probar un naranjo amargo del Parque Thays
"El espacio público de la vereda no es para cosechar fruta, para eso funcionaría mejor un huerto comunitario en el que cada uno pueda cultivar las especies que quiera, cosecharlas y tratarlas como corresponde a cada una", opinó el presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica, Carlos Alberto Larreguy, y agregó que en términos de contaminación ambiental no es conveniente plantar árboles frutales en las veredas de la ciudad, ya que la misma polución que hay en aire podría terminar perjudicando la salud de quien consuma el fruto del árbol.
Experiencia personal
Pocas horas después de probar un naranjo amargo de Parque Thays, la autora de la nota sufrió una reacción alérgica que en menos de un día se extendió a todo el cuerpo.
Después de suministrarle dos dosis de corticoides y realizarle los estudios correspondientes, especialistas médicos determinaron que la causa de la erupción podría estar vinculada al naranjo. La alergia llegó a su fin luego de una semana, gracias a antibióticos y cremas que surtieron efecto y calmaron el brote.
Por Florencia Gagliardi