Reclamo de los vendedores trasladados a Once
Piden que el galpón se publicite más porque no entran clientes; algunos vuelven a la calle
Dos meses atrás, un grupo de manteros que habían sido desalojados de la avenida Avellaneda se mudaba con su mercadería a cuestas a un galpón de Once. La idea de trabajar de manera legal los entusiasmaba. Pero por ahora los resultados no son los esperados: pocos compradores ingresan en el predio. Ante esta situación, algunos de los comerciantes dejan de asistir a sus puestos o se retiran antes de que cierre el paseo, para volver a instalarse en la calle.
"No pasa nada", afirma Margarita Zamorano, de 63 años. Está sentada, como escondida, detrás del tablón donde expone sus mates. Dice que nadie, "absolutamente nadie", recorrió esa mañana el galpón de la calle Perón al 3000 con intenciones de adquirir alguno de sus productos o los de sus compañeros. La mujer siente "frustración". Aunque el Paseo Comercial Once cierra a las 18, ella se retirará a las 14. "¿Para qué me voy a quedar?", se pregunta.
Si bien el predio cuenta con 252 puestos, de los cuales -según datos oficiales- están ocupados 204, LA NACION encontró que alrededor de la mitad de los puntos de venta bajo el tinglado se hallaban vacíos; afuera, en el playón, sucedía algo similar. Los comerciantes dicen que sus compañeros asignados a esos lugares "ya no quieren ir porque no venden". Y agregan que, para obtener dinero para comer, "vuelven a deambular como manteros en la calle" en algún punto de la ciudad.
Juana haría lo mismo si fuera más joven, reconoce ante LA NACION. Un largo y profundo suspiro describe cómo se siente. "Yo pensé que esto funcionaría. Es un lugar cerrado, no estamos expuestos al clima y es más seguro, pero me preocupa la situación. Para venir nos pidieron que pagáramos el monotributo social, que son poco más de $ 200, pero ese dinero no se produce acá", dice la mujer. Lo poco que vende, si es que ocurre, apenas le alcanza para pagar el pasaje de regreso a su casa.
Benjamín Orbegoso resalta: "Vamos a cumplir tres meses y sólo vendí cinco camperas". El hombre aclara que tanto él como sus colegas quieren quedarse en este predio, pero la ausencia de compradores "pone en peligro la fuente laboral". Agrega que mantuvieron una reunión con funcionarios porteños. "Nos pidieron tiempo para reforzar la seguridad y, sobre todo, para enfatizar la publicidad de este espacio", comenta el vendedor.
Ante la consulta de LA NACION, fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño dijeron que se está realizando una campaña de comunicación para fomentar el tránsito y las ventas en el Paseo Comercial Once. "Queremos que los vecinos se acerquen, es por esto que estamos difundiendo a diario la información en diferentes medios con el objetivo de lograr más concurrencia", expresó Eduardo Macchiavelli, responsable de la dependencia.
José Martínez casi no tiene mercadería que vender. Le confiscaron parte de la vestimenta en marzo, cuando se realizó el operativo para despejar la avenida Avellaneda, en Flores. Y tampoco puede comprar más insumos porque no tiene ingresos. Las semanas transcurren y muchas de las ventas actuales surgen de la solidaridad entre los colegas, que negocian entre ellos sus productos.
Los pasillos del paseo comercial son poco concurridos. Cada tanto se percibe algún curioso que se acerca a ver qué se vende en el galpón. Pero muchas de las personas que pululan por allí son los propios comerciantes. Se juntan a tomar mate, a conversar.
"A la tarde junto mis bártulos y me ubico en cualquier huequito que encuentro en Once. Necesito comer", confía un hombre, que pide mantener en reserva su identidad para no perder su lugar en el galpón.
¿Más manteros?
Los vecinos de Once dicen que hay más manteros. "Se nota en las calles transversales a la avenida Pueyrredón, al costado de la terminal de trenes y en la plaza Miserere", explica Gloria Ortiz, que vive en la zona.
Otra mujer asegura que los vendedores callejeros que hace tiempo trabajan allí "les alquilan parte de sus tablas a los recién llegados". En Sarmiento al 2700, los comerciantes que alquilan locales también perciben más puestos callejeros.
Según las últimas cifras relevadas por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en mayo había 1702 manteros en Once, 92 más que durante el mes anterior. Habrá que esperar los resultados de junio.