Retiro: prórroga tras prórroga, Néstor Otero sobrevive
Retiro, la estación terminal de ómnibus más importante del país, tiene su contrato vencido desde 2016. Se sucedieron llamados para una nueva concesión mediante un decreto de Cristina Kirchner, firmado también por Florencio Randazzo, en 2015, y luego dos licitaciones rubricadas por Guillermo Dietrich. En cada una de estas normas se contaban por decenas las causales para la rescisión del contrato. Pasaron cuatro años y TEBA, la concesionaria del poderoso Néstor Otero, se mantiene al comando, prórroga tras prórroga. Nadie pudo explicar jamás en el gobierno de Cambiemos las razones por las que el empresario, que estuvo detenido en la causa de los cuadernos de las coimas, sigue a cargo del neurálgico lugar.
La mayoría de los comercios de la terminal, excepto seis viejos inquilinos, están relacionados con Otero y sus familiares o allegados. El empresario estuvo detenido en la causa de los cuadernos por haber entregado US$250.000 a Nelson Lazarte, un secretario de Roberto Baratta, el 3 de junio de 2015. El 21 de agosto de 2018, cuando se allanaron sus domicilios, se secuestraron un revólver marca Doberman y un pistolón tiro a tiro de dos caños superpuestos calibre 32, marca Rexio modelo Super, ambos sin documentar. No fue todo. En otro domicilio la policía encontró tres cajas fuertes en las que había un millón de dólares y otro millón, pero de pesos.
Nada lo movió de su lugar de privilegio en Retiro. Dicen que siempre fue amigo de poner dinero en las campañas políticas de quien se lo pida. El hombre cree en la construcción política y aporta. Ya lo hizo alguna vez con Ricardo Jaime, cuando era su regulador y el que le extendió la concesión hasta 2016. A él le pagaba el alquiler de un departamento sobre la Avenida del Libertador.
Nada parecía indicar que Cambiemos iba a mantener ese contrato vigente. Entonces empezaron a crecer sospechas en la relación del empresario con los funcionarios de Mauricio Macri. Quizá las explicaciones estén en la Terminal Dellepiane, un edificio situado en la zona sur de la ciudad que casi no tiene uso ni demanda. Otero la construyó con un crédito del Banco Ciudad. En 2017, Terminales Terrestres de Argentina (TTA) tenía una deuda de $13,2 millones con el Banco Ciudad, pero esa acreencia se redujo y ya está en $1,9 millones. A veces el tiempo y la posibilidad de explotar un contrato son la mejor manera de asegurar el pago de una deuda.