Se esperan más lluvias y más frecuentes
Además de contribuir a mitigar las causas del cambio climático, cada año más influenciado por los efectos de la concentración de población en los grandes conglomerados urbanos, la ciudad de Buenos Aires debe asumir la empresa de adaptarse a los desafíos que se están produciendo y continuarán por varias décadas aunque se logren -y se cumplan- acuerdos internacionales para reducir radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las evaluaciones que se vienen haciendo en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) indican que deben esperarse cambios en la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos del tiempo. Esto incluye precipitaciones severas en varias regiones.
El informe del IPCC de 2013 dice que los cambios en las precipitaciones no serán uniformes y que son más las regiones donde han aumentado que aquellas en las que han disminuido. También indica que la reciente observación de tendencias crecientes en las precipitaciones extremas y la descarga en las cuencas, implica mayor riesgo de inundación a escala regional.
En realidad, el IPCC no hace pronósticos, sino que analiza las posibilidades en distintos escenarios. Para el caso de la ciudad de Buenos Aires, es probable que aumente la precipitación media.
Las condiciones naturales de la ciudad no son modificables y claramente nos colocan en una situación vulnerable ante el cambio climático. Estamos en una llanura que acumula agua cuando llueve. Estamos también a orillas de un gran río cuyo nivel crece empujado por el mar. Pero podemos reducir la exposición de la población a la vulnerabilidad, que siempre castiga más fuerte a los sectores de ingresos bajos. Cuando se anunció una gran lluvia sobre Nueva York se cerraron los subterráneos. Para ello se requieren políticas y obras de adaptación. En esas mismas semanas, con un diluvio sobre Buenos Aires, un electricista del subte fue enviado a los rieles para verificar la situación y murió electrocutado.
Hace falta que comprendamos el problema en su cabalidad y que tomemos las medidas para enfrentar situaciones que antes no se presentaban. Con el cálculo sobre lo que ha ocurrido antes, no se podrá proyectar la solución para lo que seguramente sobrevendrá.
El autor es embajador, experto en cambio climático.
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