Reabrió Retiro: llegadas y partidas paulatinas, reformas y mayores controles, la nueva realidad de la principal terminal de ómnibus de la ciudad
En marzo de 2020 cerró por las restricciones impuestas por la pandemia y luego entró en un proceso de renovación
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El último libro de Gabriel Rolón que tenía en exhibición no era el último de ese autor. Y las predicciones para 2020 de la astróloga Ludovica Squirru ya habían quedado viejas y durante meses acumuló tierra y telarañas junto a una pila de otros ejemplares y revistas desactualizadas. “Tengo que tirar mucho de lo que tengo acá. Hay que ir abriendo de a poco, al ritmo de lo que vaya ocurriendo con el ingreso de pasajeros”, explica Cristian Kischner, mientras termina de embolsar parte de la mercadería que irá a parar a la basura.
Ese kiosco de revistas que se encuentra en la zona de arribos y partidas internacionales de la terminal de Retiro estuvo abierto sin interrupciones desde 1983, cuando el padre de Kischner lo abrió por primera vez, hasta marzo del año pasado. Por esa fecha, comenzaron las restricciones de circulación para prevenir la expansión del Covid-19 y, más tarde, la estación entró en un proceso de renovación y mejora. Hoy, en las primeras horas de su reinauguración, Kischner empieza a sentir lentamente el latido de la principal terminal de la ciudad. “La idea es abrir progresivamente a medida que la gente empiece a llegar. Volveré el sábado para ir midiendo”, cuenta.
Más de un año después del cierre total y con la terminal Dellepiane concentrando la mayor actividad de ómnibus de corta y larga distancia, Retiro reabrió para comenzar a recibir servicios en forma paulatina. En los primeros días serán entre 70 y 100 arribos y partidas que, por protocolos sanitarios, se dividirán por franjas horarias, según informaron desde el Ministerio de Transporte. Entre las 15 y la medianoche será el turno de las unidades que parten desde la Capital; de 4 a 12 lo harán aquellas que ingresan y entre el mediodía y las 15 no habrá servicios.
Esta modalidad se adapta a las disposiciones vigentes que rigen para la circulación en todo el país. La ciudad tiene un movimiento diario de unos 130 servicios entre arribos y partidas que comenzaron a ser derivados a Retiro. Dellepiane seguirá en funcionamiento durante un tiempo hasta que se produzca la transición total de servicios. Luego será decisión del gobierno porteño continuar con el uso.
“Teníamos destino hacia Dellepiane, pero nos informaron que veníamos a Retiro porque abrían hoy”, indica el prefecto Facundo Spagnolo, que viajó desde Corrientes junto a su compañero, Adrián Dalmolín, para hacer una escala en Buenos Aires rumbo al sur donde se reincorporará a la Prefectura Naval. “Encontramos una terminal normal, muy cuidada, no hay mucho para decir sobre su estado, el mantenimiento es muy bueno”, dice, sorprendido, al enterarse de que a Retiro la catalogaban como una terminal abandonada o detenida en el tiempo.
Dellepiane se irá apagando lentamente a medida que transcurran los días y caiga el flujo de pasajeros. El operativo Detectar que funcionaba allí se levantó hace algunas semanas para redistribuir los recursos en las unidades de testeos móviles que comenzar a circular por los barrios vulnerables. Aún no hay confirmación si se instalará o no un dispositivo similar en Retiro.
También hay trabajadores que se mudan del sur al centro de la ciudad para volver a sus puestos originales luego de ser relocalizados por el cierre de la terminal principal. “Por ahora se ve poco movimiento, pero hay que darle tiempo, que la gente se vaya dando cuenta que abrió de nuevo”, analiza Epifanio Ramírez, que desde hace 36 años trabaja en un café de Retiro. En el salón que está frente al puesto que atiende hay dos personas en una soledad abrumadora: es una proyección de lo que ocurre en los pasillos y los andenes que, por el momento, no tienen mucha actividad.
Los comerciantes van apareciendo de a poco para poner en condiciones la mercadería, como ocurre con Kischner. Hay locales vacíos, con valijas y maniquíes desordenados, algunos con luces apagadas y tazas que recuerdan el paso por Buenos Aires y otros souvenirs que acaparan las estanterías. Algunos sectores fueron retirados en la remodelación, como lo baños que daban al puente 3, que ahora luce un amplio pasaje para conectar a los pasajeros con los andenes. Allí funcionará, por el momento, el único ingreso a la terminal si se llega en vehículo particular o taxi. En tanto, la rampa sobre la avenida Antártida Argentina es la alternativa peatonal ya que el caracol pegado al acceso hacia la villa 31 estará cerrada.
Los pasajeros que deben tomar un ómnibus para salir de la ciudad deberán ingresar por la rampa descubierta o el puente 3; en tanto que quienes arriben a la terminal deberán descender de las unidades e ingresar al hall central por el acceso al puente 4. Una vez dentro podrán salir por la rampa o el puente 3. Además para ordenar la circulación en las plataformas, se dispuso que los ómnibus que parten lo hagan desde la dársena 1 hasta la 36, en tanto que desde la 39 hasta la 64 estarán reservadas para los servicios que arriben a Retiro.
Las obras de mejora y remodelación comenzaron el año pasado en la gestión del fallecido exministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni. Incluyeron la instalación de nuevas escaleras mecánicas y ascensores, más de 60 cámaras de seguridad y diez domos 360°, iluminación led, sanitarios, reacondicionamiento del sistema de protección contra incendios y luces de emergencia.
Al considerar el contexto de pandemia en el que se da la reapertura se ubicaron agentes en los accesos a la terminal para medir la temperatura de los pasajeros. Las fuerzas de seguridad tendrán mayor presencia en las instalaciones. “Hoy estamos acá, pero nos irán trasladando de acuerdo a la necesidad. Quizás mañana vayamos a Dellepiane y luego volvemos a Retiro”, explica un agente que se esfuerza para controlar a un perro que lo ayuda a custodiar el lugar. “Es de seguridad”, aclara, mientras el animal ladra y amenaza con atacar.
En la reapertura de la terminal también hubo espacios para los reclamos que un grupo de trabajadores realizó ante la TEBA SA, la concesionaria del espacio. Según explicó Ariel Parra, delegado del Sindicato de Empleados de Comercios, la empresa mantiene una deuda con 180 empleados de mantenimiento, limpieza, torre de control, seguridad y estacionamiento por sueldos atrasados desde mayo y aguinaldo del año pasado. El gremio mantiene una medida de fuerza con el cese de actividades por tiempo indeterminado hasta obtener una respuesta de la firma.