San Lorenzo, a Boedo: los vecinos del barrio se debaten entre la pasión y las dudas por el cambio
"En esa esquina, había un bar; ahora hay un banco. En esa otra, había una cafetería; ahora hay un lavadero de autos. Cuando se fue San Lorenzo , esta zona de Boedo dejó de ser un barrio y se convirtió en un lugar de paso", comenta Jorge Silva, de 48 años, mientras fuma un cigarrillo en la esquina de la avenida La Plata y Balbastro, a metros del predio donde hasta hace unos 30 años estaba el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, y a donde posiblemente vuelva si la Legislatura porteña logra aprobar el proyecto de rezonificación que fue sancionado -en primera lectura- esta mañana. A una cuadra, sobre la calle Avelino Díaz, unos 10 hinchas con la remera de su club puesta y sin barbijo toman cerveza y festejan la decisión del poder legislativo. Para ellos, hoy es un día de fiesta. Pero no todos los vecinos están de acuerdo. Claudia, de 55 años, quien prefiere resguardar su apellido, cruza de vereda para no coincidir con los simpatizantes, y comenta a LA NACIÓN que teme que la zona se convierta en un caos si la cancha vuelve a su lugar de origen.
El retorno de San Lorenzo a Boedo se discute hace años, pero hoy, luego de que la Legislatura diera el primer visto bueno, el tema tomó una especial relevancia entre los vecinos. Para muchos, la vuelta del club implicaría una mejora en la realidad social, cultural y edilicia del barrio -según el proyecto que se discute, además de la construcción del nuevo estadio ,se abrirá una escuela, oficinas gubernamentales, comercios, edificios de servicios públicos y un espacio verde–. Otros vecinos, sin embargo, temen que el regreso del club produzca inseguridad y bullicio.
"Vivir cerca de un estadio tiene mala fama, pero la realidad es que los partidos se juegan solo dos veces al mes. El resto de los días, va a ser un club como cualquier otro. Creo que tenerlo cerca le va a hacer muy bien al barrio", opina Matías Cervelo, de 28 años, desde el lado interno del mostrador de su pollería, a media cuadra del predio en donde se construiría el nuevo estadio. El joven vive desde que nació en Boedo, pero por su edad no llegó a conocer la sede original de San Lorenzo, el club del que es hincha. "Todo lo que sé de la sede original lo sé por los cuentos de mis papás y mi abuelo, que lo extrañan mucho", comenta. Cuando San Lorenzo se mudó a Bajo Flores, el terreno fue adquirido por Carrefour. La empresa montó ahí un supermercado, que, según estiman los vecinos, cerró de manera definitiva hace un año y medio. Luego, el terreno volvió a ser comprado por San Lorenzo, que todavía no obtuvo los permisos necesarios para construir.
Para Germán, de 47 años, también vecino de la zona desde que nació, la posible vuelta del club le inspira nostalgia. "Yo iba a la colonia de vacaciones del club e iba todos los viernes con mi papá. Ahí no solo se jugaba al fútbol. Había todo tipo de actividades y deportes. En el club se vivía, se formaban parejas, amigos; era el centro social del barrio", recuerda.
A pesar de que para muchos vecinos, hinchas y no hinchas, la posible vuelta del club trae consigo los recuerdos del barrio que añoran, para otros, el hecho de que la legislatura porteña haya aprobado, en primera lectura, la rezonificación de San Lorenzo es una mala noticia. "Prefería tener cerca el supermercado –manifiesta Graciela, de 40 años, que es empleada pública–. La semana pasada, los hinchas hicieron una marcha y estuvieron haciendo ruido hasta tarde. Quiero que el barrio se mantenga tranquilo".