San Isidro: las casonas y quintas centenarias que salieron a la venta durante la pandemia
En las antiguas calles alrededor de la Catedral de San Isidro casi una decena de quintas y casonas pertenecientes a familias tradicionales del partido hoy ostentan carteles de venta, especialmente desde que comenzó la cuarentena. ¿A que se debe esta tendencia a desprenderse de inmuebles patrimoniales? ¿Dónde están ubicadas? ¿Cuándo se construyeron? ¿Hay interesados? ¿Están protegidas por ley o pueden ser demolidas?
Donde la Avenida del Libertador se angosta llegando a Primera Junta, un extenso muro blanco oculta una residencia colonial de 140 años de antigüedad, la Quinta Santa Rita. Silvina Señorans, una de sus propietarias, cuenta que esta sería la primera vez que cambiaría de manos ya que siempre fue de su familia, descendientes de su primer dueño, el médico Juan Manuel Obarrio, uno de los fundadores del Club Náutico San Isidro. "Mi abuelo Juan Manuel vivía con nosotros en Las Heras 2131 y veníamos a pasar los tres meses de verano junto mis tíos y primos", recuerda Señorans.
Hoy a través de las celosías de madera se observa muy bien conservado un dormitorio de época, con cama de madera, reclinatorio y lámparas a gas.
"Tipo antiguo campo, 13 ambientes en una sola planta a galerías y al jardín con vista al cielo. Impresionante pulmón de manzana, con centenaria y frondosa arbolada, gran cantidad de palmeras antiguas y pileta de natación en un lote de 1670 metros cuadrados", dice la Inmobiliaria Toribio Achával, una de las que ofrece el inmueble en la web con un valor de 1.700.000 dólares.
Pilar Rodríguez Loredo, broker de esa inmobiliaria brindó a LA NACION un listado de inmuebles en venta dentro del Casco Histórico de San Isidro y explicó que son casas muy costosas de mantener. "Eran para grandes familias que vivían todos juntos y ahora no se las pueden quedar uno solo de los herederos. La gente busca viviendas más chicas".
Por su parte, desde el municipio, Diego Augusto, subsecretario de Planeamiento Urbano, explica que "si bien los propietarios tienen un descuento en algunos casos de hasta 50% en la tasa municipal, ARBA les cobra el impuesto inmobiliario de acuerdo a la superficie de terreno".
Según fuentes del mercado del Real Estate, ARBA llega a cobrar hasta 300.000 pesos anuales a quienes posean una residencia histórica. De ahí que varias casonas salieran en venta durante los últimos meses.
Otra familia tradicional y numerosa de San Isidro que vende su propiedad son los Beccar Varela. En 25 de mayo al 700, y por 980.000 dólares, se levanta un inmueble de estilo del año 1860 al cual habría que poner en valor y que sería ideal para transformarlo en un hotel, un restaurante o un museo, explican desde Anchorena Propiedades. Frente a la Catedral, en la Plaza Mitre, en Ituzaingó al 600, por 1.250.000 dólares Guanziroli ofrece una casona con patio y aljibe que fue reciclada recientemente para ser transformada en hotel.
Detrás de esa vivienda, en la calle Almirante Brown al 600, se observa a lo alto de la barranca otra imponente construcción de época color blanco con balaustrada y vista parcial al río cuyos primeros propietarios fueron los Durini, dueños del palacio San Souci, en San Fernando. Julie Fortabat, de la inmobiliaria que la ofrece, explica el fenómeno de la venta de casas antiguas en el hecho de que los dueños insisten en venderlas para irse a vivir al Uruguay. "Pero lamentablemente en este país en quiebra no hay interesados en ese tipo de inmuebles".
En Martín y Omar al 800, en un cul de sac está en venta por 2.400.000 dólares una casa de 1868. La ofrece Bezruc y posee, entre otras comodidades, máster suite con vestidor y vista al río, jardín plano y aterrazado con pileta, jacuzzi con vestuario en la barranca, un patio colonial con parrilla y cochera cubierta para cinco vehículos, además una casa aparatada con para huéspedes.
De todos modos también hay familias que apuestan a conservar sus casas. Es el caso de Los Naranjos, que si bien estuvo un tiempo en venta, ahora, su propietaria Diana Lebenson asegura que no se vende. Lo mismo sucede con la de los Perkins Anchorena, La Porteña, donde vivió y murió Luis Vernet, el primer gobernador de Malvinas.
El futuro de las viviendas históricas sanisidrenses
Los orígenes de las viviendas históricas de San Isidro hay que remitirlos a los primeros pobladores, familias adineradas de la ciudad de Buenos Aires, quienes desde el final del siglo XVIII hasta principios del XIX transformaron la zona de chacras y huertas en quintas de verano. Jorge Lima González Bonorino, historiador de San Isidro, explica que muchas familias venían desde el Centro. "Primero usaban sus propiedades como quintas atraídos por la costa del río, la vegetación y la tranquilidad, pero luego se fueron quedando a vivir".
González Bonorino, que nació en el partido y hoy tiene 81 años, recuerda que eran tierras pertenecientes a la Iglesia y que recién pasan al Municipio cuando se crea, en 1850. "Empiezan a edificar casas como la gente ya que las que tenía la Iglesia eran muy elementales", agrega.
Eran grandes ya que eran familias muy numerosas de al menos nueve hijos. Tenían un patio central, aljibe, azotea, galerías y jardines con limoneros, naranjos, camelias y rosales, típicos de la Belle Epoque.
Para saber el nivel de protección que tienen y la posibilidad de transformarlas en futuros emprendimientos debe tenerse en cuenta si están dentro del Área de Preservación, explican desde la Municipalidad de San Isidro. Esa zona está delimitada por el área comprendida entre la calle 25 de mayo hasta Lasalle y desde Primera Junta a Sáenz Peña. "Se trata de unas 23 manzanas en las cuales la mayor parte de las casas tienen protección integral, es decir de fachada, o de línea de borde, aunque en algunos casos el inmueble también está protegido. Así lo establece la Ordenanza 7828 y lo reglamenta el Decreto 1313 del 2002 en el cual se categorizan las viviendas del Área de Preservación".
Dada su ubicación, las residencias antes mencionadas están en esa zona. En la mayor parte de los casos quien las compre puede realizar modificaciones en el interior pero no en el frente ya que debe ser conservado. Podrían ser utilizadas como hoteles boutique, oficinas, galerías de arte, restaurantes o museos, y no mucho más.
"Son las propias familias tradicionales de la zona que no quieren flexibilizar el código urbanístico lo cual permitiría que fueran más atractivas para los desarrolladores", indicaron fuentes del municipio.
Si bien para los vecinos el Área de Preservación es el Casco Histórico, en realidad este último abarca una zona más amplia. Desde la Avenida Centenario hasta Lasalle y desde Primera Junta a Sáenz Peña. Es decir que si un inmueble está dentro del Casco Histórico pero no dentro del Área de Preservación puede ser demolido para crear, por ejemplo, una vivienda multifamiliar, previa autorización del municipio.
San Isidro tiene dos inmuebles históricos propios que fueron transformados en museos. Por un lado otra de las casas de los Beccar Varela que fue donada por la familia al municipio y que hoy es la Quinta Los Ombúes. Por otro lado el Museo Pueyrredón, creado en la residencia del Brigadier General Juan Martín de Pueyrredón.